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Familia de títeres. La definición perfecta para mi nuevo estilo de vida. Si es que <> pudiese encajar en la manipulación tan obvia, como decir que el agua de un manantial es cristalina.

Tengo un omega. Se encarga del hogar con una sonrisa de par en par. Sus ojos son brillantes y rivalizan con las estrellas del firmamento, tiene diferentes colores en su iris, un arcoíris en resumidas cuentas, su cuerpo es esbelto como ninguno otro que he visto, con un poco de músculos, es alto y su cabellera rubia es larga. Para alguien ajeno a mi posición estas características resultan atractivas. En cambio, si me lo preguntan a mi. Diría que el bilis de mi garganta iría rápido en cuanto su silueta aparece en la puerta, seguido de un "Shinobu-san, buenas noches" ganas de vomitar no faltarían. Lo contendría. Mi deber es aguantar para ganar tiempo. Y aún así me repugna. Siento impulsos de matarlo. Quiero hacerlo cenizas, en frente del cálido sol de verano. Deseo acabar con él, en venganza de lo que ha arrebatado. Pero no puedo. Soy su prisionera momentánea.

Cuando nuestras presencias se hallan en un mismo sitio, nuestros olores salen a la luz. Trato de que los míos estén relajados. Soy una alfa que debe fingir amor por un ser despreciable. Me uní a él de forma obligatoria impuesta por mi misma. Salvar a otros, a raíz de ponerme en sacrificio. Es lo menos que puedo hacer, algo me dice que se lo debo a la vida misma.

Mi tono de voz siempre debe estar acorde a la ocasión. No debo enojarme. No debo insultar. Ni atentar contra él. Parece fácil cuando lo haces con aliados, contener mis arranques de enojo con las imprudencias de Tomioka-san había sido relativamente fácil. Pero con Douma, ¿Cómo lo lograría? Su sola existencia produce una carga de adrenalina análogamente con el sentimiento de casi morir, era peor que estar aguantando un celo rodeada de décimas de omegas.

— Es una bonita noche — Expresó Douma con una sonrisa, sacándome de mis pensamientos continuos. Observaba la ventana sentado sobre unos cojines, disfrutando de su cena, mordía lentamente el brazo degustando cada centímetro, manchando sus labios de sangre bordo casi negra, ensuciando la mesa caoba de distintos restos salientes. La resiliencia de uno debe ser grande para soportar la atrocidad y no poder hacer nada al respecto. — ¿No lo crees Shinobu? ¿No crees que verdaderamente los astros se unieron, para darnos tremendo espectáculo de estrellas brillando en el firmamento? — Volvió a engullir, ahora mucho más fuerte que antes. Asumo la existencia de un único propósito, el de manchar mi rostro de rojo. Quise expresar una mueca de asco, pero me contuve. Tomé la servilleta más cercana. Limpie antes de seguir la charla naturalmente.

— Sin dudas. Es preciosa — Aparte la mirada. No quería verlo consumiendo esos alimentos putrefactos de personas recién muertas. El sentimiento de culpa es horrible e innegable..

— ¡Pero qué cortante! — Se levantó apenas unos segundos de la mesa indignado a medida que azotaba la carne en el plato. Finalizó la rabieta cuando me vio con el ceño un poco fruncido, dándose cuenta de su arrebato poco delicado, ¿Acaso intentaba verse como un omega digno? Que extraño — Deberías charlar más con tu omega — En su boca se formó un puchero, sus brazos estaban cruzados — ¿Acaso no te atrae mi aroma? — Otra vez lo mismo, ¿Que intentaba hacer?

— Prefiero esperar a que acabes tu comida es importante para ti comer, ¿No? — Traté de sonar simpática, en el fondo me encantaría lanzarle ese cuerpo muerto en la cara.

Dejó de comer. Limpió sus labios suavemente con una servilleta blanca, luego se acercó más a mi. Nuestra diferencia evidente de altura lo obligaba a agacharse, a veces cuando hacía esto me daba un beso con sabor a sangre, y otras veces me susurraba en mi oído palabras que viajaban adentro mío como cuchillas, mancillando un pedazo de carne nuevo. No sabría especificar lo que siento porque no halló palabras claras, a lo mejor es mera frustración e impotencia.

— Estás distante — Tomó mi mentón con su mano pálida, sus uñas se clavaban levemente en mis mejillas dejando leves marcas perdurantes por minutos. No dolía tanto como uno pensaría, simplemente es incómodo — ¿Hay algo que deba saber? — Su voz sonaba autoritaria, demandante como la de un alfa.

