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LuHan mira al hombre frente a él, que es el jefe de investigaciones de la policía china. Las investigaciones en contra del casino en Beijing se habían tornado bastante intensas, llegando al punto de cerrarlo sin siquiera considerarlo. LuHan conoce de leyes, después de todo, su padre había sido el Primer Ministro tiempo atrás, así que sabía como darle la vuelta a todo el asunto y terminar de una vez por todas con el problema.

Esta vez se encuentra solo, Junhui y Minghao se encuentran atendiendo otros asuntos por la ciudad, y Sicheng no había venido a Beijing con ellos, pues se había ido a Osaka en compañía de Yuta, Mina y Sana.

— Dejemos las cosas en claro, señor Qian, mi casino no tiene nada que ver con los asuntos de ese laboratorio de drogas, y no es mi problema que recién hayan notado su existencia, lo que demuestra que tan incompetente es la policía. — escupe sin más.

— Verá, señor Lu, hay muchas pruebas en contra de su casino y la gente que trabaja en él, incluso de usted. No podemos parar la investigación cuando algo está tan claro como el agua. — se ríe en su soberbia, y LuHan quiere soltarle el tiro desde ya.

— Asumo entonces que Moon Woosung no estuvo aquí, ¿No es así? — pregunta.

— El señor Moon no me envió absolutamente nada en contra de ustedes. — contesta sin titubeos.

— Jamás mencioné algo como eso. — dice LuHan.

« Lo sabía. » piensa con una sonrisa triunfante. Lo había estado sospechando todo el tiempo, es que era bastante obvio a decir verdad.

El hombre parece haber caído en cuenta de su grave error, porque evade la mirada triunfal de LuHan, quien sonríe gustoso por la situación. Suspira. Se levanta. Da un par de vueltas por la oficina del jefe de investigaciones estando consciente de la mirada nerviosa del hombre.

— Sería una verdadera lástima que todo el país se enterara de la clase de persona que es, aceptando sobornos por parte de un ex político coreano. Tan sólo imagine la vergüenza por la que pasarían su esposa e hijos, sería terrible. — dice negando con su cabeza.

— No hay manera de comprobar eso. — espeta.

— Estoy grabando la conversación, ¿A caso piensa que soy un idiota? — arquea una ceja.

— ¿Qué es lo que quiere? — pregunta.

— Cierre la investigación de inmediato, tanto usted como yo sabemos que no tengo nada que ver con el laboratorio de ese hombre. — dice serio.

— Hecho. — dice con la voz ahogada.

LuHan esboza una sonrisa.

— Ha sido un placer hacer negocios con usted, señor. Y recuerde que si trata de hacer algún movimiento en falso, como por ejemplo, contactar con sus jefes o el gobierno chino, yo... podría publicar los archivos confidenciales de este gobierno, y tanto usted como yo sabemos que eso no es bueno.

LuHan, sonriente como le es costumbre, termina por salir de la oficina del hombre. Los rayos de sol del mediodía lo golpean con fuerza, y una maldición escapa de sus labios, pues su piel se lastima con facilidad. Sube lo más rápido que puede al auto y deja escapar el aire contenido.

Si bien LuHan sospecha de Moon Woosung, no tenía como demostrarlo, pero la torpeza de ese hombre había confirmado todas sus sospechas. Ahora, tenía que actuar rápido, porque si se enteraban de que había logrado amenazar al jefe de investigaciones todo estaría jodido, debía aprovechar el tiempo al máximo.

Marca el número de YuGyeom en su celular y espera un par de segundos.

— Han.

— Resultó ser cierto, YuGyeom. Tienes que encargarte de ese hombre de inmediato.

Overdose: La Nueva MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora