•Armantabo•
Mathias era un infante alegre que vivía con sus dos padres.
Al día siguiente de su cumpleaños va a su parque favorito con ellos,siendo también el último día que pasarían juntos.
Es secuestrado y vendido a un mafioso que cuidaría de él...
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Esa mañana,el pequeño Mathias había despertado mucho antes que su padre y ese hombre si que madrugaba.
Se lavó los dientes lo más rápido que pudo,aunque en el proceso lastimó sus pequeñas encías. No le dió importancia,el dolor para él no era una prioridad a la que atender con urgencia.
Se vistió con la ropa nueva que su madre le había regalado el día anterior y fue a la habitación de sus padres, en donde al abrir la puerta encontró a su padre estirándose para empezar la mañana.
-Buen día papi-
Saludó el pequeño madrugador.
-¿Mathias? Es muy temprano ¿Que haces despierto?-
El hombre se frotaba los ojos para terminar de despertarse,mientras que su hijo entraba despacio por la puerta para no despertar a su madre,quién dormía muy plácidamente,ya que su hora de levantarse no estaba ni cerca.
-lo se...¿Acaso olvidaste que día es hoy?
Preguntó dudoso el infante.
-mmm...no lo sé ¿Martes?
El niño bajó la cabeza y sentía aquellos azules ojos que tenía,ponerse cristalinos ¿De verdad su padre se había olvidado su cumpleaños?
-que es broma hijo,ya se que es tu cumpleaños ¿Cómo olvidarlo?-
-¡Ya sabía que te hacías el tonto!-
Ambos hombres de la casa empezaron a reír,intentando hacerlo en un bajo volumen para no despertar a la mujer. Aunque no lo lograron.
Ella,con todos los cabellos revueltos y los ojos casi cerrados,se sentó en la cama y se estiró. Luego soltó un bostezo que contagió a toda la familia,que se encontraba en aquella habitación.
-buen día mami-
Susurró el niño
-¿Mathias? Es muy temprano corazón-
-pero es su cumpleaños Julia,recuerdo que cuando era niño yo también levantaba eufórico a mí familia en mí cumpleaños-
-ven aquí,con mamá-
La mujer golpeó el colchón de su cama para hacerle entender a su hijo que se acueste a su lado.
-bueno familia,me voy al trabajo,nos vemos a las dos,recuerda que a las cuatro festejamos tu cumpleaños campeón-
-claro que si papá-
-nos vemos jack-
La mujer le dió un beso a su marido y el niño un dulce abrazo a su padre.
Cuando madre e hijo quedaron solos otra vez en aquella habitación,se acostaron bajo las sábanas y Julia empezó a acariciar a su dulce hijo,mientras le cantaba una hermosa canción para conciliar el sueño en Mathias. Se terminaron durmiendo los dos y despertando a las once de la mañana.
