Cap 4

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Luego del corto encuentro que tuvo con su amigo, y que él básicamente la echara, termino por regresar a casa. Ya se avía vuelto una costumbre que nadie notara cuando salía por las mañanas. Ahora se sentía más segura y despreocupada al entrar. Pero hoy era diferente, se encontraba frente a la puerta, la observaba y no quería ingresar. Se quedó frente a ella. Desde afuera podía oírse el movimiento, algo raro pues a esas horas nadie, además de ella, estaba despierto. 

Abrió la puerta y simplemente se quedó sin palabras. Derrepente el sentimiento de miedo la invadió. Pero no por ella, era por su hermana. La mayor se encontraba tendida en el suelo, con múltiples heridas en el rostro. Desde su boca corría un fino camino de sangre, como si hubiese estado vomitándola, eso explicaba también por qué se veía tan pálida y débil. Parecía querer hacer un desesperado intento por ponerse de pie, pero no podía.

Quería correr asta ella y preguntarle que estaba pasando, no se movió de su lugar. A un lado estaba su madre, apenas noto su presencia junto con su padre. Ambos ni siquiera deparaban en ella, solo miraban a su hermana sin hacer nada, esto la desconcertó ¿Por qué no la ayudaban?

—¿! En serio fuiste tan estúpida para creer que no nos daríamos cuenta de lo que hacías!? —le oyó gritar a su madre.

 En ese momento todo cobro sentido. La habían descubierto. Ya lo sabían todo y su hermana hora estaba sufriendo las consecuencias. Akane se mantenía en silencio, no respondía ante los gritos e insultos de su madre. La falta de reacción solo logro que la última se enfureciera más. Se acercó a paso decidido y termino por propinarle un fuerte golpe en el rostro a la peli-morada mayor. Anny contuvo el aliento por unos segundos.

—Eres una completa desagradecida. Después de todo lo que hemos hecho por ti. Te dimos todas las herramientas para que lograras convertirte en una princesa y tú solo lo desechas todo yéndote por ahí con quien sabe que tipo de personas —soltó. Cada palabra venía cargada de odio y asco hacia quien iban dirigidas —Sabías perfectamente claro que una princesa no puede tener relaciones con hombres, es una regla básica ¡¿puedes siquiera pensar que habría pasado con el nombre de nuestra familia si alguien te hubiera visto?! 

Akane se mantuvo muda, jamás la interrumpió ni mucho menos negó sus acusaciones. Se habría mantenido así de no ser por Anny. Fijó su vista en su hermana menor y su expresión aterrada. Sintió una profunda impotencia.

—¿y crees que me importa? —musito entre dientes.

Sus padres la observaron indignados. Esta vez fue su padre quien hablo —¿Qué dices?

—Eso, creen que me importa su reputación, y es más, ¡¿en serio creen que quiero ser una estúpida princesa?!. Todo este tiempo he hecho solo lo que ustedes quieren, ¡¿alguna vez se preguntaron que es lo que yo quería o al menos si sus hijas eran felices?! No, porque a ustedes solo les importa lo que los demás piensen de su familia perfecta —se comenzó a sincerar—He pasado toda mi vida intentando complacerlos. Jamás tuve amigos. Nos tienen aquí encerradas como animales. Intente cumplir con todas sus tonterías contal de que dejaran a Anny en paz, pero para ustedes nunca es suficiente, no les basta con quitarle la libertad a una hija, ¡¡deben arruinarle la vida a las dos!!

Un pesado silencio se expandió en esa habitación. Akane había sacado todo lo que tenía dentro y sabía que aquello tendría consecuencias, pero poco le importaba. Sus padres quedaron atónitos, la verdad era cruel.

—Eres despreciable... Oficialmente estás expulsada de esta familia. Jamás vuelvas a aparecerte, ni intentar comunicarte, y mucho menos vengas a rogarnos por algo de misericordia —hablo su padre, al instante salió del lugar.

Su madre apenas reaccionaba, solo le dirigió una última mirada y unas palabras antes de desaparecer— Te quiero fuera de aquí cuanto antes.

Anny estaba helada, aún no acababa de procesar todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Hace apenas un día las cosas estaban bien, al menos eso creía, y ahora acababa de oír a sus padres echar a la calle a su hermana. No podían hacer eso, era su hija. 

Por su parte, Akane se levantó lentamente del suelo y comenzó a subir las escaleras en dirección a su habitación. La menor, en cuanto pudo, subió rápidamente tras de ella. Al llegar a la puerta logró verla agarrar y meter cosas a toda prisa dentro de un bolso. 

—¿En serio te irás? — Le pregunto Anny, logrando que su hermana detuviera sus acciones.

—Sí, ya los oíste, no tengo nada que hacer aquí 

—Pero no puedes, somos una familia

—Ahora no lo comprendes, pero te diré algo, si alguna vez tienes la oportunidad huye de aquí. Esto nunca fue una familia Anny, te aseguro que no —dijo mientras volvía a guardar cosas en su bolso.

Se quedó pensando en sus palabras. Eso era imposible, ella jamás podría escapar de ahí. Akane parecía tener todo lo necesario, pues paso junto a su hermana en dirección a la salida, deteniéndose con la intención de despedirse.

—Pero que hay de mí, ¿yo no soy tu familia? —la interrumpió Anny—¿Y qué aras, a donde planeas ir? 

Realmente no quería que su hermana se fuera. Como podría vivir sin ella. Su hermana era la única en su hogar en la que realmente confiaba. Se sentía horrible. Cuando todo sucedió ella no hizo nada, se quedó callada. Talvez podría haber hecho la diferencia. Akane la observó con arrepentimiento. La conocía y sabía que su hermanita se estaba culpando a ella misma de todo. 

—Subiré la torre... Si, eso are. Pero te prometo que intentaré volver por ti, no dejaré que te hagan lo mismo que a mí, es una promesa. Y jamás olvides que eres muy importante para mí. Somos familia —prometió.

Esas fueron las últimas palabras que compartirían por mucho tiempo. Akane salió de la habitación, dejándola completamente sola. 

Tᴏᴡᴇʀ Oғ Gᴏᴅ | 𝑲𝒉𝒖𝒏 𝑿 𝑶𝒄 (Pausada)Where stories live. Discover now