VI. ''𝔶𝔬𝔲𝔯 𝔭𝔯𝔦𝔰𝔬𝔫𝔢𝔯''

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Pasaron minutos así, Bam sobre el fino cuerpo del ojizarco, sintiendo como su pecho se levantaba con dificultad queriendo recuperar algo de aliento. La respiración era entrecortada, el peso sobre su caja torácica era descomunal en ese momento, estuvo sobre sus manos y rodillas tomando todo lo que el hombre de ojos dorados impregnaba con fuerza sobre su ser.

Estaba exhausto.

Cerró por un momento sus ojos para poder recuperar fuerzas.

Necesitaba sangre.

Se limitó a acariciar los cabellos marrón oscuro de Bam mientras estos emanaban su olor, solo con eso sintió que podía estar bien. El calor del joven era abrazador. Desde su posición podía observarlo pestañear lentamente. Era hermoso, vaya que lo era. Los humanos están llenos de vida, con un corazón latiente y sabrosa sangre corriendo por sus venas. Agudizó sus sentidos vampíricos para escuchar esa melodía proveniente de los conductos de su cuerpo conduciendo el líquido carmín.

El joven castaño, por otro lado estaba impaciente. Cada que podía miraba con disimulo en el espejo sus cuerpos desnudos. Jugaba con sus doradas pupilas sobre las largas piernas de Khun, lo pálidas y delicadas que eran... El efecto no duró mucho al recordar que estaba atrapado en un castillo en quién sabe donde con quién sabe quién. No conocía al ser bajo su cuerpo, más ya había fornicado con él. Se sintió culpable al haber roto tantas reglas en menos de un día. Tenía que regresar al convento, sin el vampiro, pero por lo menos con vida.

Pasaron cinco minutos y encontró el momento perfecto para librarse del cansado vampiro que yacía en la cama, sudado y con sus mejillas rosadas, respiraba agitadamente sobre la fina tela que cubría el colchón.

Recogió rápidamente sus prendas sin hacer mucho ruido, vistiéndose lentamente no pudo evitar sumergirse en sus pensamientos. Sentía que estaba entrando en otra trampa.

¿Cómo era posible que no se diera cuenta un ser sobrenatural sobre sus segundas intenciones?

Khun parecía ser un vampiro inteligente y sagaz. Pero al mismo tiempo imbécil e ingenuo. Desde su primer encuentro juraba que éste era otro vampiro y el que lo atacó en el bosque uno completamente diferente. No entendía si era su mera naturaleza o su genética. La familia del peliazul era temida y respetada, hasta por los mismos caza-vampiros. Preferible no buscar problemas con ellos recordaba a sus superiores decirle.

Guardaría sus dudas para cuando se encontrase con su maestro y compañeros. Especialmente con Rachel, que por cierto debía estar un poco preocupada por él. Era ella la que lo recibiría en el convento de Magadán para luego viajar a Roma con el vampiro. A pesar de eso, sentía más desesperación por volver con su maestro que por su rubia amiga. Esta solía mostrar ambigüedad con él, puesto a que ambos se peleaban por ser el segundo al mando de Ha Jinsung.

Abrió la puerta de la habitación con sumo cuidado mientras observaba los movimientos del vampiro sobre la cama, que por sorpresa seguía dormido. No encontró por ningún lado su ballesta así que debía investigar el castillo para encontrarla, quien sabe con que creaturas del bosque se encontraría si lograba salir del maldito lugar... o del mismo castillo. Nada le garantizaba que solo estaban ellos dos.

Fuera del acalorado cuarto, descubrió los gélidos colores del corredor largo y majestuoso de la fortaleza. Adornados retratos de otros vampiros con miradas igual de heladas que los muros. Una lámpara de techo con dos velas encendidas. El lugar parecía abandonado, descuidado y con polvo. Cada paso que daba sobre larga alfombra desplegaba mas sensaciones de ansiedad. Puertas y mas puertas, no sabia en que momento le saltaría una bestia para comérselo. Todas ventanas sin cortinas dejando entrar la leve luz del sol, una que cualquiera confundiría con luz de luna, no es que fuese a matarlos, pero era molesta; eso es todo. A diferencia de la falsa creencia que la luz del sol mataba vampiros, era una flecha de plata con agua bendita directamente estacada en el corazón lo que los abatía por completo. A veces solo bastaba la flecha o el agua para debilitarlos y huir. Bam disponía de la primera, y sus intentos por buscarla se vieron frustrados al adentrarse en el confuso y grande lugar. Debía ser sigiloso, como ya pensó mas de una vez... no sabía si estaba solo, y si todos los vampiros actuarían igual que Khun. El lugar estaba en silencio, ellos son diurnos después de todo.

lusty blood; bamkhun ❗ DESCONTINUADAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant