#33 Cásate

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Lamentaba tener que verla de esa forma, mi corazón daba un vuelco cada vez que una lágrima salía de sus ojos, quería matar a quien la hubiese lastimado.

–¿Qué es lo que sucede bonita? –pregunté sintiendo como el miedo la consumía y se aferraba a mi pecho

–No es nada... –me susurró

–Evenus. –le regañé–No debes mentirme, dímelo. ¿Quién te ha hecho daño?

Ella se separó y limpió las lágrimas de su rostro–Me dijo tu padre que te casarás. Felicidades. –mi corazón dolió

–No es motivo de felicidad, no para mí.

–¿No tienes miedo? –preguntó ella poniendo su mano sobre la del príncipe

El lobo del chico reaccionó necesitado a aquel tacto, pero aún estaba más preocupado por ella. Quería destrozar a quién la hubiera hecho llorar, pero ni Evenus sabía bien el por qué lo hacía, solo tenía miedo y se preguntaba a cada segundo si había hecho lo correcto.

–¿Es lo correcto? –le preguntó al chico y este la miró tristemente

–No será lo correcto si no es por amor.

Una punzada en su pecho le indicó que estaba bastante asustada–Pero- –él la interrumpió

–No está bien, si no eres tú la que se casé conmigo. –el corazón de ambos latía con fuerza

La mano de Saúl viajó a su rostro y el cálido contacto la reconfortó, sabía que si debía casarse este hombre era la mejor opción, él nunca había dudado de lo que sentía por ella, ¿pero ella sentía algo por él?

–¿Me amas? –preguntó asustada, el rostro de Saúl fue de completa sorpresa–¿Me amarás aún si yo no pueda amarte? –dijo mirándolo a los ojos

–Evenus, yo...- –ella se acercó lo suficiente para que sus frentes se encontraran

–No quiero arrepentirme, sabes que es lo mejor para ti y el reino.

–¿Por qué mi padre lo vuelve tan difícil? Ya había aceptado y ahora me obliga a casarme nuevamente.

–Yo sé lo pedí, un pueblo sin reina y con la tribulación en las puertas, preparándose para entrar, no quiero perder a Ikonia. –dijo aún cerca del chico pero sintiendo como la energía de este tomó la fuerza del enojo

–¿Me quieres lejos de ti? –dijo molesto y su mano cayó sobre su regazo–¿Qué tanto me odias? –preguntó cansado y con su valor quebrado

–Te quiero, –explicó ella–tanto. –él lo ignoró–Dime que tomé una buena decisión, solo hazme saber que no me he equivocado, te lo imploro. –ella parecía no entenderlo y eso le exasperaba

–Evenus, solo debes pedírmelo, solo dilo, "No te cases" y no lo haré. Pídelo, por favor. –rogó con su corazón desesperado

–Cásate. –ella lo acercó más a sus labios–Amala como a nadie y hazme feliz. –pidió ella entre susurros

–Nunca la amaré más que a ti. –el chico habló claro, con su lobo y espíritu destrozado

–Me alegra saberlo. –anunció ella

–Venus... –le escuchó susurrar rogando por el contacto de sus labios–No hagas esto, solo dime si debo casarme o no, pero no me tortures más.

–Cásate... –él decepcionado se apartó de ella y suspiró

Vaya que le dolió alejarse de aquellos labios con los que tanto tiempo había soñado, pero la chica fue clara y el no podía hacer mucho si ella no lo amaba o si solo él estaba dispuesto a luchar por ella y lo que sentía.

Cuando se acercó a la salida de aquella cúpula las ramas protectoras del jardín, llenas de espinas le cerraron la única salida de la cúpula, frustrado volvió a ver a la chica quien se encontraba vestida de blanco, con aquella típica ropa de presentación que debían usar las chicas al comprometerse.

–Saúl, también me casaré. –¿qué acaso ella solo quería verlo sufrir?

–Ábreme, por favor. No me hagas esto, no creo merecerlo. –ella se acercó mostrando el anillo familiar de Saúl en su mano

–Eso es de mi madre. –habló titubeante

–Bueno, ya no. Tu padre pidió que lo entregaran a tu futura esposa. –su corazón se aceleró y él se reprochó por guardar esperanza

–¿Tú lo debes entregar? –dijo intentando mantener la calma

–Saúl, esto debes de pedirlo tú, pero puedo intentarlo.

Él la miró fijamente, sintiendo su cuerpo congelado y cuando la rodilla de Evenus tocó el césped el chico se arrodilló junto a ella sosteniendo la mano en la que ella tenía el anillo.

–No puedo creerlo. Yo- –susurré y me detuve al verla sonreír de manera tan dulce que olvidé mi enojo y decepción

–Creo que sabes bien lo que significa. –aclaró con sus mejillas coloradas

–Tú, le pediste a mi padre casarte- –ella interrumpió

–Nunca me ha faltado valor. –dijo mirándome–Eso lo sabes. –asentí

–Pero, ¿casarte conmigo? –no me creía lo que estaba diciendo

–No estaría mal, además lo hago por Ikonia. –bromeó

–No lo creo. Siento que al fin te diste cuenta de que tenías que afrontar lo que sientes por mí y aceptaste que me amas- –bromeaba y ella interrumpió

–Tienes razón, aunque puede que también me preocupe un poco por el pueblo, lo hago. –sus palabras me dejaron atónito–Pero si alguien me pregunta diré que fue por Ikonia. –se burló

–Bonita, no sé qué decirte. –sonreí acariciando suavemente su mano

–Debes preguntarme si quiero ser tu esposa. –aseguró nerviosa

–¿Y tú que responderás? –pregunté tomando el anillo de la familia real

–Que tal si lo intentas y después ya veremos. –dijo apartando su mirada nerviosa

–Evenus, hija de Adiel, por mi pueblo y con Celina de testigo te pregunto. ¿Quieres ser mi esposa? –el silencio reinó por un tiempo

–No lo dudaría ni un segundo. –eso me hizo sonreír

Coloqué el anillo, la ayudé a levantarse, hice la reverencia correspondiente y la abracé. No podía soportar más su lejanía, así que la abracé como jamás lo había hecho, amaba tenerla conmigo y saber que por fin sería mi mujer y estaríamos juntos.

–Mírame. –pedí sin dejar de abrazarla–No quiero que te cases conmigo si no me amas, quiero que seas feliz y te amaré por siempre si es conmigo, pero si no quieres casarte de verdad no tendré problemas con eso. Solo quiero que seas feliz y a aceptaré tu decisión, pero quiero que decidas antes de estar en el altar.

–No necesito pensar. –a pesar de decirlo no me convenció así que decidí dar un plazo

–Evenus cuando falte un día y medio para la coronación anunciaré tu nombre si aceptas casarte y si no, me negaré ante mi padre a casarme para que puedas ser libremente feliz.

Ella asintió, claro que tenía miedo de que cambiara de opinión y se negara a casarse conmigo pero no quería un matrimonio por compromiso, eso no funcionaba, además de que seria muy destructivo para ambos, era difícil convivir con alguien sin amarlo, sin embargo, respetaría su decisión y esperaría con ansia el momento de su elección.

Elemento OmegaWhere stories live. Discover now