Capítulo VII (Segundo sujeto)

5.3K 459 104
                                    

¡Atención: Capítulo con escenas sexuales, leer bajo su propio riesgo!

Alma: 

No le dije nada, me mantuve en silencio a su lado mientras que algunas lágrimas bajaban por sus mejillas. Su mirada estaba perdida y se notaba nervioso. 

Estuvimos así hasta que se calmó un poco, luego de esa pequeña discusión que tuvimos, él vino hasta aquí y yo solo quería hablar. 

―Hijo... No tienes por qué contarme si no lo deseas, pero deberás disculparte por lo que has hecho ―hablé cortando el silencio y él bufó. 

―¡No entiendes, mamá! ―gruñó. 

―Entonces explícame ―suspiré algo molesta. 

No me gustaba que subiera el tono de su voz conmigo, aunque siempre traté de ser la más paciente. 

En vez de explicarme, se quedó en silencio y cruzó sus brazos. 

―Sé que quizás estés celoso porque ella no está mucho contigo y tu hermana, pero Bella es una chica grande y necesita relacionarse con personas de su edad ―expliqué ―Eres muy pequeño para atreverte a hacerle eso. 

―¿Entonces cuando sea grande puedo? ―me miró emocionado y negué. 

―Ella debe darte el consentimiento para que la muerdas, no es ningún alimento ni un objeto para marcar ―sonreí leve. 

―¿Qué hacen los adultos? ¿Se dan besos como papá y tu? ―preguntó. 

"Y no solo besos" 

Ignorando lo que Anya dijo, comencé a explicarle en general lo que era la vida de adulto... Obviamente sin dar detalles explícitos ni fuera de lugar. 

No despegó su vista de mí durante minutos hasta que le terminé de explicar y lo vi más alegre. 

―Independientemente de todo, mañana quiero que te disculpes con Bella y con tu papá, no es de buena educación sacar tus colmillos frente a él de esa forma ―le pedí y él asintió. 

Cuando terminamos, lo acompañé hasta su habitación, donde su hermana descansaba. Me aseguré de que todo estaba bien y me dirigí a mi habitación. Confío en que será un buen niño y se comportará como debe. 

Subí las infinitas escaleras y abrí las grandes puertas, para luego cerrarlas a mi espalda. 

¡Al fin, el día terminó y podía estar más relajada! El sonido del agua de la ducha caer, me hizo saber dónde se encontraba mi "víctima". 

Sonreí algo pícara y comencé a quitarme la ropa mientras caminaba hacia el baño, mi camisa, pantalón y mis zapatos quedaron en el camino. Cuando llegué al lugar, me desnudé completamente y desaté mi cabello. 

―Pude oler tu perfume apenas entraste, Alma ―su voz se escuchó detrás de las mamparas y me invitó a entrar con él. 

No lo dudé y lo hice, encontrándome con su cuerpo desnudo y pidiéndome a gritos que disfrute cada parte. 

Sus ojos carmesí recorrieron mi cuerpo con deseo, como siempre. 

Miré de reojo su intimidad y mordí mis labios. 

―Sé lo que piensas... Pero antes debes ayudarme con algo ―sonrió pícaro y divertido ―Resulta que hoy fui atacado por muchos colores. 

Me reí y comencé a ayudarlo para quitar todo, pero mi paciencia se acabó. ¿Acaso era necesario quitarse esos colores? Puede esperar. 

Lo besé con rudeza y pegué mi cuerpo al suyo, casi acorralándolo. Creo que entendió mi señal de "Realmente no quiero esperar" y agarró mi cintura para luego apretarla y bajar hasta mi trasero. 

Eternos: Mi vampiro favorito IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora