Capitulo Diecinueve

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Kara

La última semana fue brutal como todos los días cuando me balanceaba de un lado a otro entre querer tomar el puesto en Los Ángeles y rechazarlo. Pero cuando se acercaba el viernes, y aún no había tenido noticias de Lena, entré en la oficina de Cat el viernes por la tarde y acepté el puesto. Iré a California en tres semanas. Media docena de veces había levantado mi teléfono para llamar o enviar mensajes de texto a Lena, pero no pude encontrar las palabras correctas.

Esta semana pasaré unos días en Los Ángeles para ver las oficinas; conocer a mi (pronto-a-ser) nuevo equipo.

Mientras estoy en Los Ángeles, a donde sea que miro veo signos de Lena. No se trata solo de las actrices y escenarios de películas en todas partes, sino de parejas que caminan sin preocuparse por el mundo. Claro, había visto parejas gay en toda Nueva York, pero de alguna manera es diferente aquí. Quizás no lo sea. Tal vez es solo que ahora quiero ser esa pareja caminando por la calle tomada de la mano con una chica que me hace sonreír.

Pero Lena no me quiere, me recuerdo por enésima millonésima vez. Si lo hiciera, habría llamado la semana pasada. Nos hubiéramos reunido para tomar algo o así. No es como si aún estuviéramos en la escuela secundaria y no hablamos las dos semanas después del infame baile. Somos adultas, maldita sea.

Empiezo a pensar que todo esto es un gran error y que debería abandonar Catco y volver a ser heterosexual. Pero eso ya no es exactamente cierto, ¿verdad? No soy exactamente heterosexual. ¿Cierto?

¿Podría ser gay con otra chica? No estaba de vuelta la universidad, pero tal vez ahora sería diferente.

La noche antes de regresar a Nueva York, decido probar esas aguas. Tan casualmente como puedo trabajar en una conversación, le pido a Nia que me dé su opinión sobre dónde debo ir, qué clubes me recomendaría.

—Bien, sí —dice con entusiasmo—. ¿Qué tipo de ambiente estás buscando? ¿En algún lugar para ser vista? ¿Un lugar para avistamientos de celebridades?

—Pensaba en un bar donde podría conocer a alguien.

Nia me mira con curiosidad antes de preguntar cuidadosamente:

—¿Pero qué hay de tu novia? Lena, ¿no?

Un nudo se forma inmediatamente en mi garganta, lo trago y digo.

—No somos exactamente... um... quiero decir —tartamudeo, sin saber cómo expresar mi situación, y decido—. Es complicado.

—Oye, no hay juicio—dice Nia levantando las manos. Cinco minutos más tarde tengo una lista de las tres mejores recomendaciones de bares gay de Nia.

Alrededor de las diez, finalmente he reunido el coraje para ir a uno los bares recomendados por Nia: ManKind. Cuando entro por primera vez, me toma un tiempo antes de que pueda llegar al bar a tomar una copa. No puedo creer lo ocupado que está este lugar un miércoles por la noche. Pero una vez que tengo una "SeñorRita" en la mano, me encuentro en un rincón tranquilo donde puedo mirar.

No estoy segura de este pequeño experimento resulte bien, debido a que la mayoría de los chicas aquí ya parecen estar emparejadas con alguien más. Un par de chicas me miran, pero supongo que no estoy emitiendo la vibra más amigable, tal vez ni siquiera las vibraciones gay, y nadie se acerca.

Estoy a punto de irme cuando esta chica aparece a mi lado de la nada.

—Marsh —dice.

—¿Disculpa? —pregunto, volviéndome y mirando a esta hermosa mujer de piel nivea. En las luces gelificadas rojas, amarillas y azules de la barra, su piel es hermosa.

—Mi nombre. Gayle Marsh. ¿Cómo te llamas?

—Kara —respondo y nos damos la mano. La miro y me alivia saber que no se parece en nada a Lena. Gayle es un poco más alta y delgada que Lena, y su acento es otra cosa que lo hace diferente de Lena y todo esto es bueno.

Empezamos a hablar y realmente lo estoy intentando aquí. Necesito saber qué demonios está pasando. ¿Soy gay? O simplemente gay por Lena. Mi mejor amiga, que puede que ya no sea ni siquiera mi amiga.

Cinco minutos después, me enteré de que Gayle es una entrenadora personal en Los Ángeles. Y resulta que también es un aficionada a la fotografía.

—¿Quieres subir las escaleras? —Gayle pregunta por sobre la música que parece haberse vuelto más fuerte.

—¿Disculpa? —¿Qué está preguntando? ¿Vive arriba? ¿Me está invitando a su casa?

—La azotea. Es más tranquilo allá arriba.

—Oh. Sí, eso suena bien —es mi respuesta cuando lo que quiero decir es: —.Simplemente no estoy interesada en ti, creo que voy a irme —Pero voy porque necesito respuestas. Y Gayle parece lo suficientemente inofensiva. Quién sabe. Tal vez lo logremos y tendré a alguien a quien llamar cuando me mude aquí. Lo sé, tampoco creo en ese pensamiento.

Nos dirigimos a la azotea y conversamos una hora más o menos. Gayle es realmente divertida y súper fácil de hablar. Pero también se está volviendo más y más coqueta por momentos.

—Me gustas —finalmente dice—. No eres como el resto de las chicas aquí. Eres real. Es refrescante.

—Eres una chica increíble—es todo lo que puedo decir en respuesta.

De repente mira su reloj y dice:

—Mierda. Mis amigos se van y yo soy la conductora designada esta noche —Se mete la mano en el bolsillo y saca una tarjeta—. Mi número está ahí. Llámame cuando te mudes a la ciudad. Me gustaría verte de nuevo.

Tomo la tarjeta y veo que es del gimnasio en el que trabaja. ¿La llamaría cuando me mude aquí? Quiero hacerlo.

Y antes de que pueda procesar lo que está sucediendo, su mano ahueca la parte trasera de mi cabeza y está inclinando su boca sobre la mía y me besa audazmente.

No está mal. Es agradable. Sus labios son suaves y huele bien, pero...

Nada más. No siento lo que sentí cuando Lena y yo nos tocamos. Sin chispa. Sin emoción. Sin anticipación.

No es Lena.

Entonces, ¿esto significa que solo soy gay por Lena? ¿O simplemente es que estoy tan atada a Lena que estoy muerta para el resto del mundo?

Después de que Gayle se haya ido, decido dejar de probar estas aguas y dirigirme a otro bar en la calle que había cruzado en mi camino hacia ManKind. Pago la entrada y entro al club de baile con un ritmo palpitante. Es como la mayoría de los clubes en Nueva York y me deslizo en mi rutina estándar de Kara. Coqueteo con un chico en el bar y en poco tiempo, estamos en la parte trasera de un Uber camino a mi hotel.

Él está sobre mí, a pesar de la petición del conductor de "no pasar un rato sexy en el auto, por favor". Una vez en mi habitación de hotel, viene hacia mí—duro y veloz. Nuestra ropa golpea el piso más rápido de lo que un barman puede sacudir un martini.

Y por más que lo intente, no puedo venirme. No puedo. Todo lo que puedo pensar es que cuando gime, no es como suena el gemido de Lena.

Èl gruñe cuando terminamos.

Miro el reloj de la mesa auxiliar y veo que llevamos veinte minutos en eso y me lamento internamente.

Me encuentro deseando, ¡Joder! Si tan solo pudiera hacer esto con Lena durante veinte minutos. Con Lena, tuve que luchar por no venirme. Con ella, podría terminar el juego en veinte segundos. Se sentía tan bien con ella.

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¡Estoy de vueltaa! Y con capitulo doble, espero perder actualizar mas seguido esta vez, pero mientras, disfruteen. 

It Made Me Think Of You // Supercorp AUWhere stories live. Discover now