XIV. "𝔧𝔢𝔞𝔩𝔬𝔲𝔰𝔶"

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Rachel se había tomado unos minutos para deambular por el barco, para "disfrutar" un poco del ambiente festivo que se vivía dentro. El viaje duraba un día, así que sintió que no estaba de más si husmeaba en la fiesta que se celebraba en el salón principal de la primera clase.

El ambiente era cálido y feliz, como nunca antes lo había vivido

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El ambiente era cálido y feliz, como nunca antes lo había vivido. No tenía ni idea de lo que estaban festejando, pero eso no le impidió mezclarse entre la multitud. Era obvio que algunas miradas se posarían sobre ella, su vestimenta era diferente y un algo inusual; usaba un abrigo negro grande y una camisa blanca por dentro con una cruz gigante en el pecho. Sus pantalones de cuero y sus botas destacaban entre todas las mujeres que usaban vestido. Era su uniforme después de todo, no tenía de qué avergonzarse, aún así se sentía diminuta con las miradas de los demás.

Y eso era lo que más detestaba.

"¿Por qué debe afectarte lo que piensen los demás?"

Ella no era menos que nadie, a lo contrario. Era mucho más.

"Rachel... puede que no seas la chica más bonita del mundo. Pero eres especial para mi."

De pronto recordó los ojos dorados que solían irradiarle calor y afecto, los que nunca más volvieron a emanar esa misma sensación.

Los recuerda con claridad.

Lo recuerda con claridad.

El día el que Bam y ella dejaron de ser amigos.

Puede que ahora estén juntos y hablen como si nada hubiese sucedido, después de todo, el deber los obliga. Pero estaba segura de que una vez llegasen a Roma, tomarían caminos diferentes. Una pizca de celos crecía a pasos galopantes en su corazón... el vampiro era ahora el que se llevaba todo ese calor.

Pero no duraría mucho.

Ella es la que guiará a Bam nuevamente a la luz.

Ay no. Con ambas manos se cubrió los ojos, no sabía que diablos sucedía en su cabeza y por qué súbitamente extrañaba la amistad de Bam. Tal vez todo esté ambiente lleno de felicidad la estaba trastornando.

Sus sentimientos eran ambiguos y tóxicos.

Quería verlo arder.

Como a esos vampiros que sacrificaba al oeste de las costas romanas.

Bam nunca sintió apego por ellos, la rubia no entendía por qué de repente recurría a la compañía de Khun.  Ese maldito peliazul y su azulada mirada, era cautivador y no podía negarlo. Pero eso es obvio, era un depredador y justamente esa era su forma de capturar a sus víctimas. Todo del ojizarco incitaba a adorarlo; su hermoso rostro, su voz, su forma de caminar, su delgada figura y hasta su olor.

—Maldita sea —masculló mientras caminaba por la sala, la música de la orquesta no llegaba a sus oídos. Era solo la rabia y los celos lo que la carcomían por dentro.

lusty blood; bamkhun ❗ DESCONTINUADAWhere stories live. Discover now