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—¡¿QUÉ TÚ QUÉ?!—grité mirando a Amalia con los ojos como platos.

La morena se acercó y me tapó la boca con su mano mientras miraba hacia atrás de mi asustada de que alguien entrara o escuchara. Rodé los ojos divertida y me quité la mano de su boca.

—No grites que te pueden escuchar, Megs.—susurró asustada. Me reí levemente mientras negaba con la cabeza.

—Uy perdón Rivera, no era mi intención. Pero, entiéndeme no me esperaba esto.—me encogí de hombros. Amalia suspiró alejándose un poco de mi.

Se llevó sus manos a su cara y se tiró de espaldas a la cama, la miré un poco divertida y se levantó mirándome con un puchero en sus labios.

—¿No me odias?—preguntó con un poco de tristeza. Fruncí el ceño por su pregunta.

—Amalia por Dios, ¿por qué debería odiarte? Eres una de mis mejores amigas y estoy muy contenta por lo que hiciste.—la morena me miró raro.—Si si si, ya sé que soy rara pero siempre serás mi favorita y la única que aceptaré que esté con mi hermano.—

Ella rió negando con la cabeza.

—Estoy confundida, no sé que hacer. No sé que somos después de que nos acostáramos anoche.—suspiró frustrada.

—Lia, solo se acostaron anoche no creo que deberías de sentirte confundida. Solamente son sentimientos que volvieron a salir a la luz pero de que se dañe la rara amistad eso no pasará, solo háblalo con Tay. Tienen que hacerlo si no quieren que haya malentendidos o se puedan lastimar el uno del otro. Ósea son adultos como para estar con niñerías y excusas.—me encogí de hombros. La morena asintió con la cabeza de acuerdo con lo que dije.

—Tienes toda la razón, somos los suficiente maduros para saber que significa esto.

Y con eso se levantó de la cama y me dió un beso en la cabeza.

—¿A dónde vas?—pregunté frunciendo el ceño confundida.

—Arreglar esto y llegar al grano de esta situación.

Negué la cabeza mientras reía levemente.

(...)

—No Kio, no vamos a comprar muchas bolsas de café.—dije haciendo una mueca mientras empujaba el carrito.

Kio dejó las cuatro bolsas de café refunfuñando y caminó hacia llegar a mi lado.

—¿Por qué no? Somos muchos en la casa y todos necesitamos cafeína en nuestro sistema.—habló tratando de convencerme. Negué con la cabeza y seguí empujando el carrito un poco frustrada con la situación.

Seguimos pasando varios pasillos del supermercado mientras tomaba y luego tachaba en la lista que Lia y Gia habían hecho de las cosas que se necesitaban en la casa. De vez en cuando miraba por encima de mi hombro y veía a Kio detenerse y mirar algo en los estanques, a veces caminaba mirando su celular y así sucesivamente.

Rodé los ojos al mirarlo nuevamente y ver que estaba escribiendo en su celular rápido y con una pequeña sonrisa en sus labios. Cambié la vista antes de que notara que lo estaba viendo y me enfoque en lo que hacía para salir rápido del supermercado, no me quería encontrar con fans porque después pensaban que yo y Kio teníamos algo, no es que me queje porque no me importaría que dijeran eso, pero es molesto ver que no puedes tener amistades hombres porque piensan que somos algo, que estamos enamorados y que solo nos acostamos juntos.

Era bastante frustrante leer esos comentarios en cada foto que pusiera con mis amigos o en twitter ver que ponen tweets sobre mi amistad con un chico.

—Tienes un total de $134.34 centavos.—la voz de la cajera me sacó de mis pensamientos. Vi que Kio le estaba dando el dinero a la chica y devolví mi mirada al carrito y ver que un chico ya había puesto la compra con las bolsas puestas.

—Que tengan una linda tarde, chicos.—se despidió de nosotros.

—Gracias e igual.—le respondimos Kio y yo a la misma vez.

Salimos del supermercado y caminamos hacia el auto, Kio con las llaves abrió el baúl y empezamos a meter la compra adentro un poco apurados al notar que a lo lejos logramos ver a un grupo de amigos mirando hacia nosotros. Una vez que terminamos empujé el carrito a un lado y nos metimos al auto, rápido Kio lo prendió y arrancamos yéndonos de ahí.

Llegamos a la casa y rápido le mandé un mensaje de texto a Avani que salieran a ayudarnos, tomé unas cuántas bolsas al igual que Kio y los chicos llegaron donde nosotros empezando a coger las bolsas que podían.

—Nosotros vamos a llevar solo esto y que los chicos lleven lo más pesado y ustedes lo menos pesado.—le susurré a Avani. Ella asintió con la cabeza sonriendo.

Seguí caminando y me adentré a la casa hasta llegar a la cocina, dejé las bolsas en la mesa que se encontraba y me fui para empezar a subir las escaleras. Me sentía cansada así que tiré mi cartera al suelo, puse mi celular en la mesita de noche y me tiré a la cama. Suspiré con alivio al sentir las sábanas frías ya que el aire estaba prendido, me arropé de pies a cabeza y cerré los ojos sintiendo mi cuerpo relajarse hasta caer en los brazos de morfeo.

—Megs... Megs... ¡MEGAN DESPIERTA!—

Caí al suelo bruscamente, me quejé mientras escuchaba a alguien reírse a carcajadas de mi dolorosa caída. Me deshice de las sábanas y me levanté del piso fulminando mal a la persona responsable. Jaden se encontraba con su celular en mano mientras reía y me apuntaba con él, saqué mi pelo de mi cara y solté la sábana que tenía agarrada. Me senté en la cama rodando los ojos ya estaba de mal humor.

—Oye, perdóname. Te desperté para que comieras algo y siguieras durmiendo.—habló luego de calmarse. Lo miré con una ceja levantada.

—¿Qué hora es?—pregunté al notar mi habitación un poco oscura.

—Son las 7 de la noche, Megs.

Asentí con la cabeza bostezando y tomé mi celular de la mesita de noche viendo que alguien lo había puesto a cargar, me quedé mirando con el ceño fruncido el cargador conectado a mi celular hasta que escuché a Jaden nuevamente reírse levemente así que lo miré devuelta.

—Creo que fue Tayler que puso tu celular a cargar al verte dormida.—me explicó restándole importancia.

—Por lo menos hizo algo bien.

Nos reímos y vi que a un lado de la cama había una bolsa de McDonalds. Jaden notó que estaba mirando hacia la bolsa así que me la dió y dejó la bebida en mi mesita de noche. Se despidió de mi con un beso en la frente y se fue hacia la puerta.

—Buen provecho, Megs. Y buenas noches que descanses.—se despidió.

—Gracias e igualmente Jae.—le sonreí. Cerró la puerta de mi habitación dejándome sola.



FIN DEL CAPÍTULO ☁️🖤⛓

MEGAN, kio cyr.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum