Sufriendo derrota tras derrota, el cuerpo del hombre estaba al límite... se rompía a pedazos... pero, aún no podía morir, tenía un asunto pendiente: derrotar a su hermano gemelo.
Con su último aliento tomó la espada para desenfundarla y contemplar...
El día de cumplir con el encargo que el joven misterioso hizo a la agencia Devil May Cry había llegado, y en todos los noticieros y entre los ciudadanos de Red Grave solo se escuchaba una misma noticia; la aparición de lo que parecía ser una especie de ¨panal¨ gigantesco de unos 20 pisos más o menos y de un color grisáceo.
Rápidamente las personas, curiosas y alarmadas se reunieron a una distancia prudente alrededor del gigantesco y misterioso objeto. Sin saber que dentro de éste se llevaba a cabo una lucha que decidiría el destino de la ciudad y del mismo planeta en sí.
Los minutos transcurrieron y todo parecía perdido. Aterrado y sorprendido por el enorme poder del gigantesco demonio que se posaba sobre su propio trono infernal, V contempló al joven caza demonios, que él mismo había traído como refuerzos, quien se hallaba ahora en el piso y con el cabello empapado en su propia sangre. Al ver al pobre muchacho haciendo rabieta y enfurecido por su falta de poder, no pudo evitar verse reflejado en él, esa misma ira hacia si mismo por no ser lo bastante fuerte, esa frustración al tener que contemplar su debilidad, era algo con lo que él se veía obligado a lidiar cada día y en cada pesadilla.
-¡V, saca a Nero de aquí! - Ordenó Dante mientras se lanzaba contra Urizen.
El chico de los tatuajes tomó al chico del piso y, a punta de tirones y forcejeos, lo alejó de la mortal batalla. El joven albino, aún lleno de ira y frustración, se reusaba a abandonar el campo de batalla, no fue sino hasta que V lo convenció de desistir y buscar la manera de hacerse más fuerte que el joven calmó su ira y junto al moreno abandonaron aquel lugar, en el cual la lucha se mantuvo latente, hasta que finalmente el caza demonio legendario fue derrotado.
A penas ambos hombres salieron de aquel extraño lugar, la verdadera catástrofe comenzó; de las entrañas de la tierra varios tentáculos enormes brotaron y comenzaron a empalar a los curiosos que se hallaban cerca, el contemplar dicha escena solo lleno aún más de odio el corazón de Nero pero de nuevo este se vio frenado por el joven misterioso.
-Olvídalos, no vale la pena... no podemos hacer nada. - Dijo mientras tenía puesto el bastón sobre el pecho del albino para frenar su paso.
Luego de que las hordas de demonios comenzaran a ganar terreno en Red Grave, los habitantes de dicha ciudad se vieron obligadas a abandonar lo que una vez fue su hogar para poder sobrevivir a lo que parecía ser el final de los tiempos, poco a poco las calles se llenaron de esas horrendas criaturas infernales, los locales y edificios se convirtieron en el sitio perfecto para que dichas criaturas anidaran. Los pobres infelices que decidieron quedarse por el motivo que fuere terminaban siendo devorados al intentar conseguir recursos de las tiendas destruidas.
V había decidido quedarse en la ciudad, después de todo no tenía más opción y le parecía importante ver el progreso y crecimiento del Qliphoth, ese inmenso panal que con el paso del tiempo se iría convirtiendo en un árbol, mismo que no tardaría en dar su ¨fruto¨ uno que n haría más que traer aún más problemas.
-Oye V, ¿En serio crees que ese chico pueda hacer más que Dante contra Urizen? - Preguntó de pronto Griffon mientras observaba junto a su compañero la destrucción de la ciudad desde lo alto de un edificio.
-Me parece que no prestaste atención ¿Acaso no notaste esa fuerza en los ojos del chico? Se nota que tiene un gran poder oculto dentro de sí, además tiene un carácter muy fuerte. - Respondió el joven tras dar un sorbo a una lata de gaseosa que se encontraba degustando.
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