Extra II.

8.5K 1.1K 761
                                    

Un hombre de aspecto desarreglado y algo andrajoso corría despavorido, era más de media noche, había charcos de agua por la reciente lluvia y el callejón donde se encontraban estaba sumergido en una profunda oscuridad, aparentemente no había salida. Su respiración era acelerada, se encontraba alerta a cualquier sonido, sabía que esos peligros hombres estaban cerca. En ese momento se maldecía por no tener a la mano alguna escoba o traslador para escapar.

Sin mirar atrás siguió avanzando, pero parecía que el destino no estaba de parte del mago, pues había llegado a un lugar sin salida.

—Yo que tu dejaría de escapar y complicar más las cosas—sonó una voz detrás del hombre.

Dentro las sombras surgió un joven, llevaba puesta una linda gabardina negra con una elegante bufanda roja.

—¡Púdrete!—gritó el hombre alzando su varita.

El joven de enfrente suspiró—Mi esposo está muy molesto por haber interrumpido nuestra luna de miel. Así que sólo ríndete, no querrás enfrentarlo, créeme...

—No le tengo miedo a ti, a tu esposo o al ministerio de magia—bramó con fuerza, aunque sus palabras estaban llenas de amenazas era claro el temblor en su cuerpo. Su mano temblaba mientras sostenía una varita, parecía listo para atacar.

—Bueno, pero yo te lo advertí.

—Estás loco si piensas que iré a ese horrible lugar. ¡Me rehúso a ir a ese infierno!

El joven le contestó con voz neutra—No se trata de si quieres o no ir a prisión. Mataste a muchas personas, debes cumplir tu sentencia, Azkaban es el único lugar al que perteneces.

—¡Antes muerto!

Un repentino ruido alertó a las dos figuras del callejón, el joven de gabardina negra miró en todas direcciones, pues si un muggle los viera en ese momento las cosas se complicarían. Para su sorpresa se trataba de una pequeña niña que parecía aterrada, no parecía tener más de siete años. Esta se encontraba detrás de un bote de basura mientras trataba de esconderse.

Como si el hombre de figura desaliñada viera una gran oportunidad de la situación apresuró sus pasos hasta alcanzar a la menor. De forma rápida la tomó del brazo y colocó su varita en el cuello de la pequeña niña.

—¡Un movimiento en falso y la aniquilo!

Como respuesta se escuchó el llanto de la menor, estaba aterrada, sus lágrimas fluían sin cesar y su rostro estaba rojo.

Wei Ying alzó ambas manos—Deja a la niña, no ha hecho nada.

—¡Suelta tu varita!—Exigió el hombre sin aflojar su agarre en la menor, que no dejaba de temblar por el miedo.

WuXian frunció el ceño y lentamente soltó su varita—Ya está—anunció mostrando sus manos vacías—Ahora déjala ir...

Al ver que Wei Ying se encontraba desarmado el hombre sonrió, una mirada de victoria cruzó por su rostro. Riendo de forma burlesca arrojó a la pequeña niña lejos y apuntó a WuXian.

—Eres un imbécil. Salvaste a esa insignificante muggle pero a cambio perderás la vida.

A pesar de esas palabras Wei Ying se veía relajado, más al notar que la menor ya no estaba en peligro. —Eres una basura—murmuró el de ojos grises.

—¡Repítelo si puedes!—El hombre alzó su varita, estaba a punto de lanzar un hechizo pero antes de poder hacer otro movimiento un ataque lo terminó noqueando.

WuXian suspiró y se acercó al cuerpo—Eres una basura y un estúpido. Te dije que no pusieras las cosas más difíciles—murmuró moviendo el cuerpo inconsciente con el pie. Con una sonrisa giró su cuerpo para recoger su varita y mirar la alta figura que surgió de entre las sombras—Lan Zhan, con desarmarlo bastaba, ahora tendremos que cargarlo para llevarlo al ministerio.

El Chico De RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora