🐺3- ¿Aliado del Beta?

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Mientras viajaban, durante toda la mañana, la tarde y parte de la noche, Twain entendió que iban a un lugar fuera de los muros, muy por fuera de estos, a encontrarse con un tipo llamado Deucalion. No dijo mucho sobre él, pero comentó algo sobre sus papás consiguiendo ayuda de este tipo para encontrar la clínica donde él y sus hermanos habían estado secuestrados. Twain imaginó que se trataba de otro alfa, y rogó que fuera uno amigable porque sinceramente no quería tener ningún enfrentamiento ese día. 

Finalmente, los muros se perdieron en la oscuridad de la noche y los bosques que ellos dejaban atrás a gran velocidad. El beta estaba asustado, no lo negaría, era la primera vez que salía conscientemente de los muros y debía admitir que estaba aterrado. Pero por un lado, estar con Dawson hacía todo un poco menos... aterrador.

Pudo observar de cerca, por primera vez, las montañas, era un camino de tierra que los guiaba directamente a través de ellas y Twain no pudo evitar mirarlas maravillado. Lo único que había visto similar era en fotografías y libros, pero era... simplemente hermoso, imponente. Su tamaño era estremecedor, pero no dejaba de ser hermoso por eso, y él lo supo. 

Sintió la mano de Dawson en su hombro y se recostó en el asiento de nuevo con una gran sonrisa. 

El camino se volvió cada vez más angosto atravesando las montañas, y peor cuanto más se acercaban. 

Rodearon una de ellas y entraron por un camino lleno de malezas, él no hubiera dicho jamás que ese era un camino, pero claramente Dawson lo conocía. 

—Estoy hambriento —susurró. —Pero también demasiado nervioso por esto que no sé si debería comer algo —admitió. 

—Encontraremos algo de comer, no te preocupes —

Un par de kilómetros más tarde, Dawson giró subiendo por la montaña en un camino de tierra y rocas. 

—Seguro que es por aquí —preguntó, mirando por la ventana la oscuridad que los envolvía. El polvo se levantaba detrás de ellos por la velocidad que llevaban y quizá, solo quizá, Twain pensó que eso no era tan buena idea después de todo.

Pasaron por varios baches, y Twain se convenció de que Dawson había tomado el camino equivocado, definitivamente estaban yendo en círculos y no había nada por ahí. Antes de abrir la boca, el camino se acabó con una gran maleza y árboles frente a ellos y el beta respiró profundo. Bien, había sido una gran pérdida de tiempo. 

—Deb...—

Abrió los ojos de golpe al ver al alfa bajar de la camioneta. 

—¿Qué demonios haces? —preguntó nervioso. 

—Baja —indicó éste y lo hizo, con mucho miedo, y con todos sus sentidos lo más alerta posible. 

Dawson volteó a mirarle a medida que se acercaba, y sonrió. —Ya saben que llegamos, vendrán a buscarnos. 

—¿Vendrán? ¿Quiénes...?

—Solo quédate muy cerca de mí ¿está bien? —Dawson bloqueó la camioneta y guardó la llave en uno de sus bolsillos traseros. —Déjame hablar y nos iremos pronto —indicó. 

—Siento... Dawson siento a Siberianos cerca... —Twain tomó su mano entrelazando sus dedos y encendió sus ojos en un color dorado, que en medio de la oscuridad era sin duda hermoso. Dawson encendió sus ojos rojos y apretó la mano del beta respirando profundo. —¿Cuál es el plan exactamente? —preguntó tembloroso. 

—Solo... no pelees —ordenó y antes de que Twain pudiera retrucar, varios hombres aparecieron entre los árboles, rodeándolos, ojos púrpura en la oscuridad. 

LETAL「OMEGAVERSE」 © (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora