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Habían pasado once días desde que Lisa le había dicho que estaba enamorada de ella. Por supuesto, seguía sin responder sus mensajes.

"Te estas comportando como una idiota, Lisa" cada día debido a su frustración los mensajes se hacían mas bruscos.

Era domingo, lo que significaba que no había ningún tatuaje que hacer que también significaba más tiempo para pensar en Lalisa Manoban.

"Si tanto quieres saber de ella deberías ir a su departamento" sugirió Jisoo ya cansada del sufrimiento de su hermana.

Y la sola mención del departamento de Lisa le hizo recordar que había pasado exactamente un mes del día de la llamada.

Tal vez ahora tenía más razones para ir.

***

No tenía esperanzas de que Lisa le abriera, pero ya no podía perder nada más. Además, la pintora y ella tenían un trato.

Subió hacia el piso dieciocho y buscó la puerta con la letra "B". Fue así como se encontró rápidamente frente al departamento de la pintora. Le pareció gracioso que todas las puertas fueran blancas y estuvieran idénticamente talladas. Los fabricantes querían dar la impresión de que todos los hogares eran iguales, pero Jennie estaba segura que ningún departamento se parecía al de Lisa, o al 18-D, o al 4-F, o al 15-C.

Estaba a punto de llamar a la puerta cuando escuchó unos gritos en el interior.

"¿PÁGAME AHORA!" Exigía una desconocida voz masculina.

"¡YA LO HICE!"

"¡NO ME REFIERO A ESO!"

"¡NO VOY A ACOSTARME CONTIGO, JONGIN!"

"¡PERO LO HACES CON TODOS!"

Jennie se sobresaltó al escuchar el ruido de cristales rompiéndose, pasos apresurados que se hacían cada vez más audibles y luego el chirrido de la puerta al ser abierta con brusquedad. Lo primero que vió fue el cuerpo de quién debía ser Jongin, que tenía el cabello teñido de gris platinado y un hilo de sangre descendiendo por la frente. Estaba claramente mareado. Lo siguiente que pudo notar fue a Lisa sujetándolo por el cuello de la camisa y empujándolo hacia el corredor.

Jennie Kim jamás había visto a la pintora enojada. No hasta ese día.

Lisa hizo mas presión en la camisa de Jongin y lo obligó a mirarla fijamente. El hombre tembló de miedo. En ese instante Jennie supo que si esa miraba cargada de odio fuese dirigida a ella posiblemente no viviría para contarlo.

"Das asco" escupió y finalmente lo empujó fuertemente a través del corredor. Luego de esto el hombre sólo corrió torpemente hacía el ascensor y presionó los botones al azar. No parecía importarle donde iba... él sólo quería escapar de Lalisa Manoban.

Ese momento la tatuadora observó a la pintora cruzarse de brazos y soltar un enorme suspiro.

"¿Qué haces acá, Jennie?" En su voz ya no había enojo. Había indiferencia, lo cual era mil veces peor. Jennie no esperaba que la chica notara su presencia, pues parecía tan enojada con Jongin que había dudado de que ella pudiese haberla visto. Pero lo hizo y su cerebro le hizo creer que no todo estaba perdido.

"Ha pasado un mes... dijiste que me pintarías."

Lisa se giró lentamente hasta que sus fríos ojos chocaron con los suyos. Tenía una ceja elevada, tal y como la primera vez en la que se habían mirado a los ojos en la tienda de tatuajes. Temió que para Lisa ella siguiera siendo la misma desconocida del primer día.

"Ya no quiero pintarte, Jennie."

"Pero teníamos un trato."

"Sé lo que dije, pero todos tenemos derecho a mentir de vez en cuando."

La Tatuadora De Libélulas //JENLISA//Where stories live. Discover now