Amelie odia a su vecino, pero deberá casarse con él para que puedan unir sus reinos.
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¿Qué harías si despiertas como la princesa de un reino? Y, ¿si te dicen que debes casarte con un chico que detestas para poder unir sus reinos?
Amelie...
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Annelise caminó en silencio por el exterior del castillo; siguiendo a su hermana con la mirada. Observó a Rosalie salir con prisa poco después de terminar su desayuno, y buscar a Dominic en el patio. Ella no quería desconfiar de Rosie, pero la sensación que ocultaba algo la perseguía desde el día anterior. Casi no pudo disfrutar la fiesta por pensar qué habría ocasionado la afinidad que su hermana demostraba por el príncipe; creyendo que había algo más en su actuar.
Annie se escondió tras un árbol pequeño, ubicado cerca de una de las esquinas laterales del castillo, y procuró no hacer ruido. Acomodó la falda de su vestido, intentando que este pase desapercibido, y asomó la vista por un costado. Estaba muy lejos para poder escuchar algo, y apenas si veía; sin embargo, ese era el único lugar en donde podría ocultarse. No habían más árboles o arbustos en la zona; y acercarse a Rosalie parecería sospechoso. Era la primera vez que hacía algo como eso; pero la curiosidad era más fuerte que su sentido común.
La joven solo podía recordar todas las veces que su hermana le dijo que no quería casarse, y lo mucho que anhelaba cancelar ese compromiso. Annelise siempre apoyó a Rosalie, y le ayudó a asimilar la idea del matrimonio desde el momento que sus padres comenzaron las negociaciones con los Van Dijk. Sin embargo, después de conocer a Dominic, su hermana se tornó más reacia con el tema de la boda; reiterándole que no deseaba desposarlo. Y, ahora, mágicamente; parecían haberse convertido en mejores amigos. Rosie siempre fue algo tímida, y le costaba entrar en confianza con las personas; pero se mostraba bastante cómoda con el príncipe. Annie notó que las actitudes de su hermana empezaron a cambiar durante los últimos meses, y ella solo podía pensar en descifrar cuándo fue el momento exacto en que sucedió eso.
─¿Te gusta espiar a tus hermanos? ─Preguntó una voz masculina tras ella; sacándola de sus pensamientos.
Annelise se sobresaltó, girando de golpe; no esperaba que alguien fuese a encontrarla. Escaneó con rapidez el rostro del muchacho que le habló; pensando qué decir sin lucir nerviosa. ─No espiaba─. Atinó a responder, seria.
Kenneth se mostró incrédulo al escucharla; sonriendo con sorna. Se notaba que ella era mala mintiendo. ─Entonces, ¿por qué estabas aquí, oculta entre los arbustos, observando a nuestros hermanos conversar? ─Cuestionó; cruzándose de brazos.
Annie levantó una ceja al escucharlo, llevando una mano a su cintura. Él había dado demasiada información como para haber llegado hacía unos segundos. Ellos apenas si intercambiaron unas cuantas palabras la noche anterior; después de su primer encuentro, y él se mostró mucho menos perspicaz de lo que parecía ahora.
─Creo que has sido tú quien estuvo espiándome a mi─, aseveró, frunciendo el ceño─. A menos que me hayas seguido, no entiendo cómo pudiste saber tantas cosas─. Recriminó, sintiendo molestia por su interrogatorio. Ella sabía que debía mantener un perfil bajo en presencia de los Van Dijk, pero se le dificultaba quedarse callada frente a Kenneth.
