Benjamín-Lamento mucho todo lo que dijo Adam -susurró Nathan con pesar.
Después de tomar valor para desenmascarar a Adam, Nathan parece muy agobiado. Le pedí dos cafés a Andrea y así cortar un poco la tensión. Él le dio dos sorbos a su bebida mientras yo lo observaba.
Su vista apenas si la fijaba en mi y siempre la dirigía a sus pies como su estuviese avergonzado de algo. Incluso puedo decir que me tiene miedo. La imagen que proyecto es distinta a la última vez que nos vimos. Yo estaba convaleciente en el hospital y ahora tengo ese aspecto imponente. Deduzco que eso lo debe atemorizar.
-¿Lo escuchaste?-pregunte y fijé mi vista en la ciudad, tras unos minutos volví a ver a Nathan.
-Sí. No puedo creer que después de tantos años siga negando que eres su hijo. Yo cometí muchos errores, pero cuando tu madre me dijo que estaba embarazada me volví loco. Estaba tan emocionado... Tenía unos meses de haber sido dado de baja en el ejército, estaba cayendo en el mundo del alcoholismo y de repente tú venías en camino y mi vida cobró sentido. Eras la pieza que me faltaba para ser feliz- su voz se quiebra y esos ojos verdes que posee se llenan de lágrimas.- Deje de beber y conseguí un empleo como conserje en el concesionario donde mi padre trabajaba. Lo que más deseaba era ser el hombre que Ella siempre quiso y convertirme el mejor papá para ti.
-¿Nunca imaginaste que pasaría después?
-Estaba consciente que ella y yo no éramos aptos para ser padres. Ambos de adolescentes creíamos que las drogas eran solo diversión y no nos dimos cuenta del daño que provocaba. Teníamos tanto miedo, pero tú nos diste el valor para cambiar. Tu madre dejó esa vida de fiestas y juntos te esperamos con mucho amor. Campeón, en ese tiempo jamás imaginé que ambos tuviéramos una recaída.
-¿Que hiciste cuando te enteraste de la verdad?
Tengo vagos recuerdos de ese momento y las discusiones que tuvo con Ella al enterarse. La vez que fue a verme al hospital no hablo mucho al respecto y tengo curiosidad de saber cómo se dieron las cosas.
-No le creí. Sabía que algo andaba mal y una tarde no fui al trabajo. Te lleve con mi padre y luego fui a buscar a tu madre. La encontré con Adam y el muy bastardo ya la estaba llenando de esa mierda.-dice con ira.
-¿Crack?
-Sí.
-¿Qué hiciste?
-Regrese a casa y la espere hasta que llegó. Tuvimos un enfrentamiento y dijo que nos dejaría, volvió a decir que no eras mi hijo. Dos días después me realice unos análisis y supe yo no podía tener hijos. Me sentí miserable, deambule por semanas sin saber que hacer, llevaba tres años limpio y una noche mandé ese progreso a la mierda. Me metí todas las drogas posibles hasta llegar al punto de quedarme tirado en la calle y no saber quién era. Decepción, drogas, alcohol y una calle muy peligrosa fueron el comienzo del infierno que te hice pasar a ti y a tu madre. Ella te amaba, pero tuvo una vida muy desafortunada. Perdió a sus padres a corta edad y nunca supo lo que era tener una familia, busco amor y por desgracia ese maldito solo la utilizó. En cambio lo que yo te hice no tiene justificación.
-Ambos estaban enfermos. Necesitaban ayuda y nadie se las brindo. Ya no sigas castigándote por eso. Cuéntame algún momento hermoso de ustedes.
-Déjame pensar... Ah, si.-dijo con una sonrisa.- tu madre tenía cinco meses de embarazo cuando nos enteramos que ibas a ser un niño. Estaba muy emocionado pensando en el nombre que te pondríamos. Ella había elegido algunos, y ninguno me pareció. Le rogué para que me dejara elegirlo y acepto con la condición de que tu primer apellido fuera el de ella. No vi el problema porque de igual forma llevarías el Miller. En fin, una noche decidí que te nombraría igual que el hombre al que siempre admire por ser noble, responsable, carismático y sobre todo amoroso. Por eso te llamas igual que mi padre.
