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El segundo mes Jennie conoció a los padres de Lisa.

No fue algo planeado, en realidad, fue como esas cosas que sólo suceden por cosas del destino. El inicio del día no fue color rosa. No había terminado de desayunar cuando su familia comenzó a discutir, algo que sinceramente ella odiaba.

"¡No puedes irte a vivir con ese idiota, Roseanne!" Exclamó Jisoo con frustración al recibir la nueva noticia de su hermana menor. Era la única en toda la familia que no terminaba de aceptar esa relación y también era la razón por la cual Rosé aún no se atrevía a presentarlo ante la familia.

"No necesito tu permiso, Jisoo."

"¡Mierda, Rosé! ¡Bobby y tu terminaron por su culpa!"

"No fue su culpa. Fue mía. Era yo quien estaba en una relación."

"¡Pero no puedes irte con él!"

Jennie de inmediato se metió en aquella discusión. Odiaba las peleas y mucho más si ocurrían temprano en la mañana.

"¿No crees que es muy pronto, Rosie? No han estado juntos mucho tiempo."

"Lo sé pero... quiero hacerlo. Estoy enamorada de Su y estoy muy segura de esto."

"¡Estuviste dos años con Bobby y nunca pensaron algo así!" Se desesperó Jisoo. El odio hacia Su era casi tangible.

"¡Ya basta!" La detuvo Joy con furia. Con el pasar del tiempo había aceptado la nueva relación de su hermana pues la sonrisa que solía llevar todo el tiempo era lo único que le importaba. Era quien más la apoyaba. "Su no es Bobby y... sé que lo queríamos y queremos mucho pero si Rosie no es feliz con él no puedes forzarla."

"Púdrete, Sooyoung."

La señora Kim dió un golpe en la mesa. Todos callaron pues sabían que no era seguro molestarla al estar tan enojada.

"¿Estás segura de querer irte con Su?" preguntó a su hija.

"Muy segura." Contestó sin titubear.

"Entonces ve porque yo no puedo detenerte."

***

Ese día Lisa no fue a dibujarla. Le escribió varios mensajes para comprobar su estado pero ella no contestó ninguno. Aun así, en medio de todos los tatuajes que hizo ese día, no tuvo tiempo para preocuparse demasiado y volverse paranoica.

La pintora llegó cuando Jennie terminó de guardar sus cosas. La muñeca le dolía, también la espalda pero cuando ella llegó a abrazarla y la besó, tal vez con demasiada efusividad, nada de eso importó. Cuando se alejó la notó nerviosa, inquieta. Era extraño verla así pues sus movimientos siempre desbordaban gracia y seguridad.

"¿Fumaste algo antes de venir, Lisa?" Preguntó con delicadeza. "No te ves muy bien."

"Mierda, no. No he fumado nada, Jen."

La frustración acompañaba sus palabras.

"¿Estás bien, Lisa?" preguntó entonces mientras buscaba sujetar sus manos para tranquilizarla.

Fue ante el contacto que Lisa dió un salto hacia atrás una mueca de dolor acompañándola. Jennie había tocado su muñeca por error.

La herida que la pintora se había hecho al terminar de pintar a Sky habría cerrado tiempo atrás pero ella insistía en mantenerla abierta. Siempre prometía pedir ayuda pero nunca cumplía. Jennie se enfadaba, la aconsejaba, le suplicaba y ofrecía su apoyo pero Lisa parecía ignorar sus palabras entonces la tatuadora sólo terminaba limpiando la herida y poniendo un vendaje nuevo.

La Tatuadora De Libélulas //JENLISA//Where stories live. Discover now