CAPITULO 31- Despertar

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La torre estaba tocando la puerta mientras molestaba a su pequeño jefe. Nunca se imaginó que estuviera corriendo ningún peligro, lo más que pensó es que entró para hacer del uno y lo acosó el dos. Él entendía que cuando el animal ataca, hay que dejarlo salir.

El olor a sangre entró a sus fosas nasales como un rayo en plena tormenta. La reacción del enorme guardaespaldas fue rápida, entrando rápidamente para descubrir a Misaki tirado en el suelo y rodeado por un charco de sangre.

Apenas si fue consciente de que la pequeña ventana estaba abierta porque buscaba algun rastro del culpable, pero la mezcla de olores le impidió determinar quién pudo hacerle eso al omega. No salió corriendo a buscar a quien fuera que se escapó por ese pequeño orificio en la pared, su única prioridad en ese momento era llevar a Misaki a urgencias para ser atendido lo más pronto posible. No dudó en ponerse de rodillas y tomar en brazos a aquel frágil joven que parecía demasiado lastimado.

La torre corría por el campus de la universidad bajo la mirada atónita de todos, no le importó llamar la atención o que esos pedazos de mierdas comenzaran a tomar fotos, necesitaba llegar al auto en el término de ¡ya mismo!

El conductor lo vio desde lejos sin entender qué diablos estaba sucediendo, pero pronto notó el pequeño bulto que cargaba en sus brazos como si fuera un cristal delicado. Tardó solo un segundo en subirse y encender el auto arrancando, para meterse dentro de la universidad importándole una mierda si mataba a más de uno en el proceso... por fortuna todos se alejaron rápidamente salvando sus vidas.

La torre se metió en la parte trasera del auto aun con el omega en sus brazos. Estaba jadeando y con los ojos hechos una furia. Siempre sostuvo el cuerpo desmadejado de Misaki sin apenas moverlo pese a que buscaba en sus bolsillos su teléfono móvil para llamar a su jefe.

Tuvo miedo de la reacción de Asami, de que fuera asesinado por su negligencia y aunque esa llamada podía ser su sentencia se muerte, no titubeó ni un instante en hacer la llamada. Nunca se perdonaría si Misaki despertara y no encontrara a su alfa para tranquilizarlo.

―¿Qué sucede? ―Asami no tardó en responder. Sabía perfectamente que si la torre se comunicaba con él directamente es porque algo muy serio sucedió.

―¡JEFE VAYA AL HOSPITAL!

―¿Por q...?

―¡MISAKI ESTA HERIDO! LO VEO MAL... JEFE...

Asami no preguntó que sucedió, cortó la llamada y salió corriendo como un demente mientras sentía que su corazón luchaba por no romperse allí mismo.

¡Sabía que algo le estaba pasando a su omega!

Desde hace un rato sentía una angustia inexplicable. Una sensación de que su corazón era tirado a través de una cuerda invisible y el único que tenía acceso era Misaki.

Intentó por todos los medios ser racional. Después de todo Misaki estaba en la universidad con uno de sus mejores hombres cuidándolo. ¿Qué podía sucederle? No debería sufrir mayor daño que el cortarse con la hoja de un libro al voltear la página.

Pese a todos sus pensamientos racionales y continuos intentos por alcanzar un poco de paz, sus temores seguían aumentando con cada segundo que pasaba. Cuando la llamada de la torre entró en su celular sintió que un peso se instalaba en el centro de su pecho, la sangre se le heló y su cerebro únicamente podía pensar en correr al lado de su omega.

Ahora que supo que su amante fue lastimado quedó en medio de dos fuertes sentimientos que lo aplastaban lentamente. Por un lado, la angustia por saber que tan mal estaba y por otro, la rabia hacia el infeliz que se atrevió a tocarlo. No le importaba quien fue el malnacido que lastimó a Misaki, iba a asegurarse de que pagara muy caro su atrevimiento.

UN OMEGA TIERNO PARA UN VIOLENTO ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora