Ellos ni siquiera tenían la intención de conocerse, ¡y cómo no! Si son tan diferentes, que juntarse seguro sonará como una canción de rock metal con cumbia y no en un remix de los buenos.
En la vida de estos seis adolescentes no había nada digno de...
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Tyler
Mi vida en las vacaciones no ha sido más que una simple ecuación. Desde temprano haciéndole los "mandados" a mi tío, quien luce un poco más obsesionado últimamente.
—Entonces... ¿Qué hago?
—Tú, lo de siempre —dijo—. Hay asuntos más allá del Reginald Jones que debo atender, el teniente Jazz se quedará a cargo de ustedes.
—¿No ves que ya estamos en camino a Jerry's? —resoplé con el teléfono pegado a la oreja—, me refería a cuál sería nuestra tarea.
—Ah. El teniente lleva consigo un par de carpetas con los expedientes de registro del restaurante. Échenle una ojeada, me avisan si encuentran algo. —Sin dejarme contestar, colgó.
Mi tío es raro, debo decirlo. Y no lo digo por su edad —aunque claramente podría ser eso— sino porque es demasiado serio. No puedo imaginarlo teniendo una tarde en los bolos con sus amigos, ni gritando en una montaña rusa. Él siempre estará en su papel de capitán local, indispuesto a perder su credibilidad. A veces me parece que piensa que sus decisiones son siempre las correctas. ¿Será así?
—No se preocupe, joven Knight. Será rápido, usted y sus amigos podrán volver a casa.
«¿Amigos?» repetí en mi cabeza. No estoy seguro de que lo sean, la verdad es que las circunstancias en las que todos nos vimos enredados fueron algo extrañas.
En mi corta edad nunca he hecho demasiados vínculos, podría simplemente quedarme con una computadora el día entero sin que me ardan los ojos o me piquen los dedos de tanto teclear. Lentamente, el lenguaje binario se volvió el único que entendía, más que el humano. Nosotros nos complicamos la vida siempre, por eso prefiero no entrar ahí.
Lo malo fue que ahora tengo qué. Recuerdo la tarde en la que mi mamá me obligó a ayudar a mi tío y a la policía con uno de sus casos. Al principio me negué rotundamente, no estaba en mis planes siquiera salir, pero una vez me informaron lo que estaría encargado de hacer, acepté sin pensarlo.
Era un nivel nuevo de adrenalina para mí; agradecí que mi tío no supiera nada de la tecnología y me necesitara.
—Sí, gracias —siseé.
Una vez el teniente usó su llave para abrir Jerry's —sí, por fin tiene candado fijo—, me senté en una de las polvorientas mesas frente al escenario y me puse a buscar en la web un poco más de información sobre este lugar, como todo buen investigador que ahora soy. Hice click en las páginas a las que no había entrado antes, encontrando una nota periodística que captó mi atención.
"Cierre del icónico restaurante americano, Jerry's Dinner:
Tras varios rumores que corrían por los pueblos de Kansas City, se ha hecho oficial que el popular restaurante familiar cerrará sus puertas al público debido a desaparición de menores, múltiples denuncias por negligencia y posible acoso por parte de la mascota del lugar. Testigos afirman comportamientos extraños en los dueños de la compañía, cuyas acciones trágicas se desataron este 13 de junio durante el cumpleaños de Reginald Jones, un pequeño de siete años que fue declarado desaparecido en el establecimiento.
