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SeHun detesta venir al hospital.

Todos los pasillos son igual de blancos, silenciosos y tristes, algunos incluso le producen escalofríos. Le recuerdan a la muerte, y SeHun siempre ha sido temeroso de ella.

Por eso ahora, venir aquí, incluso si es por visitar a su medio hermano mayor que se encuentra en coma, es un verdadero dolor de cabeza. Irene había insistido por varios días, dijo que era momento de que le dieran una corta visita, porque después de todo, los tres son hermanos. El único ruido a su alrededor es el de las máquinas que mantienen a Min YoonGi que con vida, su cabello antes negro se ve opaco y quebradizo, no tiene buen aspecto.

Los zapatos altos de Irene resuenan por toda la habitación junto al chirrido de la silla que arrastra. Sus dedos se aferran al respaldo, moviéndolos de forma despreocupada al ritmo en que sus uñas chocan con el material. Finalmente, se sienta de brazos y piernas cruzas. Luce como una princesa en su máximo luto, vestida de negro en un vestido corto, elegante y extravagante.

Cualquiera que se atreva a entrar a la habitación pensaría que Irene está hecha de hielo, que está más que bien en esa silla y que no está pensando en asesinar a Min YoonGi.

Pero SeHun no es cualquiera.

Con pasos igual de fuertes y determinados que los de su hermana, se acerca hasta donde ella se encuentra y coloca ambas manos sobre sus hombros. Entonces, lágrimas comienzan a bajar por las mejillas de Irene; no solloza, ni se mueve, sólo llora, derrama lágrimas de rabia.

— Si tan sólo hubieses querido jugar a ser el hermano mayor antes de que nos llevaran a un orfanato, antes de que yo tuviera que vender mi cuerpo con sólo quince años, ¡Antes de que SeHun tuviera que decidir cuales días comer y cuales no! — espeta, y una sonrisa de lado se dibuja en su rostro — Te odio. Tú no eres mi hermano, eres un desconocido, eres el peor hijo de puta que existe, ¡Te odio, te odio, te odio!

— Irene.

— Te odio... te odio tanto... te odio, maldito, imbécil...

— Joohyun.

Ella voltea a verlo.

— Vámonos, tenemos cosas que hacer. — SeHun aprieta sus hombros, gira sobre sus talones y comienza a caminar con las manos dentro de sus bolsillos.

Irene mira las marcas de sus uñas en las palmas de sus manos. Le toma aproximadamente cinco minutos el estabilizar su respiración y deshacerse de sus lágrimas, regresando a su expresión vacía de siempre. Sacude su regazo y se levanta de la silla con los puños apretados, pasa saliva tratando de tragarse el nudo en su garganta mientras camina, cuando el pitido de las máquinas comienza a hacerse fuerte, constante, molesto.

Voltea a ver el cuerpo de Min YoonGi, y ve sus ojos abiertos, cansados.

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YiFan le sonríe con dulzura, y ella corresponde.

YiFei pasó la madrugada entera dentro de una operación por pérdida de sangre. Los daños a su cuerpo resultaron ser más graves de lo esperado, pero la buena noticia es que ella vivirá sin complicaciones.

La noche en el hospital fue dura y helada. Acomodó a ZiTao de la mejor manera posible en las sillas de la sala de espera y cerró los ojos sin conciliar el sueño, atento a cualquier noticia. Cree recordar haber dormido unas dos horas y media quizás, cuando despertó, ZiTao le estaba diciendo que podían pasar a ver a YiFei.

— ¿Cómo te sientes? — le pregunta ZiTao.

— Tengo el cuerpo destrozado — ella trata de sonreír —, pero creo que puedo superarlo.

Overdose: La Nueva MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora