#5 Desconocido

7 0 0
                                    

Ella con el sentir de la tierra bajo sus uñas había tocado el corazón de su padre el cual corría desesperadamente por todo el castillo llamando a su preciada hija.

–¡Evenus! ¡Evenus! ¿Dónde estás?

–Señor ya buscamos en todos lados, no encontramos a la niña y la reina lo está buscando.

Adiel corrió, pensó que quizás Anaela tenía información de su escurridiza hija. Evenus nunca había hacho algo como esto y su padre se reprochaba por haber puesto más atención a sus labores dentro del palacio que a su hija, quién según las sospechas del elemental, podría estar muy afectada por lo de su madre.

–Rafael, Anaela. –dijo y se detuvo al ver a la reina llorar desconsoladamente–¿Qué es lo que ha ocurrido? –pregunto Adiel, ya que estaban en la habitación del príncipe

–No está, Adiel. ¡Mi hijo no está! –lloraba la reina pidiendo clemencia y fe a quién la escuchara–Por favor, Adiel. Sé bien que te debo hasta la vida, pero te pido por favor encuentres a Saúl. –el rey tomaba a su esposa intentando calmarla

–¿Desapareció? ¿En dónde pueden estar nuestros hijos?

–¡No es posible! ¿Evenus también ha desaparecido? –el rey habló y el elemental asintió algo dolido al admitirlo

–¿Por qué? ¡Celina por qué la desgracia ha llegado a nuestro hogar! –la reina que parecía desfallecer se puso de pie y se aproximó al hombre viudo–Adiel tu puedes hallarlos, solo tú. Por favor, no dejes que éste reino se hunda en desgracia.

Anaela le miraba fijamente, ese pequeño niño era la esperanza de su linaje, y junto a su hija y esposo eran las razones para seguir viniendo. Adiel cerró la puerta y luego se acercó abriendo la ventana, pero en cuanto estuvo totalmente abierta este miró a los monarcas. La luz de aquel gran señor del cielo que ahora se elevaba haciéndole saber las malas noticias.

–Lamento no poder hacer nada para ayudar, pero es muy posible que tú hijo esté transformándose en el bosque.

–¿QUÉ? ¿Cómo que no puedes hacer nada? –grito el rey exaltado

–Mi bebé, solo en el bosque... Ayúdame hermano, ayúdame. –Anaela rogó

Sabía que el hombre frente a ella no compartía su sangre, pero si su espíritu, ambos crecieron con el mismo hombre en el mismo palacio, con las mismas nanas, y para la reina ese hombre era su hermano.

–Lo haría si pudiera, pero entiéndeme que no puedo hacerlo, en luna llena mis poderes son casi inútiles, si pudiera hacer algo ya hubiese encontrado a ambos niños.

–Esto es increíble, yo mismo organizaré una búsqueda y traeré de vuelta a mi hijo. Por Celina que yo mismo yo traeré sin ayuda de ninguna estúpida planta.

–Rafael, no me dejes... –ambos "hermanos" se miraban–La tierra que le dio la vida lo desconoce, él sólo piensa en las riquezas, no es para nada el hombre con quién me casé.

–Tranquila Anaela, no te hagas más daño. Los encontraremos solo confía...

Ambos salieron de la habitación del príncipe bastante apresurados, ambos estaban desesperados por encontrar a sus hijos. Además, Evenus no debía estar sola en luna llena, era peligroso tanto de parte omega como de parte elemental, cualquier energía acumulada podría ser peligrosa para cualquiera de su edad.


(...)

–¿Pueden adentrarse al bosque desde ese lugar? –otro asentimiento–Bien, quiero varios escuadrones en ese sector.

La reina sin esperar respuesta comenzó a quitarse la capa y la dejo a su lado, al mirar lo que la reina hacía, Adiel tomó su capa, y ella al convertirse comenzó a olfatear mejor el muy leve olor de los niños.

♧♤♧♤♧♤
Su mirada era perdida no sabía cómo reaccionar ante el gran alfa frente a su pequeño cuerpo, así que solo se abrazó y actuó cómo actuaría ante el chico tonto dentro del alfa.

–Aléjate de mí. No quiero que me vuelvas a tocar. –el fuerte gruñido la asustó haciéndola retroceder–Eres un niño tonto, no eres más fuerte que yo, solo quieres desconfiar y pensar que todos piensan en ti. ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA? –grito más para su madre que para el muchacho–No voy a felicitarte, eres un alfa muy tonto. –el animal se lanzó hacia ella y ella lo esquivó–Si tienes que matarme, –sus ojos comenzaron a desahogar todas esas emociones que guardaba–hazlo de una maldita vez. No voy a rogar por mi vida, no pienso rebajarme tanto, yo solo quería ayudarte...

Ella cerró los ojos mientras un chico preocupado se trasformaba en humano nuevamente tomando su capa para taparse, acercándose a ella, esa chica que podía hacer magia con sus manos.

–Evenus. –dijo sintiendo como la niña solo dio un respingo en su lugar–Lo siento, no debí hacerte daño...

En cuanto su mano tocó el rostro de la pequeña sintió como el calor del cuerpo de la chica le quemaba, ella comenzaba a quedar inconsciente, el chico sabía que todo había ayudado a una infección en su herida, así que asustado el niño tocó su pecho rogando clemencia, no quería convertirse en un asesino, y menos en el asesino de la única persona que lo ayudó y no por ser futuro monarca.

Él solo se puso su capa atándola de tal forma que lo tapara y lo protegiera del frío, tomando a la chica y abrazándola fuerte, no sabía que otra cosa hacer pero se aseguró que la protegería, desde ese momento y para siempre, tenía claro que proteger a esa niña sería su objetivo en la vida.

♧♤♧♤♧♤
Había pasado un rato y un aullido llego a los oídos de la gran alfa reina la cual miro a su "hermano", lo cual él solo le dijo que esperara y la respuesta a si eran ellos no se hizo esperar, cuando el estrepitoso grito de la niña resonó en todo el bosque. Ambos padres estaban preocupados y desesperados por encontrar a sus hijos, así que Adiel no se negó cuando la reina lo dejó montar su lomo.

Corrieron lo más rápido que pudieron y cuando la gran alfa se detuvo Adiel bajó y le tendió su capa la cuál ella acepto rápidamente caminando hacia donde el grito provenía y por fin los vieron la madre corrió cayendo de rodillas rápidamente.

Con la voz quebrada y lágrimas en su rostro le llamó–¡Cariño!



Elemento OmegaWhere stories live. Discover now