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Luego de un mes las cosas entre la tatuadora sin tatuajes y la pintora sin pudor estaban exactamente iguales. Lisa llegaba al medio día para dibujarla, iban al sucio departamento de la pintora a las cinco y, finalmente, la misma se encargaba de llevar a Jennie hasta su casa. Se besaban de vez en cuando. A veces eran besos tímidos, fugaces y tiernos, otras veces se tornaban intensos, pasionales y lujuriosos. Aun así, lo suyo no había avanzado más que eso. No tenían un título oficial así como tampoco tenían momentos ardientes sobre el sofá. No tenían charlas incómodas con los padres de Jennie ni escapadas secretas de la tienda de tatuajes. Eran dos chicas que se gustaban pero al mismo tiempo temían a lo que pudiera suceder después.

"¿Quieres salir a cenar?" Preguntó Lisa mientas miraba atentamente la frase de Harper Lee que continuaba en su pared. Había algo en ella que a la pintora parecía gustarle demasiado pero Jennie no entendía que era eso.

Jennie, quien estaba guardando sus cosas para irse del estudio luego de un largo día de trabajo, se acercó a ella para rodearle la cintura con los brazos.

"No lo sé. Todo depende de quién me invite." Bromeó al mismo tiempo que besó la mejilla de la menor. La pintora sonrió como idiota.

Suspiró.

¿Cómo podía alguien como Lalisa Manoban quererla de esa forma? ¿Cómo podía la perfección en persona estar tan enamorada de ella?

"Te invita una tal Lisa Manoban. Está algo loca, o tal vez mucho, pero está loca por ti. Además, por si te interesa, es increíblemente sexy." Lisa rió antes su última frase y se giró para mirarla a los ojos, provocando millones de reacciones indescriptibles en Jennie al sentir los hermosos ojos de la pintora en ella. "Ya quisiera yo ser la afortunada..."

Jennie se rió. Se sentía muy afortunada de tenerla en su vida.

"Entonces aceptaré. No voy a desaprovechar tan buena oportunidad."

***

Dentro del sucio pero lujoso auto de Lisa, mientras se dirigían hacia el restaurante de sushi donde siempre tenían sus citas, Jennie recibió una llamada de Jisoo.

"¿Sucede algo?" Preguntó de inmediato. Intuía que algo no estaba bien pues su hermana adoptiva no era muy de llamadas. Ella prefería escribir textos simples.

Confirmó sus sospechas cuando escuchó un sollozo tras la línea.

"Sana terminó conmigo, Jennie. Me dejó. Estoy sola en el cine, todos me miran raro y no tengo dinero suficiente para irme." Se escuchaba devastada. Su corazón, sin duda, estaba roto. "Te necesito, Jendeukie."

Y escuchar a alguien como Jisoo en un estado tan deplorable le hizo saber que debía estar para ella.

"Estaré ahí pronto. Palabra de hermana."

Y así finalizó la llamada.

"¿Sucede algo?" Lisa casi parecía preocupada.

"¿Puedes olvidarte del sushi y llevarme al cine?"

"¿Veremos una película infantil?" De no haber estado tan preocupada por su hermana, Jennie se habría reído por su expresión llena de inocente felicidad.

"Lisa, no..."

"¿Prefieres algo para mayores? ¿Traficantes, explosiones y chicas de grandes pechos suena mejor para ti?" El semblante inocente ahora se había llenado de perversión.

"¡Lisa!" Exclamó exasperada. "Sana terminó con Jisoo y ahora está devastada. Sólo necesito ir con ella. Puedes dejarme ahí si quieres y yo llamaré a un taxi luego o..."

La Tatuadora De Libélulas //JENLISA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora