17- Declan.

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Abrí mis ojos ante el sonido de mi celular vibrando, me senté en la cama y pasé mis manos por mi rostro. Algo moviéndose en la cama me sobresaltó, al volver a ver encontré el rubio cabello de mi novia.

Me apresuré a apagar la alarma.

Debía admitir que había olvidado por completo la presencia suya en mi casa. Dormía tan tranquila que en realidad me daban ganas de quedarme un rato más con ella. Lastimosamente ya estaba fuera de gira y debía volver a la costumbre de entrenar a las seis de la mañana.

Me encerré a mi mismo en el vestidor a cambiarme de ropa para que la luz no molestara su sueño. No tenía idea de qué tanto le había costado dormir pero si pensamos en los diferentes horarios que tenían nuestras ciudades no dudaba en que le costara.

Antes de salir de la habitación me senté en la cama y besé su sien. Sentí de inmediato el frío de otoño al cerrar la puerta y extrañé las sábanas y la rubia en ellas.

Antes de bajar al gimnasio, donde muy posiblemente ya estuviera mi entrenador en camino así que pasé por una manzana a la cocina y me la comí camino al gimnasio.

Como aún no había llegado el buen hombre decidí empezar a correr como calentamiento en lo que él hacía acto de presencia. Unos diez minutos después de estar corriendo como estúpido llegó al fin.

Y así comenzó mi entrenamiento. En la pantalla dejamos música para motivarme mientras me torturaban haciéndome desplazarme por toda la habitación en posición de sentadilla y con una liga dificultando el asunto.

- ¿Te molesta si hago yoga?- oí una vocesita en la puerta, me distraje de las pesas para volver a verla.

- No, ahí están los tapetes.- señalé con la cabeza la pila de alfombras para hacer ejercicio que por alguna razón había aquí.

Solo vivíamos tres personas, de esas solo dos hacíamos ejercicio y ocasionalmente Declan, no me explicaba por que habían unos diez tapetes en mi casa.

- No sabía que haces yoga.- comenté levantando la barra olímpica con más de treinta kilos arriba.

- Es el único tipo de ejercicio que puedo hacer sin tener ataques.- se encogió de hombros dejando el tapete en el suelo.

Se puso sus audífonos y comenzó a seguir una guía en su teléfono de cosas qué hacer. Me encontré a mi mismo distrayéndome viendo su trasero mientras hacía un ejercicio de espaldas.

- ¿Ya vas a concentrarte o prefieres que te deje solo con tu novia?- se cruzó de brazos Louis, mi entrenador.

Ella pareció no percatarse de lo que dije por la música que debía tener en sus audífonos. Unos diez o quince minutos después de haber empezado con su entrenamiento lo finalizó.

Desearía yo también poder recoger el equipo e irme pero el problema de ser un sex symbol es que debía entrenar mucho para tener este cuerpo.

Tras una hora y media más o menos desde que empecé al fin mi entrenador me dijo que podía irme con Abby, a quien noté, no presenté y a él no le interesó mucho conocer.

Al subir las escaleras de nuevo me encontré a Emrik diciéndole algo en voz baja a Abby, fruncí el ceño acercándome como el chismoso que soy para ver de que hablaban.

- Buenos días, Em.- dije al notar que Abby parecía incómoda en la conversación. Abrí la refrigeradora buscando una botella de agua fría y al volver a verlos de nuevo ambos me miraban.- ¿Cómo estás?

- Estoy bien, venía a decirte que hoy tienes que ir al estudio.- dijo, haciéndome fruncir el ceño.- Las chicas movieron la fecha de grabación y se te va a necesitar ahí.

Música en Mí. [TERMINADA]Where stories live. Discover now