#67

700 75 13
                                    

—¿Qué ocurre, Princesa? -Pregunto Daniel luego de que volviese a meter mi cabeza hacia dentro del auto, era la terceras vez que hacia gárgaras con esperanza de que todo acabe. Es simplemente asqueroso.  

Sin importar que haga, el sabor a césped mezclado con quizá algún animal muerto bañado en sus propias heces no desaparece de mi boca. Desde que Keira esta dormida el verde agua me obliga a comer una serie de plantas medicinales que, según él, me protegerán ahora que me encuentro mas ''vulnerable''. En un principio me parecía una buena idea, después de todo, aunque simplemente no sea capaz de pasar a mi forma lobuna, el ingerir plantas medicinales sonaba de alguna manera divertido. O al menos ayudarían a mi cuerpo en algo. 

La primera vez que aquella hoja entro en mi boca, casi al instante, pude sentir un claro sabor a menta inundar todo mi ser, pero a medida que fui masticándola este refrescante gusto fue transformándose gradualmente a uno mas amargo, a tal punto que se me hizo sumamente difícil mantener mi misma expresión mientras intentaba contener las ganas de escupir aquella extraña medicina.

—No te preocupes, estoy bien -Le sonreí en un intento por calmarlo. Volví a colocar la cabeza de mi amada sobre mis piernas para que pudiese continuar durmiendo en lo que quedaba de recorrido- Solo comí algo con un sabor un tanto asqueroso -Solté una pequeña risa. 

Si tan solo supiera que llevo comiéndolo hace una semana... Es increíble que aunque el sabor que permanece en mi lengua, por culpa de esa planta, sea espantoso mi aliento por el contrario sea sorprendentemente bueno, conservando el refrescante olor a menta. Si tan solo ese fuese su gusto.

»»»»»:«««««

—Oh, Rose... Que bueno volver a verte -Pronuncie luego de ser completamente ignorada por esta. Al juntar nuestras miradas le sonreí, después de todo tengo que mantener la compostura. No pase horas con Lukas en sus estúpidas clases de etiqueta para nada- Tan animada como siempre. 

Con una falsa suavidad en mis movimientos aparte su mano del pecho de Daniel, desde que sabe de la existencia del collar que él posee, hace todo lo posible para tocarlo. Sigue con su estúpida idea de que el regalo que le hice a mi mate es perfecto como un presente entre el tatuado y ella, como prueba de su futuro compromiso. Simplemente ridículo.

Sin disimular su descarado coqueteo continuo platicando con el de extraño color mientras caminábamos hacia su vivienda. Al estar en su manada tiene mas confianza en que no hare nada que pueda dañarla de alguna forma. Si tan solo supiera que esa teoría esta completamente errada. 

Pelusa al conocer el camino comenzó a caminar pocos pasos por delante mío. Estamos mas unidas que de costumbre, si bien siempre nos mantuvimos juntas desde que nos asentamos en la manada del Este, nos dábamos de alguna forma mas libertad la una a la otra, o al menos así fue hasta que bebí del café con esencia purpura... Es como si supiese que no puedo transformarme, ni protegernos de forma tan efectiva a ambas, por lo que ella esta tomando el papel de guardiana. 

La mano de Daniel se entrelazo con la mía en el momento exacto en el que intente apresurar mis pasos, oír la aguda voz forzada de la loba coqueta lastimaba mis oídos. Instintivamente sonreí mientras agradecía internamente por el silencio de Rose, misma que clavaba su posible furiosa mirada en mi. Realmente no me importa como me esta mirando, simplemente que continúe callada.

Al adentrarnos en la casa me vi en la obligación de estar presente en una conversación entre la loba coqueta y mi mate, en la cual no tuve ningún tipo de participación, nada mas allá de ser una maquina de abrazos para el tatuado y hacerle caras graciosas a mi amada, misma que respondía con una serie de aullidos bajos. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora