Capítulo 1

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El hijo mayor de Sparda había tomado su decisión, la agonía que su débil cuerpo ahora experimentaba al ser atravesado por la hoja de Yammato era un precio muy bajo a cambio del poder que esto le prometía, la pérdida de su humanidad, sus recuerdos y su conciencia eran algo sin importancia para él, una simple carga de la que debía librarse para cumplir su cometido. 

Con fuerza comenzó a incrustar la hoja de la espada hasta lo más profundo de su quebradizo cuerpo hasta que finalmente consiguió lo que buscaba; su parte humana cayó al piso tomando la forma de un hombre delgado, de blancos cabellos semi crecidos, totalmente desnudo y aterrado ante la imagen de su acompañante transformándose en una aberrante bestia sacada del mismísimo infierno. 

El cuerpo del joven que prácticamente acababa de nacer comenzó a temblar de miedo al ver como aquel demonio giraba su vista hacia su indefensa persona, poco a poco las ideas se formaban en su cabeza; sabía bien quién era ese monstruo, entendía perfectamente que aquella criatura lo detestaba y quería deshacerse definitivamente de él a toda costa, justo ahora podía hacerlo con toda facilidad. 

La bestia emitió un rugido ensordecedor y levantó su puño con intenciones de hacer trizas el cuerpo del joven quien solo pudo reaccionar cerrando los ojos para esperar el golpe final, pero ese golpe fue sustituido por un tirón a uno de sus brazos, miró hacia arriba y contempló a una pequeña criatura negra y  alada que había conseguido sacarle de la habitación en el momento justo para evitar su muerte, al parecer dicha criatura tenía el mismo problema en cuento a fuerza que él y no pudo sostener el cuerpo del muchacho por mucho tiempo. 

El joven estaba ahora adolorido y débil sobre una pila de escombros y basura pero estaba a salvo, al parecer su atacante no se había percatado de su milagrosa huida, podía respirar tranquilo y ver con mayor claridad a su salvador; parecía ser una especie de ave, pero mucho más grande y con apariencia demoniaca. Para su suerte, esta criatura era ¨amistosa¨ aunque fuera por conveniencia propia, pero al menos estaba dispuesto a brindar su ayuda a cambio de obtener el beneficio de la vida y el poder demoniaco que al parecer ambos necesitaban para seguir subsistiendo. 

Luego de acordar los términos de su trato comenzaron a formular una especie de plan para hacer algo con respecto a su pequeño ¨amigo¨ de mal carácter que ahora planeaba cumplir su cometido de derrotar a su hermano gemelo a costa de la destrucción del mundo humano si era necesario. 

-Solo hay una persona que puede ayudarnos a vencerlo. - Dijo el ave mientras el muchacho torpemente se ponía de pie. 

-… Dante. - Confirmó el joven con una voz grave y serena. - Sé cómo encontrarlo, pero me temo que estamos muy lejos. 

-Y no tienes ni energía ni ropa como para hacer un viaje tan largo... Bueno, vamos por partes; hay que salir de aquí y conseguirte algo de ropa, ya después pensaremos en lo demás. - El ave comenzó a volar delante del confundido joven. - ¡Andando, no te quedes ahí parado, este sitio no es seguro para alguien tan débil!  

Ambos comenzaron a moverse al escuchar los aullidos infernales que se dirigían al lugar, al parecer el alboroto creado por el demonio había llamado su atención. 

Mientras caminaba, el joven trataba de sostenerse de las paredes para no caer, no sólo a causa de su debilidad si no porque dentro de su cabeza todo se iba armando poco a poco; las intenciones y pensamientos que el hijo mayor de Sparda tuvo justo antes de descartarlo de su ser, y la sensación al ser expulsado del cuerpo del medio demonio, en esos recuerdos pudo ver como su guía había sido expulsado de la misma manera, pero algo no andaba bien... Al momento de ser descartados no solo sintió la presencia del cuervo demoniaco, había dos presencias más, cada una más fuerte que la otra, sentía que debía encontrarlas para ayudarse a sí mismo a recuperar sus fuerzas. 

Luego de conseguir algo de ropa, de una manera un poco extraña y poco ortodoxa ambos emprendieron la búsqueda de las dos criaturas que como ellos habían sido descartadas: En primera instancia consiguieron alcanzar a un enorme felino negro que fácilmente y sin pronunciar palabra alguna accedió a ayudar, al sellar el trato, el enorme felino se volvió uno con el joven pero a cambio de destrozar un poco más su ya de por si confundida y aterrada mente: a él vinieron los recuerdos oscuros que atormentaron por años al hijo de Sparda, los recuerdos de sus años como esclavo, la misma sensación de derrota y humillación que aquel hombre experimentó por años, él la estaba recibiendo de lleno en su mente y corazón en un instante. Sin poder resistir más ese tormento cayó de rodillas agarrando su cabeza fuertemente mientras trataba de estabilizar su agitada respiración. 

-Oye... Oye niño ¿Estás bien? - Dijo su acompañante al ver el estado en que se hallaba el muchacho. - ¡Que no se te ocurra desmallarte de nuevo porque no tengo la fuerza para protegerte de todo lo que pueda atacarnos aquí! Vamos, la gatita ya te ha dado la fuerza física que necesitabas, hay que movernos. 

El joven se incorporó luego de recuperar el aliento y notó como su cuerpo ahora era más resistente y no sólo eso, sino que ahora su pecho estaba cubierto por figuras negras que parecían ser tatuajes. Ya no era necesario sostenerse de las paredes, pero aun así decidió tomar un bastón de una destrozada tienda de antigüedades para hacer su andar más estable. Ahora sólo faltaba una cosa; conseguir la alianza con el último descartado, el problema: la fuerza y bestialidad de este ser. Su plumífero acompañante le advirtió entre gritos y regaños que era un suicidio enfrentarse a semejante titán, pero el joven decidido se lanzó sobre la bestia quien fácilmente terminó por derrotarlo para finalmente... consumirlo. 

CONTINUARÁ... 

El cantar de un demonioWhere stories live. Discover now