2. Afortunadamente no eres tú

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Oikawa caminaba lentamente hacia el gimnasio de la preparatoria, con la misma expresión arrogante y segura de sí mismo que siempre llevaba en el rostro. Pero por dentro, intentaba serenarse, sin éxito alguno.

Maldecía que el estúpido partido de práctica por el que tanto estuvo jodiendo al entrenador tuviera que ser justamente esa semana. Justamente cuando estaba saliendo de su escandaloso primer celo y se sentía terriblemente inseguro por dentro. No podía haber un momento peor para tener que lidiar con su absurda obsesión con ser mejor que el genio Kageyama.

El asunto del celo lo había agotado emocionalmente. Aunque su madre y su hermana le habían apoyado y cuidado durante los interminables 4 días, había sido demasiado que digerir en poco tiempo.

De chico siempre pensó que resultaría ser un alfa. Creció relativamente rápido en altura y llevaba el liderazgo en todo lo que hacía. Además, desde su temprana adolescencia había sido un imán de señoritas. Todo el mundo apostaba que sería un alfa.

Pero comenzó a transcurrir el tiempo. Todos sus amigos presentaban sus celos y él... nada. Le insistieron un par de veces en que se realizara la prueba, pero con el pasar de los meses y después, de los años, asumió que era un beta. Hasta aquel fatídico día.

Tal como predijo la enfermera, los supresores no pudieron controlar su celo. Intentaba mantenerse ocupado, leyendo, haciendo la tarea o viendo televisión. Pero de pronto sentía la ola de calor inevitable.

Una punzada de calor que le recorría el cuerpo, le erizaba la piel. Una incomprensible necesidad de sentir manos recorriendo su piel y apretando su carne. Un creciente dolor húmedo entre las piernas que parecía pulsar y no le dejaba pensar claramente. Y el dolor no cesaba. -

Se había sentido un poco avergonzado... y tal vez hasta patético desnudándose para auto-complacerse por primera vez como omega. Nunca se había sentido tan necesitado de liberación como en esos momentos. Finalmente cuando llegaba al orgasmo, sentía que podía respirar de nuevo. Pero la cosa no terminaba ahí. La ola de calor ocurría 2 o 3 veces al día. ¿Así iba a ser por el resto de su vida? ¿Cada 3 jodidos meses? La idea le abrumaba.

Se detuvo bruscamente frente a las puertas del gimnasio. Respiró hondo. Se olió las muñecas discretamente, asegurándose de que su olor no era evidente. "Cálmate Tooru, sigues siendo el mismo de siempre" se dijo a sí mismo y entró. El partido iba ya bastante avanzado.

- Oh, volviste Oikawa - saludó el entrenador - ¿cómo sigue tu tobillo?

- Perfecto - sonrió falsamente, como era su costumbre - puedo volver a entrenar. sólo fue un esguince leve

- Ten cuidado. Fuiste tú el que pidió jugar contra Kageyama. ¿Cómo lo haremos sin nuestro acomodador? ¡Es vergonzoso!

- Lo siento - río.

Le aseguró al equipo que todo estaba bien con su "tobillo lastimado", evitando a toda costa el contacto visual con Iwaizumi. Incluso saludó a Kageyama con su irónica sonrisa, listo para probar una vez más que era mejor que él. Y se dispuso a calentar.

Entró a la cancha altanero y seguro de sí. Era el tercer set del juego, 20-24, el Karasuno tenía punto para partido. Estaba listo para darle la vuelta al juego. Tal y como se esperaba de él, hizo 2 servicios aces. Con fuerza y precisión. Con el balón en la mano derecha, a punto de hacer su tercer servicio, escuchó a un chaparro pelinaranja que demandaba que le dirigiese el servicio a él y que le llamó "El Gran Rey".

Río por dentro, curioso por la actitud ruidosa del enano. Y para su sorpresa, pudieron levantar ese 3er servicio. Kageyama envolvió el balón con sus dedos y salió disparado a toda velocidad hacia el enano, quién lo golpeó en un cerrar y abrir de ojos. Con esfuerzo vio pasar el balón a su lado. Había sido un ataque sorpresivo e increíble.

Esperó pacientemente en la salida de la escuela a los del Karasuno. No había podido terminar con Kageyama como quería, pero lo haría en el intercolegial. Y quería asegurarse de que el ojiazul lo supiera... y se sintiera intimidado.

- Tú, enano - señaló al pelinaranja - tu ataque amplio y rápido fue sorprendente - Kageyama se paró detrás del susodicho, parándose derecho y amenazante. El castaño percibió un olor desagradable. ¿Kageyama? No entendía nada, así que fingió no haberlo detectado y siguió amenazando al equipo rival como si nada - ... porque quiero acabar con mi querido kohai en un partido oficial

Terminada su amenaza, se marchó de regreso al gimnasio. ¿Qué era ese olor? le había hecho estremecer. Había tantas cosas que no comprendía ahora que sus sentidos habían despertado. El equipo estaba en un círculo susurrando y el castaño se acercó sigilosamente para escuchar.

- Que sí, te digo. Los escuché discutir después de que me encaró en el baño - Aseguró Kindaichi

- Estoy seguro de que estás inventándolo o sacando conclusiones apresuradas - refutó Kunimi con su tono de voz usual de fastidio

- No, no. Escuché claramente que el enano le dijo a Kageyama que lo tenía harto con sus gritos. Que seguro era la peor alma gemela de todo el mundo y que jamás estaría con él y su horrible personalidad

- Oi, oi. Menos chisme y más recoger y limpiar - amenazó Iwaizumi. Rápidamente el grupo se dispersó, nerviosos. El azabache encaró nervioso al acomodador.

- ¿Cómo estás Oibaka? - le miró fijamente a los ojos, con la esperanza pendiendo de un hilo

- Mucho mejor Iwa-chan - sonrió. Iwaizumi sabía perfectamente distinguir los gestos genuinos y falsos de su amigo. Sabía que la sonrisa era falsa - pero preferiría que mantengamos el asunto entre tu y yo

- Claro, claro - asintió. Miraba insistentemente a los ojos color almendra del acomodador y alternaba con sus manos, esperando el destello rojo que nunca llegó.

- Gracias Iwa-chan - esta vez, su voz era sincera - así que Tobio-chan y el enano son almas gemelas...

- Si el chisme es cierto... sí - contestó el azabache, ocultando su decepción.

El castaño se encogió de hombros, pretendiendo no darle importancia y se alejó. Al menos, gracias al cielo, no resultó que Tobio Kageyama era su alfa destinado y alma gemela. Sin lugar a dudas era lo peor que podría haberle pasado y había que verle el lado positivo a las cosas.

Ahora el olor y la actitud defensiva tenían sentido. Le dio un escalofrío de recordarlo. No quería tener un alfa amargado y de mal carácter como Kageyama. No quería un alfa, punto. La idea de pertenecerle a alguien, de entregársele y necesitarle le daba náuseas. Ser omega era un verdadero fastidio. Bueno al menos seguía siendo un secreto. No quería que la forma en la que todo el mundo lo veía cambiara debido a eso. Seguía siendo el mismo. "El Gran Rey" repitió en voz baja para sí mismo. Sonrió complacido con el apodo.

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Holi holi

Espero que el capítulo sea del gusto de las personas que están leyendo :)

No pasó mucho en este capítulo pero es importante para lo que va a suceder después.

Me encantaría leer sus comentarios, nos vemos pronto en el próximo capítulo.

Mrs B. Uchiha

En el medio (Ushioi omegaverse) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora