ya era de mañana, otra vez, a pesar de que Akane se avía ido asé solo dos días la extrañaba demasiado, junto con ese sentimiento de nostalgia también vino a mi mente el único amigo que e tenido asta ahora, me que estaría haciendo ¿abra ido a el bosque creyendo que yo estaría allí? tal vez piense que no me interesa verlo otra vez
mientras todas esas preguntas pasaban por mi mente mi atención se posiciona en el regalo que anteriormente me avía dado el tío jinsung, este se encontraba en una mesita a un lado de mi cama, avía olvidado abrirlo
con bastante pereza me deslizo asta el borde de la cama y abro el regalo con delicadeza de no romperlo, se nota que se esmero mucho envolviéndolo
al tenerlo ya abierto caí en cuenta del hermoso collar que tenia en mis manos, este tenia forma de una pequeña brújula con un minúsculo diamante en el centro que lo hacia ver delicado
-definitivamente es algo que elegiría jinsung- me dije a mi misma sonriendo por el detalle
enseguida me pongo el collar y noto que aun avía algo mas, junto a el collar avía una nota escrita a mano por el antes nombrado
"busca tu libertad" decía, me pareció extraño que solo dijera eso, seguramente tenia prisa
(...)
ya cambiada me dirigí asía el comedor donde desayunaba con mis padres todas las mañanas
-buenos días querida- me saludo mi madre en cuento tome asiento junto a ellos
-buenos días- respondí cortante, esto no precio importarles y comenzaron a desayunar en silencio
el silencio me estaba poniendo realmente incomoda, dirigí mi mirada a mis padres quienes parecían indiferentes, no logre mantenerme mucho mas tiempo en silencio y lo solté
-enserio no extrañas a Akane?- pregunte en dirección a mi madre la cual detuvo su acción
se levanto de su lugar sin mirarme -en unos minutos comenzara tu entrenamiento, se puntual- dijo y salió de la habitación mientras mi padre solo nos observaba en silencio
-aunque no lo parezca realmente la extraña, es su hija- finalizo mi padre para después salir de la habitación dejándome sola
No me quedo más que levantarme e ir a prepararme para el entrenamiento. Llegué a la misma habitación de el día de ayer, Toque y esperé a qué respondieran, resiviendo una respuesta positiva
Al entrar lo primero que llamo mi atención fue una jaula en el sentro de la habitación, está contenía 3 lindos conejos blancos y mi madre esperaba sentada junto a esta
-asercate- me ordenó, Me ubique de pie delante de ella
-¿para que son los conejos?- pregunté, luego de buscarle una explicación sin éxito
-ya entenderas- prosigio a ponerse de pié, abrió la jaula tomando uno de los conejos al azar y dejándolo en una mesa que se encontraba delante de mi, yo la mire sin entender
-quiero que utilizes tu abilidad para asesinarlo- explico cómo si no fuese la gran cosa
- p-perdón?- pregunté sorperendida, como podía pedir que le quitará la vida
-como oíste querida, quiero que con tu abilidad le cortes la sirculacion al animal- volvió a explicar
-yo no se cómo hacerlo- le dijo esperando que lo dejara pasar
-solo deja que te observé unos segundos y luego imagina que la sangre en su cuerpo deja de fluir, es Fasil, a tu edad ya deberías controlarlo perfectamente-
me aserque más a el pequeño animal y lo miré por unos segundos, este parecía tranquilo, apuesto a que nisiquiera imaginaba lo que estaba pasando a su alrededor, sin darme cuenta estaba temblando, no quería matarlo, el no lo merecía, estaba perdida en mis pensamientos asta que mi madre me interrumpió
-apresurate, no tenemos todo el dia- me reprimió mi madre ya bastante irritada de esperar
- l-lo siento- rápidamente me volví a consentrar
Esperé a que el pequeño animal me mirara, luego seeee los ojos y con algo de dificultad imaginé como la sangre en su cuerpo simplemente dejaba de fluir
Al abrirlos pude notar como el pobre conejo se retorcía de dolor, tras unos segundos dejo de moverse, ya estaba muerto y yo lo avía echo
-bien echo, ves no fue tan difícil, quiero que sigas lo mismo con los demás para cuándo allá vuelto- me ordenó para luego salir de la habitación
En cuanto oí la puerta serrarse caí al suelo, sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas
-...lo siento, lo siento, lo siento tanto- no para de decir a el animal que ya no me escuchaba, me sentía tan culpable
Mire a los otros dos conejos que quedaba en la jaula, como pude me puse de pie y me aserque a esta, la abrí y tome a uno
-perdon, no sentirás nada, tranquilo- le dije mientras lo acariciaba - encerio espero que tú también me perdones-