Silencio

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La noche había caído ya sobre la aldea Ishigami, y la cabaña de Kohaku se encontraba no muy lejos de la choza de Chrome, hacia frio pero a Senku no le importó una mierda y salió de igual forma.

Había caminado varias veces cuando la aldea estaba ya dormida, sin embargo aun así fue extraño ver a la Aldea Ishigami sumida en total y absoluto silencio... tal vez porque ésta vez era diferente, esta vez no era un silencio exactamente agradable y cómodo. 

Todos sentían que algo faltaba.

Kohaku.

Todos sentían la perdida de la chica y esa tarde en cuanto llegaron todos se prepararon para hacer un funeral.

Senku no dijo nada.

Sentía que era el día más jodidamente largo de toda su vida, como si esos 3,718 años que estuvo contando en la oscuridad volvieran a él con fuerza.

Pasando la media noche seguía deambulando, pensando, reflexionando,  hasta que se dio cuenta de que estaba fuera de la cabaña de Kohaku.

Cuando Senku entró después de dudar un largo rato,  volvió a vacilar antes de acercarse para tomar asiento en la cama. Realmente era un lugar pequeño, también era bastante sencillo, solo había lo esencial de un cuarto y varios cuchillos, pero eso lo esperaba, Kohaku nunca había sido de tener tantas cosas ni de decorar mucho, tal vez fue por eso que realmente le había dolido cuando se sentó en su cama y miró en el pequeño estante que se encontraba sobre ella: el pequeño cristal de bismuto que le había regalado hacía mucho tiempo, cuando ni si quiera sabían de la existencia del hombre del why, estaba junto a un collar de varias piedras brillantes, y  por el diseño supo que debía ser algo hecho antes de que llegara a la aldea.

—Era el collar de mamá —dijo la voz de Ruri desde la puerta de la choza, Senku no la miró—, y seguro ya lo sabes pero realmente se puso muy feliz cuando le regalaste esos cristales arcoíris.

La sonrisa que se formó en su rostro cuando le dijo que era un regalo de su parte vino a su mente.

—Lo sé —respondió después de un rato.

Ruri sonrió tenuemente.

—Ella amaba ver a través del cristal cuando había luna llena,  y siempre valoro esos objetos que le llegaste a dar, como el collar de ámbar azul que le diste después, decía que le recordaba...

—A la luna y el cielo... —murmuraron al unisonó.

Sonrió tristemente,  lo que Senku nunca le había dicho era que el pequeño trozo de ámbar le recordaba más a sus ojos. Con ese pensamiento en mente miró a Ruri directo a los suyos, ella tenía los mismos ojos que Kohaku, pero a Senku le dolió verlos tan afligidos.

—Gracias —murmuró al final.

Ruri asintió entendiendo lo que quería decirle, así que solo dio media vuelta y salió de ahí dejándole su espacio.

Entonces Senku pudo permitirse llorar, sujetando el pequeño colgante en su mano.

ÁmbarWhere stories live. Discover now