Parte 3 Capítulo 2

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Yurio se miró al espejo, no había podido dormir en casi toda la noche, pensaba en la forma de hablar con Otabek, sin embargo, sabía que no importara lo que dijera, él lo iba a lastimar y sufría por eso. Pero también tenía la vaga esperanza que Beka lo entendiera y todo saliera bien.

¿Era iluso? Un poco sí.

Antes de salir de la habitación, su puso su capa de invierno y se dirijo a la casa de Otabek, repasando mentalmente lo que le diría.

Parte de su plan era que no lloraría por lo que fuera a decir Otabek, porque como dijo Yuuri, debía ser valiente hasta el final.

Siendo destinados, iba hacer realmente difícil.

Estando en frente de la puerta, valientemente tocó, la puerta fue abierta enseguida, Otabek al verlo lo abrazó con fuerza.

— ¡Dios! Te he extrañado tanto — dijo Beka, besándolo y volviéndolo a abrazar.

— Me aprietas... también te extrañe.

Si Yurio dijera que no, seria mentiría porque en cuanto lo abrazó y sintió su aroma a naranja, se relajó, realmente iba a extrañar el aroma de su alfa.

— ¿No te sucedió nada estando en la celda?

— No, no duro mucho, tu hermano fue a verme, no hablamos mucho pero ya no parecía tan enojado como al principio, si hablamos con él, estoy seguro que nos dará su consentimiento.

Otabek escondió su rostro en el cuello de Yurio, esto para percibir mejor su aroma. Entonces Yura lo abrazó también con más fuerza.

— Beka... yo espero que entiendas, te quiero y eso nunca va a cambiar.

— Yo también te quiero, podemos con esto, podemos con tu hermano, Yuuri está de nuestro lado.

— Voy a casarme con el rey JJ.

Otabek alejó a Yura de la impresión, juró que no había escuchado bien ¿su Yurio casarse con JJ? Seguramente era una mala broma por parte de su pareja.

— No bromees así, no es divertido.

Esta vez Yura se alejó antes de que Beka lo volviera a abrazar y le fuera más difícil despedirse del general.

— ¿Yura? ¿Es broma, cierto? — la voz de Otabek, se había vuelto seria.

Yuri inhalo profundamente, sus ojos verdes ahora estaban cristalizados por las lágrimas que contenía por no dejar salir.

— Es lo mejor para la nación, lo he meditado estos días... y no, Victor no me dijo nada. Solo vine a decirte esto. Espero que lo entiendas...

— ¿¡Que es lo que exactamente debería entender!? ¿Qué paso con ir en contra de tu hermano, de luchar hasta el final? ¿Era mentira? ¿¡Eh!?

— Lo lamento, pero es lo mejor, mi hermano hizo un sacrificio ¿Por qué yo no? ¡Es mi deber!

— ¡Largo! — gritó Otabek exasperado.

El alfa tomó a Yurio de la muñeca y lo llevo a la puerta, abriéndola en el proceso para finalmente sacar al omega.

— No lucharé más, tampoco voy a detenerte, no quiero que vengas aquí de nuevo, no quiero verte.

— Otabek... quería terminar esto de la mejor manera.

— No tenías porque, a fin de cuenta lo nuestro nunca comenzó.

Otabek cerró la puerta sin remordimientos.

Yurio comenzó a llorar, dejando salir las lágrimas que con tanto esmero se esforzó por evitar.

Rosa AmargaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora