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Douma estaba sumido en los brazos de Morfeo, en sus parpados se notaban las arrugas y las venas de la tanta fuerza que les ejercía. El cuerpo se le movía de un lado a otro, los recuerdos de aquella noche venían a su mente. Lo atormentaban, aun podía escuchar sus propios gritos desesperados, el aroma nauseabundo de un torrente de alfas acercándose a él cuando todavía era un humano inocente. Diablos, esos recuerdos de su vida mundana no se iban, aun siendo un demonio, en estas situaciones pensaba en Akaza y su falta de memoria, por un momento deseaba tener esa suerte, y no ser afrontado por un recuerdo que no quería rememorar nunca más. Deseaba ocultarlo en las fauces más hondo de su inconsciente, dejarlos en el sótano de su mente trastornada, y pensar que tal decadencia no existe ni pasó ni volverá. Al menos, Douma sabe de la imposibilidad de lo último, tiene la fuerza suficiente para alzarse contra cualquiera a excepción de Muzan.

Tiene suerte, no volverá a pasar por lo mismo, por mas que su cuerpo quede cubierto de sudor, sus lagrimas desciendan de sus ojos, y su cuerpo tiemble, porque no puede dejar de sentirse vulnerable a pesar de su suerte.

Lo odia, odia tener que sentirse débil por un estúpido sueño, uno que quedó tan real y arraigado en su persona, uno recurrente que traía la única mínima porción de lo que fue su vida mortal. No lo comprendía ni lo entendía, ¿Por qué tenia que recordarlo? Él no quería ser sentimentalista ni mucho menos. Suspiró. Volvió a acostarse intentando descansar un poco más.

Es afortunado, Shinobu estaría en sus brazos y quizá cesarían los malos recuerdos... porque, todos ocurrieron cuando sintió su aroma aquel día; El dulce olor a la nostalgia, obsesión, y amor mezclados en un solo trance de tiempo.

Aquel día olio su aroma y fue como volver a tener quince años, regresar a una etapa humana de su vida.

En el culto, con sus asquerosos padres, seguidores y sirvientes.

Dios santo, no quería volver a esas memorias dolorosas. Pensó haberlas dejado atrás, tras cumplir su venganza, tras haber reforzado su sitio, tras haber matado a todos los alfas... Tras...

Sus pensamientos quedaron silenciados, no pudo terminar lo último. No habiendo podido dormirse de nuevo se levantó de su sitio, y miró por unos segundos al mueble cercano. Una punzada de dolor afloró en su corazón, se preguntó si aquella sensación estaba siendo verídica o alguna especie de autoengaño, o incluso un recuerdo de cuando todavía podía sentir.

Caminó arrastrando su andar, las penas arraigadas por el malestar todavía no se iban, estaban encadenándolo como enredaderas llenas de espinas. Douma lo sabe, entiende que no hay algo saldado de su pasado y todo es culpa de esa muchacha. Desde que la conoce, desde que sintió su olor y tuvo esa obsesión insana se ha despertado con dolor y con una tristeza incomprendida, pero a la vez comprendida. Una especie de contradicción, sabe y a la vez no, a veces cree que no es capaz de entenderlo, porque realmente no quiere admitir una parte de su propia historia. Algo lo mantiene negado, lo tiene apresado y encarcelado. Él piensa que todo se saldaría si tan solo Shinobu fuese suya, si cumple con sus caprichos, si deja que esté aquí quizás pueda saldar el dolor interno.

Abrió el cajón, de allí sacó una imagen y la miró por minutos antes de dejarla.

Le calmó, cesó por unos segundos.

La fotografía era un calmante momentáneo, la persona todavía era algo desconocida por Douma ¿Quién era y por que influenciaba tanto a su persona? Le encantaría saberlo.

La puerta de la habitación fue tocada con leves golpes, Douma al sentirse aludido cerró el cajón con llave, se dirigió con suaves pasos y permitió la entrada de su sirviente más confiable.

—Shinobu ha llegado como usted lo ha pedido— Pronunció tras una reverencia sutil.

—Diles a todos que bajaré en unos minutos, espero que todos estén informados de como deben tratarla, no es cualquier alfa que hayamos traído aquí. Mantenla alejada de la parte oeste.

—¿Qué haremos con ella cuando sea el día del festival?

Los ojos se Douma se abrieron de golpes, lo había olvidado por una pequeña fracción de tiempo. El festival, ¿Qué debería hacer con ella? No es como si quisiera limpiar su imagen horrenda de su mente, pero algo dentro suyo no deseaba que ella lo viese como un reverendo monstruo peor de lo que ya era y permitía ver a todos.

—Ese día saldrá, buscaré alguna excusa.

—¿Alguna explicación? Es la primera vez que salva a un alfa del festival, si me permite el atrevimiento ¿Qué planea esta vez?

—Shinobu está destinada a mi propio servicio, no al público, no tiene marcado en su destino algo tan barbárico como aquel festival... espero usarla para grandes cosas, no para algo rápido y sangriento. No es un juguete cualquiera, la necesito por un tiempo largo. Algo dentro de mí grita que debo poseerla, mantenerla viva, usarla para mi propio egoísmo y jamás desecharla — Los ojos de Douma brillaron, sus mejillas estaban levente rosadas y su voz sonada extraña — Es mía, por la eternidad.

—¿Va a convertirla en demonio?

—No, no de momento. Los demonios no podemos tener hijos con otros demonios.

—Usted... No me diga que piensa...

—¿Enlazarme con ella y formar algo? — Su sonrisa volvió a estar al tope — Será una realidad.

La omega sirvienta no dijo nada para su propio bienestar, lo que estaba a punto de realizar su amo era una completa locura. El culto de Douma tenia años conociendo a las alfas, saben que ellos son unos completos manipulares y aprovechados. No fue capaz de decirle a su jefe sus propias palabras en la cara, ¿Acaso olvidaba todos los discursos al principio de cada festival y al termino del mismo? ¿Acaso olvidaba como fueron testigos de numerosas perdidas y eventos poco humanos, aunque suene irónico? Las alfas son unos malnacidos vivientes que no merecían la existencia en este mundo. Su amo estaba enloquecido, no podían hacer nada en ese momento y rogaba a los cielos que alguien pudiese hacerlo entrar en razón.

Shinobu era la primera alfa que se le permitía la entrada y la vida dentro del tembló por más de un tiempo reducido, tenia el permiso de la vida, nadie a excepción de Douma podría quitárselo. Ella lo sabía, aquella cazadora sería una molestia para todos. ¿Cómo es que Douma pudo permitirlo? Debió haber una intención manipuladora dentro de ese cuerpo pequeño y esa mirada inocente. No quiso quedarse ni un segundo más, dio los buenos días y disparó a seguir con sus tareas, su trabajo de avisar la llegada de la alfa estaba hecho.

—Shinobu... —Murmuró Douma una vez estuvo solo— Espero que me ayudes a saldar esta deuda que tienes, algo me dice que llevas décadas sin pegarla, ¿Por qué será? 



/No estaba muerto, solo me obsesioné con un anime de piratas (Voy por el cap 900) y la uni me anda matando. 

Posdata: Van a ver capítulos narrados por 3 persona, otros en 1 por Shinobu y algunos en 1 por Douma. Me gusta este tipo de narración, considero que funciona bien para entender a cada personaje. En el capitulo siguiente tengo pensado que Douma y Shinobu se encuentren. 

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⏰ Last updated: Jan 10, 2022 ⏰

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Tela de arañaWhere stories live. Discover now