53. Perspectiva De Yonel Hikari

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Narrado desde la perspectiva de Yonel Hikari.

El futuro no es mañana, es cuando termine de pensar en esta frase...

El futuro de mi familia es extraño y preocupante, está vinculado con una disparatada profecía que pone a mi recién conocida sobrina como la más grande mafiosa de esta era, aún más grande que Delancis, quien ha sabido manejar nuestros negocios a la perfección; sí, tengo que aceptarlo, ella estuvo siempre presente en los negocios de su padre, aprendió bastante de ello. Me es difícil pensar que Inocencia pueda hacer un mejor trabajo que Delancis, pero confieso que puede hacerlo si aprende a controlar su oscuridad, justo ahora acaba de salir del salón de billar para responder una llamada, toda esta charla que tuvimos parece no haberla convencido por completo.

—Bien, volvamos a nuestros trabajos —le digo a Alexis y a mi hermano—. ¿Alguna noticia sobre los documentos de Diamond?

—Delancis logró conseguir acceso a la bodega privada que tenía alquilada Gabriel —responde Alexis—, así que esperemos, ojalá y pueda encontrarlos ahí.

—Hemos buscado en cada rincón, en cada mueble de esta mansión, y aún no aparece nada, si Delancis no encuentra algo en la bodega, no se donde más buscar —dice Edward, le vemos inclinarse frente a la mesita para apagar el tabaco sobre el cenicero.

—Ni aquí ni en sus oficinas... Gabriel logró esconder muy bien esos documentos —digo y luego tomo el último trago de mi vaso.

—Son documentos muy delicados, era necesario mantenerlos bien ocultos, Gabriel hizo bien su trabajo —dice mi hermano.

Asiento a lo dicho por mi hermano y me levanto del sillón, salgo del salón y, mientras voy caminando por el pasillo, aprovecho para enviar un chat a mi hija: «¿Dónde estás metida?».

Carole me responde: «Estoy en el salón de la chimenea», y luego me envía un sticker de una hiena aburrida.

Claro que va a estar aburrida y estropeada, si ayer ella y sus primas llegaron de madrugada y fuera de sí, desde mi habitación se escuchaba lo risueñas y ebrias que estaban.

Al abrir la puerta de la sala, me encuentro a Carole echada sobre un sillón mientras usa su celular.

—Hola... —me saluda al verme entrar.

—Hola... —me siento en el sofá de al lado.

—¿Para qué me necesitas, padre? —a dejado su celular sobre la mesita de centro.

—Desde que llegaste con nosotros, no hemos podido hablar.

—Supongo que quieres hablar de negocios —trepa sus piernas sobre los brazos del sillón—, digo, es lo único de lo que siempre hablamos.

—¿Quieres que hablemos de tus admiradores? —le sonrío de manera torcida—... Por ejemplo, de Mikael William...

—¿Qué tal si hablamos sobre el espectáculo que dio mi primita anoche en la discoteca? —usa un tono burlesco—... Barrió el piso de la discoteca, literal.

—La Inocencia que viste ayer no estaba en sus cabales, ella no es así.

—Por favor, papá. La «inocencia» solo lo tiene en el nombre —se pone pensativa y luego sonríe—... ¡Ja! Mi prima es toda una demente...

—Tu prima está empezando a lidiar con la oscuridad familiar ... ¿Sí recuerdas que te hable de eso?

A tornado su mirada distante, luego responde:

—Brutal...

Suspiro y tuerzo mis ojos al sentirme algo indignado. Carole tiene una impresión equivocada de Inocencia, nunca la había visto tan orgullosa de un familiar, espero y no se lleve una gran desilusión.

De Monja A MafiosaWhere stories live. Discover now