La Tatuadora De Libélulas //JENLISA//

20

El sexto mes un accidente ocurrió.

Luego de la larga y tortuosa estadía de Lisa en las frías montañas, Lisa y ella planeaban reencontrarse a las afueras de BigBang Tattoos. La ocasión, sin embargo, no era tan romántica como ambas lo habían planeado.

Llevarían a la madre de Lisa a una revisión médica. Se había enfermado debido al frío, así que Lisa decidió hacerla revisar cuando su padre sugirió que cuidara de la enferma mujer su hija mayor.

"¿Sabes dónde está Bobby?" Le preguntó Seulgi antes de que la tatuadora lograra salir de la tienda. Su cabello rojo resaltaba en el estudio. "Salió hace unas horas a comprar algo pero no regresó. Jiyong esta preocupado. Incluso ha dejado sus cosas."

"¿Ya has intentado llamarlo?"

"No contesta. También le escribí a Jihyo pero ella sabe tanto como nosotros."

Jihyo y Bobby no tenían una relación oficial pero era claro que había química entre ellos. Desde que Rosé y él habían terminado no lo había visto sonreír tanto como lo hacía al estar la chica a su lado.

"Yo... realmente tengo que irme, Seulgi. Lisa me espera."

"Lo sé. No quería preocuparte. Seguramente se ha quedado dormido, o el tiempo se le ha pasado un poco."

"Es lo mas seguro. Ya conocemos a Bobby."

Pero, por esa misma razón, Jennie presentía que algo no estaba bien.

"¿Puedes mantenerme informada, Seulgi?"

"Por supuesto. Si ese idiota regresa incluso le daré unos cuantos golpes de tu parte."

"Me agrada la idea."

Rió al darse media vuelta y justo cuando estaba por irse, Seulgi volvió a llamar su atención.

"¿Realmente sigues siendo virgen con una novia tan sexy, Ruby Jane?"

Jennie rodó los ojos. Su amiga era una idiota.

***

Lisa la estaba esperando a las afueras de BigBang Tattoos recostada en su auto y con un cigarrillo en la boca. Usaba un vestido verde, además de zapatos a juego. Dos vendas decoraban sus muñecas, y el maquillaje que lleva era menos intimidante que el de siempre.

Mas que alegrarla, le dolió verla.

No había esperado a una Lisa tan diferente. No había esperado un cambio de ese tipo.

"Realmente tengo la novia mas hermosa del mundo." Fue lo primero que la pintora dejó salir de sus labios, y decir aquello fue más un acto involuntario que un intento de seducirla.

La tatuadora sonrió mientras dejaba salir un suspiro. Ella se veía diferente pero no dejaba de ser la pintora de la cual se había enamorado. Su exterior se había modificado un poco, tal vez demasiado, pero ella seguía ahí. Su unicornio estaba ahí.

"También es lo que pienso cuando te veo, Lisa." Afirmó con una sonrisa antes de unir sus labios por unos segundos. Habían extrañado el contacto luego de tantos días.

Su aliento a humo de cigarrillo la invadió y se preguntó mentalmente cuántos habría fumado antes del verla. Aún así, disfrutó del beso como lo había hecho con todos aquellos que habían compartido.

Seguían siendo sus labios. Su sabor. Su calidez. Su tacto. Su cabeza seguía dando vueltas, girando en un mar de emociones incontrolables, e incluso sentía que el amor había crecido desde la última vez en la que le había visto.

"Te amo, Jen. No puedes entender cuánto, pero lo hago." Su voz era sutil, delicada como una pluma y su lengua acariciaba su nombre en un acto majestuoso. "Conté cada maldito día en esas montañas porque realmente deseaba volver a verte."