IX. ''𝔤𝔬𝔡𝔰 & 𝔪𝔬𝔫𝔰𝔱𝔢𝔯𝔰''

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Tal como lo había deseado, los sonidos lascivos que salían de esos labios hacían eco en el salón, los dulces lamentos del vampiro eran provocadores y dejaban deseando más. Las paredes de hielo se derretían con el calor de sus jadeos.

Bam sentía que perdía poco a poco el control. No era la primera vez que follarían, pero ahora sentía algo diferente, una atracción física innegable. Un sentimiento genuino. Era imposible ocultar la creciente lujuria. Eran dos cuerpos uniéndose en el frenético deseo envolviendo sus almas.

Todos los poros de su piel, cada latido de su corazón rogaban recibirlo. Todavía sobre el piano y con sus piernas abiertas, Khun yacía retorciéndose ante la lengua traviesa de su amante. Lo estaba estimulando agitadamente como si fuese la primera vez. Masturbándolo, él subía y bajaba su mano en un ritmo efusivo.

El peliazul gemía subiendo de tono en momentos en los que juraba que tocaría el cielo. Era mucho para él. Arañaba con fuerza la fina madera del instrumento haciéndola añicos. Era claro que si seguían así, el piano iba a terminar destrozado.

Así que se deshizo de toda prenda que el vampiro pudiese llevar encima. Su fino cuerpo yacía desnudo sobre el marrón oscuro de la madera, en el color lechoso de su piel resaltaban con orgullo los chupetones y mordidas que hace no menos de un segundo Bam había dejado. En la calentura del momento, el joven le habría propinado una mordida en su muslo derecho. Lucía bonita y poseía un tierno color violeta. Se sentía complacido con el paisaje que tenía en frente, más que eso la impaciencia crecía en él de manera acelerada, así que luego lo alzó a horcajadas alejándolo del instrumento. Khun hizo un mohín, la erección de Bam rozaba su entrada estimulándolo. No podía esperar más.

Dos cuerpos exigiendo su encuentro.

—Tranquilo... —susurró contra su hombro.

—Bam... por qué-

De repente lo puso de espaldas apoyándolo bruscamente contra las teclas del clavicordio provocando un estruendo. Lo ayudó a montar sus rodillas sobre el taburete negro. Después, se alejó un poco para apreciar al desnudo y expuesto cuerpo. Tembloroso y sublime. Con sus extremidades abiertas en par, el castaño podía observar todo. Mientras tanto, el peliazul ya se imaginaba la razón del silencio y moría de vergüenza. Pero aprovechó el momento para moverse de manera provocativa. Bam solo pudo mirar extasiado. Khun era el ser más bello y obsceno que había visto jamás. Diablos.

Sus doradas pupilas se inmergieron en las suaves y redondas nalgas de Khun. Deseó morder y abofetear esa parte de su cuerpo y luego...

—Aaah... Tómame, Bam... —gimió el peliazul alejándolo de sus pensamientos.

— ¿Tocas el piano? —le preguntó cerrando la distancia de sus cuerpos dejando besos en su espalda.

—N-no... —nervioso y enojado, el vampiro giró su cabeza hacia atrás mirando fulminante al castaño— Pero... ¿q-qué pregunta es esa? Estábamos a punto de-

Shhh... Qué impaciente eres... —dijo bajito regalándole una sonrisa traviesa.

Bam pretendía llevar con calma la situación, pero en su mente ya había follado fuertemente e incontables veces al peliazul. Ya no esperaba para penetrar todo el deseo que cargaba, en el húmedo cuerpo de Khun. Le era difícil contenerse y es que... maldita sea éste no paraba de provocarlo. Suficiente tenía ya con verlo en este estado. Sentía temor de quebrarlo y es que solo él sabía que no podría medir su fuerza una vez haya comenzado y ...

Esta vez iba a follarlo de verdad.

..., esta vez iba fornicar con Khun porque su cuerpo lo pedía, porque lo deseaba y anhelaba unir su carne con la de él. El ojizarco desbordaba lujuria en su voz, en sus lascivos movimientos, en su olor, Khun era lujuria.

lusty blood; bamkhun ❗ DESCONTINUADAWhere stories live. Discover now