#29 Alianza

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Jamás podría haber sido algo tan difícil como lo que acababa de pasar, o al menos eso pensaba en tanto se alejaba de la chica. Podría jurar que su aroma era al más atractivo que en su vida hubiese percibido.

–¿Hijo? –dijo la reina preocupada

–Estoy bien, madre. –dijo sin mirarla, no podría mentirle si le miraba a la cara

Cuando llegaron encontraron al hombre acostado sobre sus brazos en la mesa, todo parecía ser normal, pero al acercarse lo sintieron, ese frío horrible en la habitación les advirtió de que despertarlo sería complicado y peligroso.

–Madre. –dije y abrí mi boca intentando calmar el dolor de mis colmillos rasgando mi boca, ella se acercó con vendas

–¡Saúl! ¿Qué te sucede? –dijo alterada, y la entendía, yo también me estaba comenzando a asustar, nunca había tenido tan poco autocontrol

–Hija... –dijo el hombre y cayó al suelo

Ambos corrimos a él y mi madre le tomó en brazos–Tranquilo hermano, todo se solucionará.

Mi mundo cayó a pedazos. ¿Hermano? ¿Evenus es de mi sangre? Mi madre me miró y pareció darse cuenta de mi deterioro y habló rápido, pero claro.

–No de sangre, ahora rápido trae los paños de allá y crearemos una cama rápido. –respiré de nuevo y obedecí

Logramos hacer que el hombre se estabilizará en temperatura y pudiera volver a tomar color ya que estaba pálido. Yo le tomé en brazos y rápidamente nos fuimos a la habitación del hombre, lo coloqué en su cama y llamamos a un par de guardias para que cuidaran el lugar y a una mucama para que se ocupara de cuidarle toda la noche.

Mi madre se despidió diciendo o mejor dicho amenazándome de mantenerme alejado de Evenus, ella sabía que no podía confiar en mí estando en celo y al mismo tiempo en la chica sin control elemental, por la luna llena. Caminé lento por los pasillos hasta que en una ventana abierta me percaté de aquel apetitoso olor nuevamente, intenté calmarlo, pero mis fuerzas eran en vano. Corrí por el castillo y llegué como lobo a las puertas de palacio, pero no había nada ahí.

♧◇♧◇♧

–Dinora está cerca. Tanto su llegada como la nuestra será pronta. –la chica miró a su antepasado con miedo en los ojos

Dinora era conocida como la oscuridad en el mundo elemental, era la única persona capaz de destruir todo en su camino al poder, aunque claro que también era una leyenda para asustar a los pequeños elementales.

Aún en sus sueños Evenus tenía claro que no podía permitirse el riesgo de tomarlo a la ligera. Sabia que Dinora podía ser lo peor del mundo, pero que todo lo había hecho por buscar lo mejor para su especie ya que en los primeros tiempos de la "diosa de la muerte" era normal matar y esclavizar elementales.

La señora de hermoso resplandor morado miró sobre la chica en el suelo y de repente Evenus sintió algo que la atravesó y se interpuso entre su abuela y ella. El olor familiar de aquel alfa llegó a ella y la calmó por completo haciéndola levantarse a enfrentar a su abuela.

–Reyes y reinas, no puedo creer lo dónde has venido a parar.

–Ya lo sabías desde mucho antes. –respondió Venus mirándola con enojo

–Eres mayor de otra especie, deberías concentrarte en ellos. Allí estarás más alto que este –la elemental consideró sus siguientes palabras–muchachito.

–Mi padre se alejó de eso por mi bien. –dijo la menor

–Se alejó de nosotros por tu madre, no por ti. A ella siempre le dimos asco, tanto a ella como a cualquier otro perro salvaje. –quizá su abuela tuviese razón sobre su madre pero en el palacio y el reino no los habían alejado desde que se supo la verdad

Ella sintió al príncipe atravesarla de nuevo para desaparecer dentro del castillo, su corazón estaba confundido, el príncipe decía amarle y su abuela odiaba esa especie de sobre manera, podía sentirlo, pero, ¿por qué su abuela hablaba así de los cambia formas? Sería lo mismo que ella sintió cuando su madre murió, ese dolor de saber que no había tenido un castigo justo por el daño y a pesar de haberse liberado de los reyes y reinas seguía, por su rencor, atado a ellos.

–No todos son malos, abuela solo déjame mostrarte y a Dinora. Los de su especie han cambiado.

–Siguen matando por riqueza y poder. Sabemos que los acompañaste. –ella le había vigilado todo este tiempo–Mataste a aquel niño del que siempre le hablabas al viento, con el cual disfrutabas del agua, acampaban junto a la fogata y hacías crecer las flores en el campo, Venus. Te vistes como ellos, eres de los suyos o de los nuestros. –la mujer y su energía morada habían desaparecido

–¡Abuela! –gritó

–Matas por ellos. –se escuchó en el viento

–¡Me hirió de muerte! –intentó explicar mirando a todos lados

–Te has llenado de odio.

–¡No! –dijo tapando sus oídos

–Eres una ingrata. –la chica negó cayendo al suelo por segunda vez

–Eres débil. –la chica sollozaba

–Como tú madre. –Evenus gritó de dolor

Y de pronto se levantó con la respiración pesada y sudando, estaba muy alterada, al borde de un colapso, pero no se dio tiempo de respirar. Al levantarse de su cama su cuerpo cayó al suelo, del ruido de la caída el rey, que estaba sentado cerca, se levantó alarmado.

–Evenus, espera, respira. –dijo intentando calmar los nervios y susurros de la chica

–Está aquí... –dijo y sintió el aire faltar en su cuerpo

–¿Quién? –preguntó el rey consternado

–Saúl.

–No, mi hijo está en celo y tu elemental no puede controlarse hoy. Deben estar alejados.

–Déjame...

–No lo haré, debo estar- –fue interrumpido

–Déjame casarme Saúl. –el rey dejó de respirar

–Debes descansar... –dijo pensando que sería el celo de la chica la que la hacía decir tonterías

–Dinora, ella viene. Necesitas... Necesitas una alianza. –el rey se alejó de la chica y llamó a su esposa, Dinora era el problema que tenía el pueblo con su sustento y clima

Solían decir los ancestros que la maldición de "la diosa de la muerte" llegaba con presagios, que el pueblo debía atender a los reclamos de la poderosa elemental. Los fuertes inviernos, los insoportables vientos y las faltas de lluvias, serían unos de los presagios de aquel mal augurio y la tierra de Ikonia debía comenzar a protegerse.

Elemento OmegaWhere stories live. Discover now