147: Persecución continua

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Qin Yining se sentó remilgadamente en la silla meigui [1] mientras Pang Xiao se inclinaba aún más hacia ella. Sus rostros estaban extremadamente cerca el uno del otro, y ella casi podía oler la fragancia que sabía que era única de él.

Su corazón de repente dio un vuelco y luego comenzó a latir con fuerza. Nubes rosadas revoloteaban por sus mejillas, y sus ojos parecían brillar cada vez más intensamente por la irritación. Esta persona es tan...

Ya casi no podía discernir sus sentimientos hacia Pang Xiao. Ella estaba enojada por lo descarado que era, haciendo las cosas a su manera, pero en el fondo de su corazón, no podía evitar conmoverse.

Pero, pero.. si realmente aceptaba este jardín así, el emperador definitivamente sospecharía que su padre tiene pensamientos de traición, sin dejar atrás la ofensa que tomaría la tramposatriz. No tenía derecho a decidir si uniría su destino con Pang Xiao, porque en sus manos también estaba el destino de toda la familia Qin.

En este momento, Qin Yining de repente se le ocurrió una idea. ¿Qué bueno sería si Pang Xiao no fuera del Gran Zhou, o si las relaciones entre sus dos países no fueran tan incómodas? ¿O no sería bueno si yo no fuera una hija de Qin y él no fuera el hijo de Pang Zhongzheng?

Había demasiado entre los dos.

Pang Xiao, por otro lado, no estaba dispuesto a perderse la más mínima onda en sus emociones. La miró con atención, las mejillas enrojecidas y los ojos muy abiertos eran un testigo silencioso de lo conmovida que estaba. Sin embargo, la mirada que se oscureció gradualmente y los labios fruncidos inconscientemente también expresaron su impotencia y reconocimiento de la situación. No era tonto, inmediatamente entendió sus preocupaciones.

De hecho, Qin Yining se levantó y miró directamente al príncipe para responder con rectitud:

—No puede haber recompensas sin los servicios prestados. No tengo absolutamente ninguna relación con su alteza, entonces, ¿cómo puedo aceptar un regalo tan valioso? Por favor, retire su regalo.

Un rechazo tan firme despertó a las mujeres de las fantasías que habían surgido de esa ardiente confesión. Aquellas con una comprensión más clara de los asuntos nacionales entendieron lo que había hecho la cuarta señorita Qin. Por supuesto, todavía había algunas que la maldijeron como una tonta estúpida.

¿Qué tipo de persona era el joven príncipe Pang? ¡Era la fortuna acumulada de ocho generaciones que se dignara a mostrar su favor de una manera tan ferviente! ¿Cómo se atrevía a rechazarlo tan cruelmente con algo como "No tengo absolutamente ninguna relación con su alteza"? ¿No temía que el príncipe la despedazara en un repentino ataque de furia?

La atmósfera se congeló, y justo cuando Sun-shi se puso de pie por la preocupación de que Pang Xiao le retorciera el cuello a su hija en una momentánea oleada de ira, el príncipe se echó a reír.

—Todavía no piensas mucho en mí, ¿eh? Mi pobre autoestima está siendo pisoteada por tu culpa. —De hecho, había abandonado el uso formal de "este príncipe".

—Por favor, cuide sus palabras, alteza. —Qin Yining frunció el ceño—. Estoy segura de que ahora entiende claramente los asuntos entre nosotros. No caminamos por el mismo camino, respete esos límites.

—No importa si recorremos caminos diferentes. Vendré a pasear en el tuyo. Me gustas y quiero hacerte feliz, pero eso es asunto mío y no tiene nada que ver contigo.

Los ojos de Qin Yining se abrieron de pura incredulidad. ¡¿Exactamente qué tan fuerte era la voluntad de este príncipe?! ¿Cómo es capaz de decir todo esto con seriedad en público y frente a una audiencia?

El regreso de la golondrinaWhere stories live. Discover now