Dominic blandió el florete en el aire, con un certero movimiento de muñeca. Hacía mucho no empuñaba un arma, y sonrió al ver que no había olvidado lo que aprendió. Él examinó la que le dieron con detenimiento, pensando en lo diferente que era, en comparación con las que tenía en el Valle. El sable que utilizaban en ese mundo para el esgrima, era bastante liviano, y con una hoja muy delgada. Terminaba en una punta roma, y le extrañó que no tuviera filo. Sería casi imposible defenderse en una batalla con un arma como esa.
Desde que era pequeño, Dominic había practicado con espadas reales; capaces de infligir un daño real a las personas. Cuando Jones consideró que estaba listo para dejar la espada de madera; él se acostumbró a usar armas de mayor peso. Aprendió a empuñarlas sin cortarse, y a hacerlas girar en el aire para atacar. Aunque manipular el florete era más sencillo, él extrañaba las espadas convencionales.
Nick tuvo que pedir al instructor de la academia, que le preste un arma para practicar. Él conversó con Rebecca por días para convencerla de comprarle el uniforme; y ella le prometió que obligaría a Michael a darle el dinero necesario. El joven sonrió al oírla, su nuevo padre seguía molestándose cada vez que escuchaba la palabra esgrima.
─Tristán no va a durar mucho en esto; apenas si le gusta correr─. Susurró Michael en la cocina; viendo a su esposa─. Cómprale el uniforme, pero no la espada. No podemos seguir despilfarrando en sus caprichos; mucho menos cuando estamos cerca de saldar la deuda con el banco.
Dominic regresó a la sala en silencio, antes que ellos se dieran cuenta que estuvo escuchando su conversación. Él haría que Michael se trague sus palabras, y le demostraría que el deporte no era un capricho. Por un segundo, pensó que Thomas sí lo habría apoyado; a pesar que lo único de lo que él hablaba, era de su compromiso con Rosalie. En ese instante, Nick no sabía cuál de sus dos padres era peor. Lo único que lo consolaba, era saber que Rebecca era buena madre; mucho mejor que Anna inclusive.
Nick salió temprano de su casa, y caminó hasta la academia; llevando una mochila con la careta y una botella de agua. Algunas personas lo miraban con extrañeza por la calle al verlo con el uniforme puesto; pero no le importó. Él solo quería llegar al local y comenzar con el entrenamiento; estaba emocionado por volver a hacer ejercicio. Lo recibió la recepcionista que le ayudó a firmar el documento de inscripción; indicándole cuál era el ambiente en que practicaría.
La cancha deportiva era bastante grande, y estaba bajo techo. El piso era de madera, con las marcas que separaban los espacios en que se colocaban las parejas para los duelos de esgrima. Dominic sonrió, pensando que sería una experiencia interesante. Él siempre había practicado en el campo, al aire libre.
La primera media hora de clase fue de calentamiento, y luego el entrenador Jackson les explicó las reglas, junto con dos fundamentos del esgrima. Nick prestaba atención, a pesar de ya conocer los movimientos de ataque. Él sintió que la lección era muy básica, y solo esperaba que inicie el momento de los combates. Solo enfrentándose a alguien podría comprobar que todavía recordaba lo que aprendió.
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Realeza Inesperada
Teen FictionAmelie odia a su vecino, pero deberá casarse con él para que puedan unir sus reinos. ************ ¿Qué harías si despiertas como la princesa de un reino? Y, ¿si te dicen que debes casarte con un chico que detestas para poder unir sus reinos? Amelie...