Capítulo Uno. ❝ Cinco años. ❞

268 79 28
                                    

Al abrir mis ojos una fuerte luz me dejo con un breve mareo, todo se sentía tan pesado que mis ganas de volver a dormir me abrazaron rápidamente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Al abrir mis ojos una fuerte luz me dejo con un breve mareo, todo se sentía tan pesado que mis ganas de volver a dormir me abrazaron rápidamente. El olor a detergente y a medicina inundo por completo mis fosas nasales, estaba en un hospital de eso estaba completamente seguro.

¿Pero cuál era la razón que me encontraba en una cama de hospital? Cuando la migraña que tenía me permitió abrir mis ojos, todas las teorías que estaban danzando por mi cabeza se hicieron realidad, estaba en un cuarto de hospital.

Ahora más que nunca maldecía al hecho de que nadie estuviera conmigo, ¿Se habían pasado por el arco del triunfo cualquier protocolo justo en ese momento? Que buena suerte tenía.

Comencé a revisarme por todos lados para poder encontrar respuesta a la pregunta que rondaba por mi cabeza, pero no tenía nada. Ni un brazo roto, ni una pierna, todo lucia bastante bien.

Justo cuando levanto mis brazos para poder acomodarme un poco el cabello, me di cuenta de donde estaba el problema, pude sentir como tenía un sinfín de vendas a lo largo de mi cabeza. ¿Qué me había pasado? Al tratar de recordar solo pude ver en mis pensamientos la imagen de la noche anterior, en donde me había quedado hasta tarde hablando por teléfono con mi mejor amigo Perxita, por supuesto que en todo ese momento la migraña llego a destrozar mi cabeza.

Y eso solo hizo que me empezara a desesperar demasiado, ¿Qué mierda había hecho como para acabar así?

Pero todas mis plegarias de que alguien apareciera por aquella puerta se hicieron realidad cuando pude conocer a la figura del doctor de la familia, Santiago Rivera me miraba bastante sorprendido cuando nuestras miradas se cruzaron.

— ¡Su Alteza Real! Es una grata sorpresa que se encuentre despierto, lo lamento si no toque la puerta al entrar, pensé que se encontraba aun inconsciente. —El viejo Santiago agacho la mirada raídamente, inclinándose un poco.

Diecisiete años conociéndome y aun hacia esta clase actos, ya había olvidado cuantas veces le dije que no debía de hacer esa clase de protocolos conmigo.

Pero como la mayoría de las cosas que le decía respecto a esos temas, siempre le entraba por un oído y le salía por el otro.

— ¡Santiago! —Grite con felicidad, olvidándome de todo. —Por fin veo una cara conocida, o al menos una. —Susurre lo último. — ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? ¿Acaso por fin Fargan trato de asesinarme?

El doctor soltó una pequeña risa al escucharme, negando levemente con su cabeza.

—Es bueno que no perdió su sentido del humor, joven príncipe. —Este comenzó a acercase se hacia dónde estaba. Colocándose al lado mío. — ¿Sientes algún malestar en la cabeza?

—A decir verdad, me duele como el infierno. —Exprese con dolor, tocándome sutilmente la zona. —Ahora entendió las migrañas que le suelen dar a Samuel.

Memories of wolves |Luzuplay|Where stories live. Discover now