CAPITULO 47 - Dudas

6.8K 576 156
                                    

El tiempo vuela cuando se es feliz. Para Misaki pasaron tres semanas en un abrir y cerrar de ojos. Apenas un suspiro poco profundo. Sus días concurrieron entre besos tiernos con su alfa cuando no estaba trabajando, risas con su hijo, sermones de Takahiro por estar de calenturiento y cocinarle a la torre junto a los otros guardias para compensarles por toda la ayuda y el esmero que dedicaban para cuidarlo a él y a Haruki.

Si, era real e intensamente feliz.

Si bien sus traumas permanecían latentes en su mente, con la ayuda de su psicólogo y la comprensión de quienes amaba, lentamente iba sobrellevando las cosas.

Por otro lado, se sentía completamente seguro dentro de su hogar, esa magnífica cabaña que Asami le regaló la navidad pasada. Rodeado por enormes muros y de sus guardias, se creyó completamente inalcanzable para aquellos que deseaban causarle algún daño.

Todo en su vida sería perfecto... si tan solo pudiera tener sexo completo con Asami.

Misaki suspiró sentado en un cómodo sofá blanco. Su mentón se apoyaba en la mano izquierda, sus piernas dobladas bajo una suavecita frazada y su mirada perdida en el lago que estaba completamente congelado.

No le parecía justas muchas cosas: que se perdiera la primavera en ese precioso jardín, que su teledrama favorito no tuviera el final deseado, que Nii-chan lo mirara con ojos asustados cada que perseguía a Asami para... bueno, no hay necesidad de decir esa clase de cosas. Lo que más le mortificaba es que ya no podría seguir leyendo The Kan. Si bien el mangaka fue un monstruo que le causó mucho daño, su corazón no podía odiar su manga favorita. Después de todo, ¿Qué culpa tenía esa maravillosa obra?

Su corazón sangraba cada que recordaba que el mundo sufrió una gran pérdida. Si tan solo le hubiese pedido a Asami que no lo matara, de ese modo podría atarlo en con fuertes cadenas mientras la torre lo obligaba a continuar dibujando. ¿No sería una situación perfecta?

Volvió a suspirar profundamente.

―¿Qué tanto suspiras? ―Takahiro le preguntó mientras entraba con la torre tras de él cargando a Haruki.

Misaki giró su rostro para verlos. No pudo evitar pensar que su bebé era tan diminuto al lado de la torre que éste podría cubrir casi todo su cuerpo con esa enorme mano.

¿Qué diablos comió ese tipo para que creciera tanto?

―Quiero salir al jardín pero está nevando... ―dijo sin revelar sus pensamientos.

―Tu cuerpo está débil, no debes someterlo a temperaturas tan extremas.

―Lo se... además se lo prometí a Ryuichi...

―Es bueno que le hagas caso. Últimamente estas demasiado... inquieto...

Misaki miró de nuevo hacia la ventana. Lo que su hermano decía era cierto. Desde que volvió deseaba salir constantemente al jardín sin importarle el clima, solo para ser detenido por uno de los tantos que lo vigilaban constantemente. Cuando se ponía terco, Takahiro o los guardias llamaban a Asami para persuadirlo y después de unas tiernas palabras en el celular, el omega se rendía y volvía al interior para continuar encerrado.

¿Quién podía culparlo? Pasó meses dentro de cuatro paredes añorando poder volar y escapar de esa habitación. Deseaba tanto respirar aire fresco y sentir que era una persona normal de nuevo.

Pese a sus intensos deseos por salir al exterior, no pudo resistirse a la voz preocupada de su alfa.

Hablando de Asami. Misaki también estaba molesto por el comportamiento extraño que el mayor tuvo los últimos días. Llegaba muy tarde a casa a dormir diciendo que estaba muy cansado. Cuando despertaba, lo hacía en una cama vacía. No importaba que tan temprano abriera sus ojos, ya nunca podía encontrarlo.

UN OMEGA TIERNO PARA UN VIOLENTO ALFAOnde histórias criam vida. Descubra agora