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Sobre la avenida principal, a un lado de un Starbucks, había un edificio, que si bien no era el lujo derrochado, tampoco era sencillo, era una de esas sucursales locales que a su vez dependían de una sede mayor. La familia de los Lan, desde luego, eran una familia trabajadora, y, a base de esfuerzo y constancia, habían conseguido ganarse un nombre en la industria de la publicidad, trabajando a menudo con marcas de moda que veían calidad en su trabajo, buena fotografía y un excelente gusto para la estética.

Desde luego, gracias a este trabajo familiar, que teóricamente iniciaba con Lan Xichen y su hermano, ambos podían permitirse unos cuantos gustos. Llegar tarde al trabajo por ejemplo, pero ese ya era otro cantar.

Esa misma mañana Wei Wuxian se había despertado con un mensaje en el móvil y un desayuno a un lado de su cama. Para que mentir, se le había calentado el corazón.

Pero, como lo prometido es deuda, por más que quisiese quedarse tumbado en la habitación de Lan Wangji todo el bendito día, había prometido que iría a ver a su prometido al trabajo, cosa que le parecía muy de telenovela cliché, pero vamos, si había puesto los pies por lo menos unas diez veces en todo el tiempo que llevaban de relación era una exageración.

Se decidió a atravesar la avenida para comprar un café con caramelo y uno americano para su pareja antes de animarse a entrar en el edificio.

Llevaba la bufanda firmemente envuelta en el cuello cubriendo hasta la punta de su rosada nariz, las manos enfundadas en guantes térmicos y el pesado abrigo de color marrón resguardando su cuerpo del frío. Sin duda era una ambiente que te dejaba con los huesos doliendo, y ese, era un puente que definitivamente no le apetecía cruzar al ojigris.

Atravesó las puertas de cristal con el logo de Cloud Recess en la superficie y saludó educadamente a la recepcionista qué parecía tener una memoria increíble por haberle reconocido inmediatamente, si hubiese sido él, estaba completamente seguro de que se le habría olvidado su cara y nombre en menos de veinticuatro horas. Pero ese no era el punto.

Utilizó el ascensor, lo cual se convirtió en toda una odisea con un par de cafés calientes en mano, presionó el botón con el número 3 rodeado por una luz led de color azul brillante y sintió como su estómago se hundía cuando comenzó todo el proceso de subida.

Dentro de la estrecha cabina escuchó su móvil timbrar en el bolsillo de su abrigo, pero si lo analizaba, era imposible revisar la notificación en esos momentos, por lo que se resistió a hacer cualquier estupidez y mejor esperar a que concluyera su recorrido. El pitido del elevador le anuncio diligentemente que había llegado a su destino y abandonó el lugar caminando por el pasillo decorado con fotografías sobre los muros tomadas en años anteriores y varias macetas con plantas de verdes y relucientes hojas en las esquinas, Wei Wuxian realmente comenzaba a creer que deberían colocar una enorme fotografía de su queridísimo novio, aunque la idea quedó descartada, realmente no quería que todo el mundo pudiera admirar a esa perfección de hombre.

Encontró la puerta con el nombre de Lan Wangji escrito en una placa metálica y tocó la puerta.

Una.

Dos..

Tres veces...

Frunció el ceño ante la falta de respuesta y optó por empujarla, para su suerte, no ofreció resistencia y le permitió el acceso sin mucha ceremonia.

La oficina del ojimiel le gustaba, era amplia y no estaba sobrecargada, había un largo sofá de cuero rojizo con una pequeña mesita de cristal al frente, el escritorio al fondo con un ordenador y un par de papeles sobre la superficie, los libreros perfectamente organizados se erguían a los lados y algunos cuadros decorativos abstractos estaban estéticamente distribuidos al fondo.

Close the Door 彡 WangxianWhere stories live. Discover now