Parte 2 Capitulo 2

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Capítulo 2

— ¡Victor no está muerto! –gritó Yuuri con fuerza azotando la mesa.

El omega estaba tan enojado que respiraba con fuerza, miraba con el ceño fruncido a todos los viejos decrépitos del consejo, los odiaba, odiaba a cada uno de ellos. Miró a Otabek y este solo asintió, sabía lo que significaba, Yuuri sabía perfectamente que era lo que tenía que hacer, pero ¿Cómo habían llegado hasta ese punto?

Bueno, comienza de la manera más simple, Yuuri esperaba a que llegara el rey durante las noches, había pasado una semana desde lo ocurrido con el veneno y se había vuelto costumbre que Yuuri lo esperara, esa noche en especial se sentía feliz, durante la tarde Victor le había dejado una tierna nota con un pastelillo y aunque no lo había visto a la hora el almuerzo el detalle lo llenó de felicidad durante todo el día. Incluso Yurio se burló de él diciéndole que se veía como un torpe enamorado y poco a poco Yuuri se daba cuenta de lo que su corazón sentía en realidad. Había pedido la cena para Victor a la habitación, había acomodado todo, quería que se viera un tanto especial.

Escuchó pasos llegar hasta la puerta, todo su ser templaba y, cuando lo vio entrar sintió una inmensa felicidad.

— Dijeron que pediste la cena, vine de inmediato.

El rey se acercó a él, acarició la mejilla del príncipe, el omega se dejó acariciar, los latidos de su corazón se dispararon sin control, su sangre llegó a sus mejillas tan rápido que incluso su respiración se agitó. Yuuri acaricio el torso de Victor, el segundo estaba a punto de perder el control por las feromonas que Yuuri despedía, el rey acercaba lentamente sus labios a los del príncipe, cuando se tocaron por primera vez ambos retrocedieron un poco pero inmediatamente se hundieron en un beso urgido y lleno de pasión, Yuuri entre abrió los ojos por un instante miró a un Victor sonrojado y apasionado ¿Qué sucedía? El japonés no podía pensar con claridad, el olor del rey lo encendía aún más.

Yuuri se sintió inseguro y Victor lo sintió, su vínculo alfa-omega comenzaba a hacerse más estrecha, luchó consigo mismo y se apartó, le dio la vuelta a Yuuri y lo abrazo con fuerza, fue un pequeño error por que el omega se había quitado el collar de seguridad, el cuello blanquecino de Yuuri estaba expuesto, su instinto demandaba a morderlo a reclamarlo como suyo. Victor estaba perdiendo el control, y el omega lo sabía, Yuuri comenzó a sentir miedo, miedo del rey y lo que probablemente pasaría, intento soltarse, pero el rey lo abrazó con más fuerza, le dio una pequeña lamida al cuello del príncipe y lo soltó. Yuuri corrió al baño y se encerró, su celo había llegado cuando Victor simplemente lo tocó. Necesitaba sus supresores, estaban en su cajón que estaba cerca de la cama, no quería salir, pero los calores se intensificaban a un más, era más fuerte que la última vez, su cuerpo le demandaba ser poseído.

— ¿Me dejas pasar? –se escuchó detrás de la puerta la voz insegura de Victor.

— No.

— Tengo tus supresores... podrías abrir y... solo quiero dártelo debes estar pasándola mal, lamen...

— No lo lamentes...

Yuuri se acercó a la puerta y abrió, Victor se encontraba con las pastillas y un vaso lleno de agua, tenía la mirada perdida y en su rostro se notaba la culpa.

Yuuri odió el rostro de Victor.

— Déjame ayudarte Yuuri.

— Estaré bien Victor, solo déjame solo.

— Puedo ayudarte a sobrellevarlo, confía en mí.

Victor le extendió su mano, esperaba que el japonés la tomará y lo hizo después de tomar sus pastillas. El japonés tomó la mano del rey, el cuerpo de Yuuri reaccionó ante ese fino tacto, con el solo hecho de tocarlo de esa manera, su cuerpo le pedía a gritos que se entregara por completo a él, su instinto le demandaba el placer y el deseo que el sexo podía dar. Pero Yuuri no quería solo sexo, quería ser amado, quería que Victor lo amara.

El rey lo llevó hasta la cama, no estaba seguro de lo que haría, pero si Victor decía que lo ayudaría entonces no tenía por qué desconfiar, lo acostó en la cama y lo tapó.

— Iré por un té... no salgas.

Yuuri negó con la cabeza y lo detuvo agarrándolo de la mano, jalo de el para que lo acompañara a acostarse con él, Victor no opuso resistencia, se acomodó a un lado del omega abrazándolo, Yuuri escondió su rostro en el pecho del rey, sentía como las oleadas de calor lo golpeaban, pero a la vez se calmaban cuando el alfa lo abrazaba con fuerza. Para Yuuri esa noche sería la más tranquila de todas, después de todo estaba con su alfa destinado, pero para Victor era diferente, sería la noche más dolorosa y llena de una tortura inimaginable, quería con todas sus fuerzas poseer el cuerpo de Yuuri, se sentía ansioso por marcar su cuello, por mostrarle al mundo que ese omega le pertenecía a él y solamente a él.

Al despertar era Victor quien se encontraba en el pecho de Yuuri, el omega había despertado ya hace bastante tiempo, veía a alfa dormir, acarició y jugo con su cabello. No mucho tiempo después Victor despertó, sonrió al ver al japonés.

Victor estaba enamorado y Yuuri no lo sabía. Yuuri se estaba enamorando y Victor no lo sabía.

Alrededor del medio día el ejercito de japonés pisaba la frontera de Rusia, tanto Victor como Yuuri se prepararon, lo extraño de toda esta situación era que el celo de Yuuri había acabado, como si nada hubiera pasado. Para el omega no fue extraño, pero pata Victor lo era, y le preguntaría más tarde su amigo de toda la vida Chris.

Toda la familia real rusa se encontraba en la sala real, habían colocado dos tronos mas además de la de Victor, donde estaban sentados Yuuri y Yurio. El consejo estaba presente también.

En la sala no entraría todo el ejército japonés solo el general del ejército el cual era Otabek, el teniente general y el general de división. El primero era de mayor rango.

Cuando aquellos tres entraron en la sala y llegaron a los pies de los tronos se arrodillaron y se quitaron los cascos, Yuuri, al ver a Otabek no pudo evitar sonrojarse y sentir cosquillas en su estómago, sonreía alegre al verle, si, estaba feliz. La reacción de Yurio fue terrible, en cuanto el trío de generales había pisado la sala pudo sentir un refrescante aroma a naranja dulce que lo invadía, su respiración se agito, pero todo explotó dentro de él cuándo el de mayor rango lo miró, el calor invadió todo su cuerpo y sus feromonas brotaron de su piel, de inmediato abandonó la sala. Su celo había llegado. En cuanto a Otabek, reconoció el olor a vainilla, incluso el aroma a canela de Yuuri lo había ignorado por completo, cuando miró al príncipe rubio supo de inmediato que era suyo y de no ser porque estaba delante de los reyes de Rusia él hubiera saltado (de la mejor manera) encima de ese pequeño omega, se contenía por que pese a todo estaba por y para Yuuri. 

Rosa AmargaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora