hell and back: la violencia es el único medio de lucha, y la sangre el carburante de la historia.
─── ackerman adv extreme violence
attack on titans au the first edition
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———— character one porcelain doll ！ ㅤ 𖥊 ㅤattack on titans: capital sina 831ㅤ⏱ㅤㅤ —————————
Frágil y delicada como una costosa muñeca de porcelana. Tela de seda un poco amarillenta —no por lo viejo sino por el modelo— cayendo entre pliegues, con bordes encantadores de distinguidos doblecillos en forma de flor al raz del vestido. La tela chocaba entre sí y los distintos pétalos estampados la hacía brillar. Había un lazo, era de color rosado e iba en alaciado cabello rubio. Orejas pequeñas libres de ser escondidas tras mechones de cabello rebelde se tomaban la libertad de lucir con exclusividad las brillantes joyas que colgaban en la parte inferior de su oreja, guindando sin ser pesados y agitados con el viento al ser liviano. Todo ello a juego con su collar del mismo material que sus zapatillas plateadas con un bajo y muy bien trabajado tacón, el tap sonaba al caminar.
Tap, tap.
Su piel era pálida y sus mejillas casi siempre estaban levemente sonrojadas. Cabizbaja ocultaba un viaje celestial en sus grandes orbes del color de un cielo veraniego, acompañaba así a su serpenteante mirada con unas largas pestañas capaces de endulzar a cualquiera que se le acercará. Jeannette Galloway mostraba pura refinancia, encanto, y tranquilidad. No obstante, era ella en realidad una niña traviesa y curiosa del mundo que le rodeaba. Deseosa del poder saber que había más allá de sus narices. Terca por encontrar la verdad detrás de una mentira y sin duda alguna; valiente para luchar por todos los que no podían elevar su voz.
Era pequeña todavia por lo que aún era cuidada a capa y espada —literalmente— de todo mal que se le pudiera acercar. Ella era criada con enormes valores, costosa educación y beneficios incontables al ser la única descendiente femenina de la familia Galloway. Sin dejar atrás que en su familia nuclear solamente existía la pequeña niña, además de sus padres —y con un tanto de recurrencia también se podía contar al caballo de su padre, que sin duda alguna podía llegar a ser como un miembro más de la familia.
Era la tercera estación del año y Jeannette caminaba a paso lento tomada de la mano de su madre, recordándose de la ida de su padre días atrás. Por ello mismo, con inocencia había abierto su mano libre para empezar a contar los días faltantes para que regresará su padre a su hogar. Se tambaleó distraída al verse a punto de pisar un sucio charco de un color marrón muy pero muy oscuro. Jeannette saltó por instinto.
Tap, tap.
Los malos olores impregnaban sus fosas nasales a lo que ella arrugaba su nariz y con sus delgados dedos elevaba su vestido del suelo para evitar que la suciedad continuase apoderándose de él. Su madre aseguraba su mano entre la de su hija para evitar perder el ritmo de la rápida caminata que daban acompañas de dos guardias de la Legión del Reconocimiento —en descanso pero ofrecidos por su padre a acompañarlas a los peligros de la Ciudad Subterránea.
