Alma:
Hoy venían la mayoría de los invitados, todo estaba casi listo. La decoración, la limpieza, la comida y obviamente las habitaciones.
Me daba algo de pena que Alec no pueda estar aquí, vivía viajando y en un mundo de negocios. Luego estaba la familia de los albinos, que por suerte solo vendrían dos: Stephen y su madre. Tanto el padre como el hermano faltante no podían presentarse porque al parecer siempre tenían "Asuntos personales".
Luego de que el cuerpo de Anya aparezca en el castillo, Juliann tomó medidas más fuertes de seguridad poniendo más guardias en la entrada.
El problema era... ¿Cree que poniendo más guardias va a detener al reino Armoris? Entendía su preocupación y creo que ambos tratábamos de proteger lo mismo: A nuestros hijos.
Ya iban cuatro días sin apoyar mi cabeza en la almohada, necesitaba descansar, pero la situación no me lo permitía. Lo que sí puedo decir es que cuanto menos descanso, más sed tengo. Al parecer mi cuerpo trata de mantener un equilibrio de energía y me pide más sangre.
Caminé por los pasillos hacia la cocina, David y Diana querían quedarse con Ana y Bella para poder ayudarlos... ¡Espero que mi hijo tenga autocontrol con su "crush"!
Obviamente el castigo de Juliann seguía vigente, nada de distracciones y sólo harían sus tareas.
Cuando llegué, vi que no estaban allí y me detuve en seco. Inmediatamente mi cuerpo comenzó a sentir pánico, cada día estaba más paranoica luego de ver a esa mujer en la ventana.
Suspiré y me dediqué a buscarlos, ¿Dónde se metieron? Ni siquiera estaba algún sirviente para preguntarle.
Casi me desesperaba no encontrar a nadie, pero luego escuché voces conocidas y fui hasta allí. Apenas pararme frente a la escena, no pude evitar rodar mis ojos algo molesta por ver quiénes habían llegado.
Stephen y su madre estaban siendo recibidos por muchos, entre ellos David y Diana... ¡¿Qué hacen con ellos?! ¡Obviamente fui y los alejé del psicópata de Stephen!
Los miré de una manera casi amenazante, ellos sabían que no debían acercarse a esa familia. Cuando pude sacar a mis hijos del lugar, como lo supuse, Stephen me lanzó una mirada algo burlona y enferma. Ahora él aparentaba de unos veinticinco, no más... Aunque su rostro seguía mostrando algo de psicopatía y locura.
Cuando su madre Caroline se fue acompañada por algunos sirvientes, el albino habló.
—No les puse ni un dedo encima, Alma... —él sonrió y acomodó su cabello —Lástima que hayas podido lograr lo que tanto querías con tu vampirito, yo hubiera preferido matarte y ese sí habría sido un lindo final para ti, para un humano.
Achiné mis ojos por su comentario tan macabro y me acerqué a él, agarré su camisa y saqué mis colmillos furiosa.
—Me importa una mierda lo que me quieras hacer, pero si tocas tan solo un pelo de mis hijos, te las verás conmigo y con Juliann —mascullé irritada —Te advierto que mi paciencia no está en sus mejores momentos.
Sacó sus colmillos también y comenzó a reír, ¿Acaso es tonto?
—Como digas, princesa... —se soltó de mi agarre y se fue hacia donde se le había indicado su habitación.
¡Bah! Que conversación más corta, aunque cuanto menos hablemos, mejor. Seguía igual de irritante que antes, pero ahora no me dejaría pisar por un tonto.
Caminé hasta la oficina de Juliann, hoy mi responsabilidad era trabajar en diversos papeleos y ayudarlo en algunos trámites. ¡La hora favorita de mi día! Estar con él durante las tardes era lo mejor, cuando ambos estábamos aburridos no había nada mejor que un buen sexo.
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Eternos: Mi vampiro favorito II
VampireAmbos, buscando la tranquilidad en su familia, se darán cuenta de que los problemas aún no han acabado, pero cualquiera que entre a las garras de los Valt, será destruido. La familia se agranda, un mundo nuevo abarca la historia, y enemigos tambié...