Un alfa con la fuerza suficiente y el pensamiento arcaico arraigado por antecesores idiotas, se defendería de este ser por su falta de respeto. ¿Cómo un omega demandaba tanto poder? Pensaría y posteriormente le iría a la yugular intentando someterlo a su voluntad de poder. Pero yo no lo haría, no creo en la supremacía de las castas, solo lo mataría por llamarse Douma y ser la luna superior dos.

— ¡No me pasa nada! Estas delirando — Sonreí aún con sus uñas dejándome marcas. Después de todo, el arte de una falsa sonrisa es mi mejor maestría.

— ¡Entonces dame un beso! Los besos de Shinobu-san son espléndidos, hacen sentir a este omega por las nubes — Su aura parecía la de un ángel, sus ojos brillaron opacando a las estrellas. Era la antítesis de su verdadero ser. El alter ego inocente de un mal nacido sediento de sangre — ¡Este es el paraíso! Estar con semejante alfa, vivir mi sueño de sentir. Ahh... No quiero perderlo. No puedo pensar una sola eternidad sin sentir tu cuerpo sobre el mío — Sus ojos se abrían cada vez más, expresión de satisfacción era insólita. Soltó mi rostro no sin antes plantarle un beso largo, metiendo su lengua dentro de mi boca recorriendo cada esquina de ella, buscando contacto con mi propia lengua.

Repugnante. Asqueroso. Repulsivo.

— Tus labios saben al más dulce caramelo — Vilmente mentí, cuando nos separamos y se llegó a escuchar el sonido de la hermosa liberación de nuestros labios.

— ¡Qué romántico! Suenas igual que aquellos relatos que de pequeño oía tan a gusto — Su rostro pasó de una sonrisa a algo más serio — Me encantaría seguir con la amena charla, pero debo irme a desempeñar mi papel — Se levantó del piso acomodando su traje, lo sacudió unas cuantas veces deshaciendo todo rastro de polvo — Es una lastima que no puedo quedarme con mi pareja ¡Soy un omega negligente! ¿Verdad? — Preguntó fingiendo estar apenado, cuando se notaba a leguas que fingía.

— No te preocupes — Moví mi mano de lado a lado restando importancia — mantendré el culto en orden en lo que tu vuelves — Realicé una reverencia a mi peor enemigo.

— ¡Odio las despedidas! Pero... Digamos que está es más bien un hasta luego — Volvió a unirse a mí con un beso en mi mejilla, pasando uno de sus brazos por mi cintura — Te veo luego — Me guiño el ojo acariciando por última vez mi rostro. Se fue lentamente hasta la salida pavoneandose como un estúpido pavo.

Lo primero que hice cuando se fue lo suficiente lejos, es irme directo al estanque de la entrada. Poco importaba si el agua no era limpia del todo, si ahí nadaban a gusto los peces, o si era higiénico o no. Mis manos agarraban grandes cantidades de agua con suma desesperación, me las tiraba a mi rostro, mis dedos frotaban violentamente los lugares donde me había tocado, hasta dejar esas zonas en un rojo vivo... Mi cara era vislumbrada por el estanque gracias a la luz de luna. Me veía como mi peor versión. La cara rojiza, llena de arañazos, mis ojos llorosos y mi ceño fruncido. ¿Era yo?

— ¡Vete al diablo Douma! — Grité con todas mis fuerzas, causando que una bandada de pájaros nocturnos descansando se fueran volando — Maldito el día en que pacte contigo — Mi ira se canalizaba en golpear el estanque. Una y otra vez de forma violenta. Las gotas que provocaba mojaban mi cuerpo, mi rostro y mi cabello. Se deslizaba el agua caminando por mis expresiones más horrendas.

La noche pasará sin pena ni gloria para muchos. Pero para mi era la única oportunidad que tenía para desquitar mi frustración. Todo, todo y absolutamente todo aquello que estaba atormentado mi ser sería liberado.

— Sólo un poco más — Susurré para mí misma en un intento de calmar mi agitado cuerpo, la adrenalina que sentía y los temblores de a poco iban cesando— Un poco más y seré libre — Pare de golpear el agua. Me senté delante del estanque, empezando a rememorar el comienzo de todo.





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Tela de arañaWhere stories live. Discover now