•Armantabo•
Mathias era un infante alegre que vivía con sus dos padres.
Al día siguiente de su cumpleaños va a su parque favorito con ellos,siendo también el último día que pasarían juntos.
Es secuestrado y vendido a un mafioso que cuidaría de él...
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Jacob habia vuelto a su casa junto con Emilio,pero muy extrañado de la ausencia de Gustabo. Intentó llamar a Yun y ver si su hijo estaba allí,pero el otro dijo que Gustabo nunca se aparecía por su casa si es que él estaba en ella.
Todos sus nervios de padre preocupado se bajaron cuando vió al chico dormir hecho bolita abrazando una almohada en su cama y seguridad de su habitación.
Caminó en silencio hasta estás a su lado y acarició sus cabellos sobre sus ojos,aunque terminó despertando al chico.
-¿Por que te fuiste solo?-
Preguntó Jacob en un susurro para no alterar los ánimos del recién despierto.
-no lo sé,perdona-
Respondió el otro mientras se acomodaba en la cama de mejor forma.
-no hay problema...solo avisa la próxima-
Dijo Jacob,para luego irse de la habitación y dejar a su hijo solo.
Él se quedó despierto y solo miraba por la ventana como era un día calmo con un poco de llovizna.
(...)
-vamos tío...déjame entrar-
Insistía Horacio desde el otro lado de la puerta.
-Horacio...ya te dije que vengas otro dia-
-eso me dijiste antes de ayer y ayer...¿También me vas a echar hoy?-
Un silencio hubo entre la habitación y el pasillo. Horacio solo suspiró y cuando estaba por irse nuevamente,el seguro de la puerta sonó y seguido a eso,se abrió la puerta.
El de cresta miró hacia allí y vio a su amigo con un pantalón de algodón muy suelto color negro,luego una remera también de talla grande en gris y estaba descalzo.
Tenía un cigarro en la mano derecha y con la izquierda se acomodaba un poco mejor el pelo. Tenía los ojos rojos a no dar más. Tenía negras ojeras bajo sus ojos. Tenía los labios secos y hasta lastimados. Tenía un aspecto que aterraba a sus seres queridos,aunque no se veía cara a cara con Jacob ni Emilio ni nadie hace dos semanas.
-por dios Gustabo ¿Estás bien?-
Gustabo sin mostrar dolor ni molestia apagó el cigarro con su dedo pulgar e índice de la mano izquierda.
-me siento de puta madre Horacio ¿Quieres entrar?-
Invitó Gustabo con una sonrisa sin vida y sin felicidad realmente.
El otro pasó y la habitación estaba llena de bolsas de frituras,paquetes de galletas,botellas de agua por doquier y ropa,mucha ropa por el suelo.
-joder Gustabo,abre la puta ventana-
-deja la ventana,me gusta la habitación asi-
-¿Que te pasó? No eras ni un cuarto de lo que eres ahora hace unas semanas-
