•Armantabo•
Mathias era un infante alegre que vivía con sus dos padres.
Al día siguiente de su cumpleaños va a su parque favorito con ellos,siendo también el último día que pasarían juntos.
Es secuestrado y vendido a un mafioso que cuidaría de él...
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Era una mañana tranquila. La brisa suave chocaba contra la enorme puerta de vidrio de aquella habitación,moviendo las hojas de cada planta que decoraba aquel hermoso patio.
Luego de abrir los ojos,se quedó pensando si era buena idea levantarse en ese momento o darle un rato más a la siesta,aunque decidió empezar su mañana en ese mismo momento y se metió en el baño de su habitación.
Luego de hacer sus cosas,abrió el agua para tomar una caliente y gratificante ducha.
Se quitó toda la ropa y la tiró al canasto de su baño,más tarde la chica que limpia se lo llevaría y lavaria.
-tú si que eres guapísimo-
Se dijo a si mismo el ojiceleste frente al rectangular espejo arriba del lavamanos.
Desde que "salía" con Armando,su confianza en si mismo había ido en aumento.
Se metió a bañar sin dar tanta vuelta,cantando alguna canción de por medio mientras lavaba ese castaño cabello.
Cuando terminó, secó su cuerpo para poder ponerse un par de cremas,no por nada tenía la piel tan suave como recién nacido.
Luego se vistió aceptable y salió de la habitación,para luego volver a la misma y darse cuenta que se tenía que poner ropa un poco más abrigada,ya que solo tenía un short negro y una mangas cortas rosada claro.
Se puso un jean holgado,unas zapatillas blancas y un buzo medio al cuerpo en negro.
Ahora sí,se fue a la cocina a desayunar algo.
-¿Gustabo? Que haces despierto tan temprano-
Preguntó desconcertada la cocinera,quién recién estaba empezando a preparar su zona de trabajo.
-¿Acaso viste la hora que es?-
El chico negó mientras estaba parado como estatua frente a la mujer.
-son las siete de la mañana ¿Acaso hoy viene alguien o te vas?-
-no,nada de eso,me levanté y no miré la hora,nada más-
-bueno,ya que estás me haces compañía-
-por mí me dan lo mismo-
Ambos empezaron a hablar mientras la mujer le hacía su desayuno al muchacho. Pasado unos veinte minutos ya estaba listo.
-ahi tienes,un mix de frutas cortadas en cubitos como al niño le gustan,además de un jugo de naranja exprimido,bien...-
-real food,gracias-
La mujer acarició la mejilla de el chico y empezó a limpiar para luego cocinarse a ella.
El teléfono de Gustabo vibró un par de veces en su pantalón,por lo que decidió ver qué pasaba,aunque lo más seguro es que sea Horacio con ganas de joder desde muy temprano.
