3. Al borde del abismo

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Le dolía la garganta desde el día anterior. El festejo había salido desde lo más profundo de su ser. Al fin, había saboreado la victoria que tanto le había costado contra Tobio Kageyama. El partido había resultado mucho más intenso de lo que había previsto, pero eso sólo le había dado un sabor mucho más dulce y satisfactorio a la victoria. Su duro trabajo se había impuesto ante la genialidad del azabache menor. 

La fatiga también había desaparecido por completo. Habían ganado el juego contra el Karasuno y ahora ganarían la final. Finalmente irían al torneo nacional. El esfuerzo había valido la pena. 

A pesar de todo lo que había vivido últimamente, se sentía mejor que nunca. Había sobrevivido a su segundo celo, que se pudo controlar con supresores y no fue ni una pizca de lo que el 1ro. También se sentía más tranquilo respecto a ser omega. Nadie lo sabía, a excepción de su familia e Iwaizumi. Aún así, le gustaba pensar que podía mantenerlo en secreto del resto. ¿Sería posible? Si alguna vez tenía una pareja, tendría que decírselo. Pero eso sería distinto. 

Al bajar de la camioneta, saboreó el aire fresco de la mañana, confiado. El día en el que derrotaría al Shiratorizawa y su molesto capitán, Ushijima, había llegado. El era el Gran Rey, y ese día se lo probaría a todo el mundo. Estaba listo para enfrentar lo que viniese. 

Llegaron al gimnasio. Los del uniforme morado ya estaban calentando. Le invadió la emoción de ver el gimnasio iluminado y lleno de gente ansiosa por ver la final. No podía esperar al silbatazo que diera comienzo al juego. 

Se deshizo de la chamarra para comenzar a calentar con Iwaizumi y sonrió a las chicas en las gradas que le saludaban efusivamente. "Gobiernen la cancha" leyó en la manta del colegio. Era el Gran Rey y exactamente eso era lo que iba a hacer. 

El calentamiento con Iwa-chan afianzó su seguridad. Se sentía fantástico, era su momento, por el que tanto trabajó. Sentía que ya podía saborear la victoria. Al igual que el día anterior, su esfuerzo y el de todo su equipo darían fruto. 

Sonó el silbatazo que llamaba a los capitanes. Atrapó el balón en el aire y se lo arrojó a Iwaizumi. Procuró poner la expresión facial más segura y arrogante que podía hacer. Caminó lentamente para no ser el primero en llegar, pues le gustaba la idea de hacer esperar a Ushijima. 

El susodicho, ya se encontraba ahí. Extendió la mano, "Buen juego" dijeron ambos y sus miradas se cruzaron. Una corriente eléctrica recorrió la espalda de Oikawa hasta su nuca. De pronto, la voz del árbitro anunciando los lados de la moneda y todo el ruido del gimnasio había desaparecido, junto con todo lo demás a su alrededor.

Se sintió al borde de un enorme abismo. Solo podía escuchar los erráticos latidos de su corazón. Bajó la mirada en busca de la moneda del volado, descubriendo una tenue luz rojiza que salía de su meñique izquierdo. Formando un delgado hilo, iba derecho al meñique izquierdo del capitán contrario. 

El tiempo se había detenido para ellos. Sin embargo, solo habían transcurrido unos segundos. Levantaron la mirada, encontrándose ojos oliva y almendra en absoluta confusión. 

El árbitro apartó la vista y pidió que los equipos se formaran para el saludo. A lo lejos, un par de rojizos ojos saltones también apartaron la mirada. Un inexplicable ardor en su cuello le había hecho voltear a ver a su pareja y también ser testigo de la escena. 

Mientras se alejaba, parecía que el corazón le retumbaba a Oikawa en la cabeza. ¿Qué carajo había sido aquello? ¿Se lo había imaginado? No podía ser verdad. ¿¡De todos los alfas en el mundo resultaba que el maldito Wakatoshi Ushijima era su alma gemela?! No, no. No podía ser. Seguramente se había equivocado, tenia que ser una broma. Además ¿Por qué justo en ese momento? No podía pensar en una estupidez como esa en ese momento ¡Tenía una final que ganar! 

"Servimos" informó al entrenador. Durante el saludo y el resto del calentamiento, luchó contra sus pensamientos. ¡No tenía ningún sentido, mierda! Ya, ya. Tenía que acallar su mente y enfrentar el juego que tenía delante. Después tendría suficiente tiempo para pensar en lo que acababa de suceder. No iba a permitir que nada lo distrajera de su objetivo. 

Sostuvo el balón en la palma de su mano al escuchar el silbatazo inicial. Suspiró y lo arrojó hacia arriba, haciendo carrera para su potente servicio. Estaba listo para ganarle al Shiratorizawa. 

Holi holi

Espero que el capítulo sea del gusto de las personas que están leyendo. Me encantaría leer sus comentarios <3

Por fin estos dos descubrieron que son almas gemelas. 

Nos vemos pronto en el próximo capítulo.

Mrs B. Uchiha


En el medio (Ushioi omegaverse) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora