Ellos ni siquiera tenían la intención de conocerse, ¡y cómo no! Si son tan diferentes, que juntarse seguro sonará como una canción de rock metal con cumbia y no en un remix de los buenos.
En la vida de estos seis adolescentes no había nada digno de...
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Jamie
Incomodidad, enojo. Fueron lo primero que sentí.
Estábamos todos cubriendo el estacionamiento de Jerry's, esperando una palabra, alguna orden de parte del Capitán que, seguía hablando con uno de sus hombres en una esquina junto a las rejas. En cuanto a nosotros, cada uno estaba nadando en sus pensamientos, incapaz de enlazarse con los demás.
Desde el incidente que no hablo con Asher. No sé qué estamos haciendo ahora, sólo sé que es incómodo. Es como si estuviéramos bien, siendo amigos de nuevo, pero sin poder serlo realmente a causa del beso y la extraña tensión que ahora flota entre nosotros. Ninguno menciona el tema aunque sepamos que existe, que está ahí perforando nuestra cordura poco a poco. No estamos bien realmente, sin embargo el miedo a lo que vaya a pasar nos retiene.
Por otro lado, Tyler y Penny siguen siendo ese par de monosílabos incomprensibles, con la diferencia de que ahora también hay algo extraño entre ellos, algo que hace a Penny no fruncirle el ceño ni ignorarlo como antes. Espero que por lo menos ellos lo logren. Finalmente, Ciara y Dani...
Metí mis manos en las bolsas, negando con la cabeza de sólo pensarlo.
—¿Por qué tan callados? —habló Penny—. Ese solía ser mi trabajo, no me copien.
La miré de mala manera. Ella fue cómplice.
—Creo que ya no hay nada de qué hablar —justificó Ciara, echándole una mirada al pelirrojo. Ha estado intentando hablarle desde la mañana, pero ambas estábamos muy ocupadas intercambiando noticias.
Ella no paró de gritar y dar saltitos mientras le contaba lo sucedido antier, pero cuando hizo lo mismo conmigo, mi reacción fue opuesta.
—Sí, espero que sea mi última vez aquí.
Sentí la penetrante mirada de Asher tras mi comentario, pero permanecí mirando al lado contrario. Acababa de sufrir uno de aquellos momentos en los que decía lo primero que pensaba, cuando lo sentía. Eso siempre me causó problemas, pero también era liberador.
No fue el único que se concentró en mí, tratando de asimilarlo, de encontrar algún rastro de duda en mi lenguaje que por supuesto, no encontró. A mí no me costó creer mis propias palabras, al final eso era lo que quería, sólo dejar ir todo y tener unas vacaciones normales. Las nubes en el cielo permanecían grises sobre nosotros, como si entendieran que hoy no estoy de buen humor para los rayos del sol. Las repentinas corrientes de aire hacían volitar nuestros cabellos, el olor a grava con gasolina del estacionamiento era lo único constante. No había casi nada en mi campo de visión, salvo un par de agentes del Capitán y los carros viejos en los que actualmente me recostaba.
La malla ciclónica estaba cerrada, no hace mucho repararon el orificio por el que Asher, Ciara y yo nos colamos la primera vez, en el que huimos de la tortuga en esa rara persecución de las hamburguesas.
