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CAPÍTULO 2

❝ ARRESTADA ❞

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A la mañana siguiente, antes de que amaneciera, todos los hombres jóvenes y fuertes que tenían arcos y cualquier experiencia de caza se reunieron en la puerta del pueblo para partir hacia las colinas. Ailana se había despedido de su padre antes de eso, él insistió en que se quedara en casa para mantener la tienda abierta.

Tenía fe en que con la ayuda de su padre los hombres regresarían con comida. Tanto él como su madre le habían enseñado mucho sobre dónde encontrar alimento, incluso en pleno invierno en la naturaleza, los animales también tendrían este conocimiento. Se había quedado despierta hasta tarde en la noche antes de hacer las maletas para su viaje, asegurándose de que él tuviera las herramientas que necesitaría. Ella había afilado su mejor cuchillo.

Los negocios fueron lentos toda la mañana, pero se preguntó si eso podría tener que ver con la cantidad de personas que todavía estaban en la cama después del banquete de la noche anterior. Luego vendrían en busca de medicinas para sus cabezas y cualquier cosa que ella pudiera darles para calmar sus estómagos.

Pasó el tiempo revisando sus almacenes, la mayoría de las hierbas se estaban agotando ya que la primavera aún estaba en camino, por lo que comenzó una lista de los artículos más urgentes para explorar en sus caminatas.

Ya había pasado el mediodía cuando escuchó una conmoción afuera y levantó la vista de su trabajo. Fuertes pasos bajaban por la calle hacia la tienda. Parecía al menos cinco o seis personas. Hubo charlas también, y la risa de una niña. De repente se detuvieron fuera de su puerta y cuando ella dio la vuelta al mostrador para salir y ver qué estaba pasando, se abrió de golpe dejando ver a uno de los que cuidaba del pueblo que no conocía bien.

― ¿Que está pasando? ―preguntó.

― ¡No hables! ―Él gritó. La mandíbula de Ailana cayó sorprendida por el odio en su voz. Se hizo a un lado e hizo un gesto a dos hombres más, los más jóvenes, que sostenían tramos de cadena.

―Qué... ―comenzó, repentinamente aterrorizada. Ella era la única aquí, esas cadenas solo podían ser para ella. Sus ojos se abrieron ante el hombre.

―Encadena a esta bruja ―ordenó estrictamente a los hombres. Comenzaron a caminar hacia la chica y fueron demasiado rápidos para ella cuando intentó correr detrás del mostrador y entrar en la sala de trabajo. Dudaba haber podido mantener la puerta cerrada el tiempo suficiente para hacer alguna diferencia, pero su cabeza daba vueltas.

𝐀𝐋𝐆𝐎 𝐀 𝐂𝐀𝐌𝐁𝐈𝐎 ━━ Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora