CAPITULO 24 - Encuentro inesperado

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Hisa estaba de pie en medio de la sala con la boca abierta y la mirada golosa, sus sentidos estaban enfocados en aquel papi rico delicioso que la observaba con ojos fríos y brazos cruzados, mientras esperaba una respuesta que su pobre cerebro no logró procesar.

¿Quién podía juzgarla?

Ante ella se encontraba un Alfa goteando agua de su oscuro cabello, las cristalinas gotas se deslizaban por su perfecto y masculino rostro para luego saltar al abismo pecaminoso que era su pecho. Si, ¡el tipo no llevaba camisa!

Hisa siguió con sus ojos todo el recorrido de una gota, envidiando terriblemente la manera en que la afortunada besaba cada uno de esos muy marcados abdominales, hasta morir justo en la pretina del pantalón que llevaba puesto.

Fue imposible contener el impulso de morderse el labio mientras su mirada se enfocaba en cierta zona del cuerpo que orgullosa develaba su grandeza.

Suspiró pesadamente recordando cuando Misaki entró asustado a su oficina para presumir lo enorme que era su alfa. ¡Era tan afortunado! Aunque ella también era alfa, no tenía ningún problema en someterse ante aquel espécimen que comenzó a elevar una ceja mientras le preguntaba con tono irritado.

―¿Se te fundió el cerebro o qué?

―Siii... es decir... no, no señor ―la pobre Hisa se esforzó mucho por levantar la mirada hacia el rostro de su jefe ¡pero que sacrificio tan grande!

―¡Respóndeme de una vez!

Aturdida trató de enfocar su mirada algo perdida, no pudo evitar el deseo de preguntar: ¿perdón, me lo repite? Pero no era suicida y sabía que aquel alfa deseaba cortarla en trozos. Al final y luego de exprimir la única neurona que sobrevivió al ataque despiadado del sensual Asami, logró recordar que le preguntaba el lugar donde pensaba llevar a Misaki.

―Solo lo llevaré a un spa para unos masajes, la dirección y los datos los envié previamente a Kirishia quien aprobó el lugar. Solo trabajan allí betas, no hay alfas.

―¿Estas segura?

―Completamente señor.

―Pero atienden alfas.

―No lo hacen, señor.

Asami enarcó una ceja y extendió una mano con la palma hacia abierta, moviéndola de arriba abajo frente a Hisa para aclarar que ella era un alfa y sería atendida en el lugar. Inmediatamente comprendió a que se refería su jefe sin necesidad de palabras y soltó una carcajada.

―Yo no cuento.

―¿Cómo es eso?

―Estoy enamorada de un beta, por un lado y por el otro ¿Qué le puedo hacer a Misaki?

―No sé, ¿seducirlo?

―No creo que eso funcione. Algo le falta a mi cuerpo pero que estoy segura es necesario para lograrlo.

―¿Qué es? ―la mirada fija en ese enorme paquete precariamente escondido bajo una delgada tela, fue toda la respuesta que Asami necesitó, carraspeó sintiéndose incomodo por primera vez en su vida ¡esa mujer lo desnudaba con los ojos!―. Entiendo, entonces todo está bien. Asegúrate de que Misaki no sufra ningún daño o pagaras las consecuencias.

Hisa lejos de asustarse hizo un gesto con la mano restándole importancia.

―Yo lo cuidaré como un bebé.

Asami observó a la mujer sintiéndose desconcertado y molesto al ser observado como un trozo de filete. Sin embargo, Misaki la tenía en gran estima y él lejos de molestarse le agradecía que protegiera y cuidara tanto de su omega.

UN OMEGA TIERNO PARA UN VIOLENTO ALFATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang