Colgante

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Kohaku entró al laboratorio en busca de Senku, esa tarde la pequeña Suika le había ido a buscar a mitad de su entrenamiento para decirle que Senku le había mandado a llamar, cosa que no la extraño, seguramente necesitaba ayuda para el siguiente invento científico que estuviera haciendo, así que después de decirles a Kinro y Ginro que ya habían terminado por hoy—ya comenzaba a anochecer—, se encaminó al laboratorio a buscarlo.

Lo visualizo sentado en su lugar habitual, estaba observando un liquido extraño cuando la escuchó llegar, pero no se molesto en mirarla hasta terminar de apuntar lo que sea que estuviera experimentando, luego la miró con una ceja en alto y una sonrisa ladina.

La luz del sol ya había comenzado a ocultarse, entonces los cielos comenzaban a teñirse de un color naranja y rosado muy cálidos, luz que entraba por la pequeña entrada al laboratorio y ella tapaba en mayoría con su cuerpo, pero aun así alcanzó a apreciar esa luz iluminando el rostro de Senku, más específicamente su sonrisa y sus ojos, dejándola fugazmente sorprendida por lo bien que se veía.

—¿Leona?

—¿Hum? —Kohaku vio el rostro de Senku desencajarse en confusión cuando notó como lo miraba, exaltándola—. ¡Ah! ¿Qué pasó, Senku? —Se apresuró a reaccionar, avergonzada, ¿desde cuándo Senku le parecía tan atractivo? Bueno, sabía que era guapo, pero nunca le había prestado tanta atención a eso. Sintió su rostro arder y su corazón martillar con fuerza en su pecho, se dio una bofetada mental y exhaló con fuerza en un intento por calmarse—, ¿necesitas ayuda con algo? —preguntó tal vez demasiado rápido.

Senku la miró extrañado y con los ojos entrecerrados, haciéndola sonrojar más de ser posible, pero luego rio entre dientes, confundiéndola.

—Nop —contestó haciéndola fruncir el ceño, ¿entonces para qué la había mandado a llamar? Él nunca la llamaba sino era para algún proyecto, y pareció entender su pregunta porque luego le respondió—, ¿recuerdas la pequeña resina fosilizada azul que encontraste la otra vez?

Kohaku abrió mucho los ojos, el recuerdo le llegó rápidamente. 

—¡Por supuesto! ¿Cómo podría olvidarla? Fue la única que encontramos.

—Después de enseñársela a toda la aldea me la regresaste diciendo que no sabías que uso darle y bueno, yo tampoco sé, así que... —Levantó un pequeño collar del que colgaba el pequeño trozo de ámbar azul, con el cielo pasando de un rosado a un tono violeta, el collar parecía casi reflejar aquellos colores, maravillándola. Se lo tendió y ella lo tomó, aun contemplándolo.

—Wow... es realmente hermoso... —susurró aun embelesada, luego lo miró sonriendo exuberantemente—, es realmente muy bello, Senku.

Senku la miró fijamente y su corazón se sintió realmente lleno, confirmando algo que había notado antes y tenía en duda, le gustaba, Kohaku en verdad le gustaba, y no solo eso, la quería. sabía que no era el momento y por eso esperaría, pero ahora sabía que algo tan absurdo como una sonrisa podía hacerlo realmente feliz, el ver sus ojos brillando resplandecientes por un pedazo de ámbar realmente lo hacían sentir bien. Todo de ella era excepcional.

—Y es para ti, leona.

—¡No soy una...! —Se congeló a mitad de su frase, ¿había escuchado bien? —, espera, ¿qué? ¿es para mí...?

—Sí, sí, no fue la gran cosa así que no te emociones demasiado —soltó una risita seca mientras hurgaba en su oído, indiferentemente, luego la miró—, aunque debo admitir que dude un poco, no eres de usar muchos accesorios —dijo.

Pero ella ya no lo escuchó después del "Sí", solo podía sonreír conmovida y emocionada. ¡Él había hecho ese colgante para ella!

—Bueno, sí —reaccionó poniendo el collar en su cuello—, pero es tan lindo que puedo hacer una excepción —aseguró—. ¡Y ya que no encontramos más que esta pieza definitivamente la atesoraré 10 billones por ciento seguro! —declaró mirando el pequeño colgante, luego regresó su mirada a él, sorprendiéndose por la manera en que la estaba mirando, pero esa expresión duró apenas una milésima de segundo, milésima de segundo que no paso desapercibida para ella—. Gracias, Senku.

—Ya te dije que no es nada, leona —hizo un ademan con la mano, quitándole importancia y regresando a su proyecto—, ya eres libre.

Pero ella no se movió, ella sabía que todo en Senku priorizaba el regreso de la humanidad, una meta increíblemente difícil y pesada para una persona, sabía que no estaba solo y eso lo hacia todo mejor, pero por una vez le hubiera gustado saber más de sus planes personales, pero no era así, entonces ella se aseguraría de que él estuviera en los suyos, en su futuro.

—¿Kohaku? —llamó, rompiendo sus pensamientos.

—Estaba pensando en lo maravilloso que es el colgante —se apresuró a decir nerviosamente.

—Si sigues con eso te creeré capaz de ponerle nombre...

—¿Cómo? ¿las personas en tu época les ponían nombre a los collares? —preguntó extrañada y curiosa.

—Mmm... pues no exactamente. Me refiero a que depende, supongo que no todos van por ahí nombrando a sus objetos personales, pero hay personas que lo hacen, o hacían, y no es tan extraño —explicó—, esto es más normal pero por poner un ejemplo, siempre nombraban a sus barcos... una vez conocí a una chica que le había puesto nombres a sus lapiceros y... vale, pensándolo mejor creo que si es extraño.

—Senku, tú le pones tu nombre a todo lo que creas.

Kohaku comenzó a reír y después él se unió a su risa.

—Entonces le pondré un nombre algún día. —Senku la miró como si le hubiera salido una segunda cabeza, pero ella no perdió su sonrisa—. Tal vez un nombre que pueda usar en el futuro para otra cosa. ¿Qué? ¿no crees que pueda ponerle un buen nombre? ¿es eso, bastado?

—Así es —admitió.

—Entonces tendrás que buscar un nombre conmigo. —Senku abrió mucho los ojos y la miró, incredulo. Abrió la boca para quejarse, pero ella no lo dejo—. No, está decidido, no te puedes negar.

Senku suspiró antes de sonreírle ligeramente.

—Bueno, tendré que pensar en algo más aparte de mi nombre, supongo.

Kohaku se carcajeó.

—Lo estaré esperando.

ÁmbarWhere stories live. Discover now