Sal con él. Ya sea que vayan al cine, a jugar bolos, a un museo de arte, o a caminar por alguna plaza. Procura equilibrar estas dos ideas: demuéstrale que te gusta, pero también deja que el haga el trabajo.
***
Estaba muerto de miedo. Acojonado, con el corazón a punto de salir por su garganta .
Iba guapo o eso le habían dicho. Seamus había elegido la ropa y Harry le había peinado.
Se dirigió al campo de quidditch cinco minutos antes de la hora acordada. Caminaba arrastrando los pies, frenando lo máximo posible la hora de llegar con Zabini.
Cuando lo vio el aire se le estanco en los pulmones. Estaba seguro de que se había sonrojado.
Blaise se lo había currado de verdad. Había extendido una bonita manta blanca sobre el césped del campo. Había comida de todo tipo: dulce, salado, fruta, alitas de pollo...
Si Ron estaba guapo Blaise estaba despampanante y sexy
"Pero a Ron no le gustaban los chicos"
— Hola— dijo tímidamente.
Realmente no estaba seguro de porque estaba taaaaan nervioso. Solo tenía que comer y ya
—Hola Ron. Siéntate aquí
Se sentaron uno frente al otro. El clima era agradable, el lugar muy bonito y la compañía era... Interesante
—¿ qué te parece si vamos al grano?— comento Blaise mientras cortaba un trozo de tarta de frambuesa
—¡¿QUÉ?!
Blaise se río fuertemente.
Le tendió un trozo de pastel que Ron no aceptó— no eso idiota. Es que quería preguntarte algo. Come anda y cálmate, no muerdo
Ron cogió la lita más grande, estar nervioso le daba hambre
—¿por qué no te gusto?— soltó con la boca llena. Ron se atragantó con la alita
—A-a mi no ehhhh a mi no me gustan los chicos
¿cuántas veces había repetido esa frase en lo que llevaba de semana? ¿Por qué cada vez sonaba menos convencido?
— en los baños de prefectos...
— me dejé llevar demasiado, un desliz sin importancia
Que hubiese sido un desliz sin importancia no quitó que Ron soñase con Blaise los siguientes días. Sueños alarmantes donde la boca del moreno aplastaba la suya.
—Oye Ron ¿puedo llamarte Ron? creo que ha quedado bastante claro lo que siento por ti... No quiero obligarte absolutamente nada.¿Qué te parece si dejamos todo esto de lado y aprovechamos para conocernos mejor?
Eso hicieron. La cita fue realmente entretenida. Ron había aprendido muchas cosas que desconocía sobre Blaise Zabini. Como que en el fondo era un detallista y había averiguado que su comida favorita eran las alitas de pollo.
Habían hablado sobre quidditch y habían hecho apuestas sobre quién ganaría la copa de las casas.
Blaise quería ser diseñador de moda en Italia, Ron por su parte le había contado que quizás sería auror, aunque lo que más le gustaba era la repostería. Le prometió que en su próxima cita (sí, su próxima cita, porqué Zabini le había hecho el lío) le llevaría un pastel hecho por él mismo.
Cuando quiso darse cuenta era de noche y ya no quedaba más comida.
—Es hora de volver— dijo Zabini. Se levantó y le ofreció la mano. Cuando ambos estuvieron en pie, el Slytherin agitó su varita y el picnic quedó reducido en una diminuta cajita blanca que fue a parar al bolsillo del chico.
Caminaron en silencio hasta el castillo y una vez allí Zabini se giró y le miró
— me lo he pasado de puta madre—dijo— buenas noches Ron
—Buenas noche Zabini— no supo qué fue lo que le impulsó a darle un beso en la mejilla al chico.
Cuando llegó a su sala común todo estaba oscuro, sus labios le cosquilleaban y él olía a Blaise Zabini y eso le gustaba
¿se estaría enamorando?
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Que revista y que nada, Blaise a conquistado a Ron con las alitas de pollo.
